sábado, 19 de diciembre de 2009

Historia de Andorra

Historia, costumbres, fiestas, población, recetas

Los datos han sido tomados de varias publicaciones relacionadas al final, así como del

"Archivo del Ayuntamiento de Andorra".

ANDORRA

La Villa de Andorra, cabecera de la comarca Andorra-Sierra de Arcos, se encuentra enclavada entre el Valle del Ebro y el Sistema Ibérico a una altitud de 714 metros con una superficie de 142 km; tiene en la actualidad casi 8100 vecinos y es la tercera población en número de habitantes de la provincia de Teruel, constituyendo un caso único en su contexto geográfico. Situada en una provincia caracterizada por la constante pérdida de habitantes y su progresivo envejecimiento a lo largo del siglo XX, sobresale por su vitalidad demográfica, que le ha permitido triplicar su población en este último siglo. Posee la villa un ambulatorio de salud con asistencia de lunes a viernes y servicio de urgencias diario, cuatro farmacias, una guardería pública y otra privada, dos colegios de primaria y uno de educación especial muy bien valorado en todo el país por su eficacia, un instituto de enseñanza secundaria, un servicio de atención al consumidor, un centro de atención y prevención de drogodependencia, un centro de día para personas de la tercera edad y una residencia que cubre también las necesidades de atención y albergue de este sector tan numeroso en nuestros días.

UN POCO DE HISTORIA

No se sabe con certeza el origen de Andorra, ni mucho menos el o de su fundación, pero si hacemos caso a la tradición, podríamos decir que los primeros andorranos fueron unos colonos de la vecina Albalate. Que bien para dedicar al cultivo estas tierras, dotadas al parecer de una fertilidad extraordinaria, o para pastorear los ganados se establecieron en el nacimiento de la fuente del lugar o de los Tres Caños, próximo a lo que hoy se conoce como la Tejería. Fue allí donde construyeron unas pequeñas masías, que les servirían de albergue para ellos y sus animales, conocidas con el nombre de "Masadicas Royas" por ser de ese color la tierra con la que fueron construidas así como el terreno que las circundaba. Posteriormente, pastores del lejano valle de Andorra en el Pirineo bajaron sus ganados a pastar e invernar a las vastas dehesas que se extendían en derredor al primitivo poblado, hospedándose en aquellas humildes viviendas a cambio de un pequeño estipendio. Cuenta la leyenda que hallándose un devoto pastor alojado en una de aquellas primigenias casas origen de nuestra villa y viendo los dolores del hijo del matrimonio que lo alojaba, provocados por una hernia, les recomendó que se encomendaran a San Macario, venerado en su patria del Valle de Andorra y patrono a la sazón de los quebrados. Despertándose entonces una tremenda fe en los padres de la criatura, debido a la cual, al parecer de aquellas gentes, el niño sanó. Por lo que solicitaron al pastor que les enviase una imagen de su santo protector. El milagro pronto se extendió en el Valle de Andorra y al año siguiente el ganadero mandó una imagen del santo por mediación del mayoral. En un principio la imagen fue alojada en la capilla de San Julián, el primer templo del que se tiene noticia y primer patrono de esta Villa; pero, según la tradición, fueron tantos los milagros obrados por San Macario, que muy pronto le construyeron ermita propia, a la cual trasladaron su imagen desde la de San Julián. Pronto la fama y el aparente "buen hacer" del santo se extendió por los pueblos de la tierra baja, organizándose grandes romerías para visitarle y darle gracias, por lo que hubo que construir anexo a la ermita un albergue para hospedar a todos los fieles devotos. Según nos cuenta Mosén Generoso Vázquez en su libro Datos históricos de la Muy Noble Villa de Andorra, el santo era conocido en los pueblos de alrededor como San Macario de Andorra y debido a su repetición y a la extensión del término, el vulgo lo acortó. Así Las Masadicas Royas pasaron a conocerse como Andorra. Aunque la denominación de Andorra también podría derivar de su significado celta, "Puerta de. los Vientos" y, dada su localización, bien podría ser.

Nada se sabe del traslado de la población de aquellas primitivas viviendas situadas en lo que nuestros abuelos conocieron como el Regatillo de San Julián, hasta su localización actual, en los pies de la enorme y sólida roca rodeada de espeso pinar por aquel entonces, que más tarde se convertiría en castillo amurallado. Aunque lo más probable es que fuera por motivos de seguridad. Debido a que en plena reconquista estas tierras se encontraban en zona fronteriza, amenazadas constantemente por incursiones moriscas. De las murallas y el torreón del castillo sólo quedan los cimientos, posteriormente sería reconvertido en cementerio y en nuestros días es un emblemático parque-mirador junto a la ermita del Pilar. Las nuevas edificaciones se fueron extendiendo al abrigo del castillo, llegando a formar lo que hoy conocemos como calle Candela, la primera calle que tuvo esta villa. Mosén Generoso sitúa estas construcciones a principios o mediados del S XII.

Andorra entra en la historia documentada en 1149 al ser reconquistada a los árabes por Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón. Concediéndole éste al arzobispado de Zaragoza el castillo y villa de Albalate, así como todos sus términos, poblados, selvas, aguas y pastos. De esta manera, al pertenecer Andorra a Albalate, pasa a formar parte de los dominios del arzobispado de Zaragoza. Posteriormente, en el siglo XIII, el rey Jaime I el Conquistador concede a Andorra el título de Muy Noble Villa por la ayuda prestada por los andorranos en la toma de Valencia.

El 17 de abril de 1610 el rey Felipe III firmó en Valladolid la orden de expulsión de los moriscos aragoneses. En Andorra se expulsa a los habitantes de 152 fuegos o casas, es decir, unas 760 personas. Hoy sólo nos queda de aquellos convecinos el recuerdo en la memoria de los más viejos del lugar de la fuente del Moro, próxima al cruce entre las actuales avenida San Jorge y la avenida Dos de Mayo. Tras el enorme trauma de la expulsión, vendrán intentos de reconstruir y repoblar. Los tiempos siguientes serán de grandes dificultades económicas. La presión fiscal de la monarquía, la falta de mercado por la disminución de población, el creciente bandolerismo -reflejo del malestar social-, la guerra con Cataluña ... En este clima tiene lugar la independencia de Andorra. Que tiene lugar el 20 de marzo de 1613, concedida por el arzobispo Don Pedro Manrique. Posteriormente, el 21 de septiembre el rey Felipe III ratificará este privilegio.

Andorra fue siempre una villa principalmente agrícola y ganadera. Aunque ya se conocía la existencia de carbón en su subsuelo desde el siglo XIX, no es hasta el año 1914 cuando se empiezan a Intensificar las explotaciones de la zona dada la coyuntura favorable que supone la Primera Guerra Mundial. En el periodo de entre-guerras experimenta un ligerísimo aumento de población, que se verá truncado como consecuencia de la guerra civil, pero no será hasta la segunda mitad de los años cuarenta, en plena posguerra, cuando cambie su estructura económica de forma radical. Con la llegada de la Empresa Nacional Calvo Sotelo, que se instala en el otoño de 1944, se crea un grupo minero y como resultado de ello, la villa se convierte en un importante foco inmigratorio, aumentando de manera espectacular su población en el periodo que va entre 1945 y 1955. En esos años se abren nuevas minas a lo largo de la Val de Ariño. En 1947 se inician las obras de la línea Andorra-Escatrón, inaugurada en 1953 por el dictador Francisco Franco, para proveer de carbón a la Central Térmica de Escatrón, la que sería la última línea ferroviaria construida en la provincia de Teruel.

UN PASEO POR LA VILLA

Podríamos comenzar nuestro particular paseo en la plaza del Regallo, centro neurálgico y testigo de celebraciones y reivindicaciones de los andorranos. Allí, escoltados por un sanedrín de mayores del lugar, podremos admirar el monumento al minero y el labrador, uno de los más queridos y que más gustan a los andorranos, tan críticos con otros. Tras tomar una caña o un café, según el tiempo, ascenderemos el tramo de la calle de la Fuente, conocido como la cuesta del mesón, en dirección a la calle Mayor. Una vez en la plaza de la Iglesia, a la sombra de las arcadas de la antigua Lonja, vestigio del mercado local de antaño, contemplaremos la iglesia Parroquial de la Natividad de Nuestra Señora, construida entre los años 1597 y 1609, de estilo renacentista. Sin poder evitar que nuestra vista invierta unos minutos ante su hermosa fachada-retablo, claro exponente del manierismo aragonés, en la que se aprecian superpuestos los tres órdenes arquitectónicos griegos: dórico, jónico y corintio. Aunque antes de aventurarnos por el laberinto de empinadas callejuelas que nos han de llevar a la ermita del Pilar, detenmonos un instante en la fuente del lugar y echemos un trago de sus refrescantes aguas. Según nos cuenta ella misma, nació en 1834 y se encuentra escoltada por dos vaciones de piedra pertenecientes a la desaparecida fuente del Piojo y que hoy hacen las veces de enormes maceteros. La fuente, historiadora muda de cotilleos y amoríos, es un lugar pintoresco y de gran valor sentimental para los andorranos. Aunque más si cabe para los de mayor edad, pues ella, hace no demasiado tiempo, fue sitio de encuentro de los mozos. Aguardando entre risas y jotas a que hiciera acto de presencia, cántara en mano, la moza por la que suspiraban. Quizá por ser lugar común de jotas, se erigiera allí mismo un busto a José Iranzo, el pastor de Andorra, anexo a una de las paredes del Horno de Pan Cocer. Construido en 1789 como horno de la localidad, es lugar habitual de exposiciones, donde se muestran dos airosos arcos rebajados que dominan su interior. En el mismo entorno, compartiendo pared con el horno y sirviendo de apoyo a la fuente, se levanta el Museo de la Jota, en lo que fuera una casona perteneciente a la familia del ilustre andorrano Don Ángel Alcalá. Volviendo nuevamente a la plaza de la Iglesia y tras coger aire antes de acometer la empinada calle Candela, debemos detenernos en la Casona de los Alcaine, que data del año 1651 según nos indica su escudo, y admirar su puerta bajo arco de medio punto, para luego ascender la mirada por su fachada de piedra hasta el último piso superpuesto, que conforma la típica galería de ladrillo de muchos edificios civiles del Renacimiento aragonés. Una vez salvada la Calle Candela y no sin cierta fatiga, llegamos al entorno de La Malena presidida por esa pequeña joya del estilo Gótico-Levantino que es la ermita del Pilar. Esta ermita, construida en el siglo XIV, fue destruida por un incendio y sufrió sucesivas ampliaciones en los siglos XV y XVI. Fue el primer templo parroquial de Andorra, dedicado en un principio a Santa María Magdalena, de ahí que se conozca a la zona donde se asienta como La Malena. Ante ella se levanta, como una formidable fortaleza natural, el cerro de San Macario, refugio de nuestro anacoreta patrón. Hasta él podemos llegar por una sinuosa carretera que bordea la montaña o bien ascendiendo el calvario. Si elegimos la segunda opción, la vista nos lo agradecerá y seguramente nuestras piernas se olvidarán del pronunciado desnivel. Una vez arriba, con el Vía Crucis en el bolsillo, se nos muestra para deleite de los sentidos el Parque de San Macario. Un excelente lugar de encuentro y esparcimiento de andorranos y visitantes. La ermita de San Macario data del siglo XVIII y es de una gran sencillez, contrastando este detalle con el profundo sentimiento que despierta entre los andorranos, creyentes o no. Presenta en la entrada un atrio porticada con cúpula sobre pechinas, con una muestra de decoración pictórica popular y un curioso jeroglífico dedicado al patn. Adjunto a la ermita, el parque cuenta con una hospedería, donde destacan los arquillos de su galería aragonesa, construidos con el material arquitectónico aragonés por excelencia: el ladrillo, verdadero protagonista de nuestra ermita. En el otro extremo del parque, podemos encontrar el recientemente trasladado y reconstruido poblado ibero del Cabo, datado en el siglo V a.C. Prueba irrefutable de que el progreso, que sólo tiene ojos para el futuro, puede alterar e incluso destruir nuestro pasado. Resulta gracioso que Andorra, pueblo paradójico donde los haya, que pocos vestigios de su historia ha sabido o podido salvaguardar, que desconoce datos y aspectos de una historia relativamente reciente, no sepa apreciar el buen hacer de la tierra, que con cariño telúrico ha preservado durante siglos esa pequeña joya del ibero antiguo que nos ha permitido saber un poco más sobre los primeros pobladores de estas tierras. Quieran los dioses que veneraban aquellos primitivos pueblos, que el suelo que pisamos, en esas cada vez más frecuentes andadas populares nos reserve otras muchas sorpresas.

ANDORRA

(se levanta a los pies de una colina, el monte de San Macario, en el valle del río Regallo, no lejos de su nacimiento)

Superficie Municipal:

143 km2

Altitud del núcleo principal:

714 m

Superficie cultivada

7.238 Ha.

Superficie regadío

20 Ha.

Prados y pastizales

0 Ha.

Superficie forestal

1.964 Ha.

Distancia a Teruel:

135 km

Distancia a Zaragoza:

110 km

Gentilicio:

Andorranos

Población :

8.400

Población de derecho ocupada según sector económico (1991):

Agricultura 2,9 %

Inds. extractivas. 33,1 %

Inds. Manufacturera. 5,1 %

Agua/electric. 17 %

Construcción. 7,5 %

Servicios. 34,4%

Corporación Municipal:

13 concejales. Alcalde: Luis Angel Romero Rodríguez (IU)

Hosteleria:

4 hoteles u hostales, 36 bares y 6 restaurantes

Patrimonio Artístico:

Iglesia parroquial dedicada a la Natividad de la Virgen (siglos XVI-XVII), Ermita de Nuestra Sra. del Pilar (siglo XIV), antiguo Horno de Pan Cocer, Arcadas de la antigua Lonja.

Otros Atractivos:

Parque de San Macario, Central Térmica, reconstrucción del poblado ibérico del Cabo, Semana Santa (Ruta del Tambor y Bombo).

Andorra pertenece a:

Comarca Andorra-Sierra de Arcos

Asociación para el desarrollo integral del Bajo Martín.

Mancomunidad Turolense de Elevación de aguas del Ebro

Ruta del Tambor y Bombo

La Escuela:

IES Pablo Serrano: 788 alumnos y 90 profesores

CP Manuel Franco Royo: 227 alumnos (de 3 a 12 años) y 20 profesores

CP Juan Ramón Alegre: 475 alumnos (de 3 a 12 años) y 37 profesores

Guardería Municipal La Malena:

CP de Educación especial Gloria Fuertes: 46 alumnos y 31 trabajadores (profesores, logopedas, fisioterapeuta, auxiliares educativos)

Empresas con más de 50 trabajadores:

Endesa, Ayuntamiento, Transportes Generales Alfonso, Gres Andorra, Andorrana del Cartón Ondulado, Hermanos Gracia Valero, Andojam,

Celebran fiestas:

Del 7 al 11 de septiembre (patronales)

COMPARATIVA AUTONÓMICAS 2007-2003

MUNICIPIO ANDORRA


2007 2003
ELECTORES 6285 6298
VOTANTES 4611 4835
ABSTENCIONES 1674 1463
PARTICIPACIÓN 73,37 % 76,77 %
ABSTENCIÓN 26,63 % 23,23 %
VOTOS NULOS 62 38
VOTOS EN BLANCO 82 67
VOTOS A CANDIDATURA 4467 4730




2007 2003
PARTIDO VOTOS VOTOS
PSOE 1849 1926
PP 1035 1161
IU 907 801
PAR 369 399
CHA 276 417



COMPARATIVA MUNICIPALES 2007-2003

MUNICIPIO ANDORRA


2007 2003
ELECTORES 6473 6406
VOTANTES 4669 4853
ABSTENCIONES 1804 1553
PARTICIPACIÓN 72,13 % 75,76 %
ABSTENCIÓN 27,87 % 24,24 %
VOTOS NULOS 48 30
VOTOS EN BLANCO 63 38
VOTOS A CANDIDATURA 4558 4785




2007 2007 2003 2003
PARTIDO VOTOS CONCEJALES VOTOS CONCEJALES
IU 1992 6 1839 5
PSOE 1170 4 1338 4
PP 1067 3 1227 4
PAR 199 0 197 0
CHA 130 0 184 0


FOTOGRAFÍAS



    Conocimiento y aprovechamiento del Patrimonio socio-cultural

    Elementos a considerar:

Etimología local:

Nombre de la población.

Andorra

Nombre de sus accidentes geográficos.

Nombre de sus términos o jurisdicciones.

Nombre de sus calles.

CALLE AGUAVIVA

CALLE AGUSTINA DE ARAGON

CALLE ALBALATE

AVDA ALBALATE

CALLE ALBARRACIN

CALLE ALCAÑIZ

CALLE ALCORISA

AVDA ALCORISA

CALLE ALMADEN

CALLE ALMENDRO

TRVA ALTA

CALLE ALTA

CTRA ALLOZA

CALLE ARAGON

TRVA ARAGON

CALLE ARIÑO

CALLE ARRABAL

PLAZA AUTONOMIA ARAGONESA

CALLE AZAILA

CALLE BAENA

CALLE BAJA

PLAZA BAJO ARAGON

CALLE BELMONTE

CALLE BERGE

CALLE BILBAO

CALLE CABECICO DE LA HORCA

CALLE CABECICO DE LAS TINAJAS

PLAZA CALANDA

CLLON CALLE MAYOR

CALLE CAMIN

TRVA CAMIN

TRVA CANDELA

CALLE CANDELA

CALLE CANDIL

CALLE CASTELNOU

CALLE CASTELLON

CANT CASTRO (DE)

CALLE CERRADO D. JUAN

CALLE CERRADO FUENTE BAJA

CALLE CERRADO VICTORINA

CALLE CLAVEL

PLAZA COMPROMISO DE CASPE

PLAZA CONSTITUCION (LA)

CALLE CORDOBA

CALLE CORREOS

CALLE CRIVILLEN

PLAZA CRUZ (LA)

CALLE D. ALEJO ABELLAN

CALLE D. ANGEL ALCALA

CALLE D. CASIMIRO ESCRIG

CALLE D. DEMETRIO FRANCO

CALLE D. ELIAS CAPAPE

CALLE D. JOAQUIN COSTA

CALLE D. JOAQUIN GALVE

CALLE D. JOSE GRACIA

CALLE D. JOSE IRANZO

CALLE D. JUAN VAQUE

PLAZA D. MANUEL AGUADO

PLAZA D. MANUEL ESPADA

AVDA DEPORTIVA

TRVA DOS DE MAYO

AVDA DOS DE MAYO

AVDA ESCATRON

CALLE ESCUCHA

CALLE ESCUELAS (LAS)

PLAZA ESPAÑA

CALLE ESTACION DE ATOCHA

CALLE ESTACION DE CANFRANC

CALLE ESTACION DE CHAMARTIN

CALLE ESTACION DE SANTA JUSTA

CALLE ESTACION DE SANTS

CALLE ESTACION DEL NORTE

CALLE ESTACION DELICIAS

CALLE ESTACION EL PORTILLO

CALLE ESTERCUEL

PLAZA EUROPA

CALLE FLOR (LA)

CALLE FOZ-CALANDA

CANT FUENTE (LA)

CALLE FUENTE (LA)

CALLE FUENTE BAJA

TRVA FUENTE MORENO

CALLE FUENTE MORENO

CALLE FUENTECILLA

CALL GARGALLO

PSAJE GINEBROSA

CALLE GOLONDRINA

CALLE GOYA

CALLE GRUPO ESCOLAR

TRVA GRUPO ESCOLAR

CALLE HERMANAS ZAPATA

CALLE HIJAR

CALLE HIJAS DE LA CARIDAD

CALLE HOJALATERIA

CALLE HORTALES

CALLE HUESCA

PLAZA IGLESIA (LA)

CALLE JAEN

CALLE JAGANTA

CALLE JAIME I EL CONQUISTADOR

CALLE JUAN DE LANUZA

CALLE LOMA (LA)

CALLE LUIS BUÑUEL

CALLE M. CARMEN MARTINEZ-RAPOSO

CALLE MACELO

TRVA MADRID

CALLE MADRID

CALLE MALENA

CALLE MARIA MOLINER

CALLE MATA (LA)

CALLE MATADERO

CALLE MAYOR

CANT MAYOR

CALLE MINA ANDORRANA

CALLE MINA INNOMINADA

CALLE MINA OPORTUNA

PASEO MINAS (DE LAS)

CALLE MIRADOR (EL)

CALLE MOLINOS

CALLE MONTALBAN

CALLE MORELLA

CALLE MOSEN FRANCISCO

CLLON NORTE

CALLE NORTE

TRVA NORTE

CALLE NUEVA

CALLE OLIETE

CALLE OLIVO

CALLE OLMOS (LOS)

CALLE OVIEDO

CALLE PADRE ALCALA

PLAZA PADRE JAVIER

CALLE PAMPLONA

CALLE PARETONES

TRVA PARETONES

CALLE PARRA (LA)

CALLE PAZ (LA)

CALLE PEÑALES

CALLE PEÑARROYA

CALLE PICOS DE BECEITE

CALLE PIEGORDO

CALLE PILAR (EL)

CALLE PLANO BAJO

CAN T PLANO BAJO

CALLE POLIDEPORTIVO

CALLE PORVENIR

CALLE PROGRESO

TRVA PROGRESO

CALLE RAMON Y CAJAL

CALLE REGALLO

CALLE ROSAL

CALLE ROSALIA DE CASTRO

CALLE SALVADOR ALLENDE

PLAZA SAMPER

CANT SAN BLAS

PLAZA SAN BLAS

CALLE SAN BLAS

TRVA SAN BLAS

CALLE SAN ISIDRO LABRADOR

AVDA SAN JORGE

TRVA SAN JORGE

CALLE SAN JUAN

CALLE SAN JULIAN

CALLE SAN MACARIO

CALLE SAN ROQUE

CALLE SANTA AGUEDA

CALLE SANTA BARBARA

CALLE SANTA CECILIA

CALLE SANTA CLARA

CALLE SANTA LUCIA

CALLE SANTA ROSA

CALLE SANTANDER

CALLE SARRION

CALLE SEVILLA

CALLE SITGES

CLLON SIXTOS (LOS)

AVDA TERUEL

CALLE TOBARRA

CALLE TRAVIESAS

CALLE TUDELA

CALLE UNION (LA)

CALLE URREA DE GAEN

CALLE UTRILLAS

CALLE VALDEMOLINOS

CALLE VALENCIA

CALLE VEINTINUEVE DE OCTUBRE

CALLE VENECIA

PLAZA VERGEL (EL)

CALLE VILLARLUENGO

CALLE VINAROZ

SBIDA VIRGEN (LA))

CALLE ZARAGOZA

CALLE ZUERA



Geografía local:

Croquis, apunte, plano de la zona urbanizada.

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Croquis, apunte de la zona rural, por barrios, etc.

Poblaciones con las que se relaciona.

Con las de la Comarca y alrededores.

Dotación de aguas.

Sondeo Pozo de San Juan.- Agua dulce con un grado de mineralización alto. Los valores de dureza indican que es un agua muy dura.

Sondeo La Estación.- Agua dulce con un grado de mineralización medio. Los valores de dureza indican que es un agua muy dura.

Sondeo Horcallana.- Agua dulce con un grado de mineralización alto. Los valores de dureza indican que es un agua muy dura.

Sociología local:

Individuos.

8.481 habitantes

Inmigración.

Francia.- 9

Italia.- 3

Polonia.- 214

Portugal.- 10

Alemania.- 2

Rumanía.- 320

República Checa.- 19

Eslovaquia.- 1

Armenia.- 3

Rusia.- 1

Serbia Montenegro.- 1

Argelia.- 5

Cabo Verde.- 1

Gambia.- 1

Malí.- 2

Marruecos.- 117

Senegal.- 1

EEUU.- 1

Cuba.- 8

República Dominicana.- 10

Argentina.- 45

Brasil.- 5

Colombia.- 23

Chile.- 10

Ecuador.- 12

Perú.- 1

Venezuela.- 5

China.- 1

Irak.- 1

Pakistán.- 92

Grupos marginados.

No existen

Historia local:

Santos patronos.

Antiguamente tenía por Patronos a la Purísima Concepción de María, a San Julián y a San Macario. El Pontífice urbano VIII expidió el día 13 de septiembre del año 1642 una Bula, en virtud de la cual suprimió en Aragón algunas fiestas y los votos de ellas que tuvieran hechos en cualquiera Universidad. En dicha Bula se facultaba a los pueblos para que, entre los Santos que tuviesen por Patronos, votasen uno y aquél que resultase elegido, fuera celebrada su fiesta perpetuamente.

El Dr. José Blasco, que era Vicario de esta parroquia, para dar cumplimiento al decreto que leyó después del ofertorio de la misa, mandó poner al pie de las gradas del altar mayor, una mesa cubierta con un mantel, sobre la cual se colocaron tres platos, uno con judías, con garbanzos otro y el tercero con palillos. Preparado esto se levantó del asiento y poniéndose en pie, con voz clara que todos los que había en el tempo pudieron oir dijo que desde tiempo inmemorial tenía la Villa por Patronos y abogados a la Purísima Concepción de María Santísima, a San Macario y a San Julián, y que para ver a cuál de los tres se había de celebrar su fiesta perpetua, era necesario determinarlo por medio de votación, advirtiendo que el que quisiera elegir a la Concepción de María depositase judía, a San Julián garbanzo y palillo al que quisiera a San Macario.

Hecha esta advertencia, se fueron repartiendo entre todos los presentes las judías, garbanzos y palos, no sin prevenir antes que la fiesta de la Concepción de María se celebraría siempre, aunque fuese otro el elegido y después se procedió a la elección depositando los votos en uno de los platillos.

Acabada la votación, se entregó el plato al Vicario, el cual, contando aquellos en presencia de Pedro Lahoz, notario requerido para este acto, y de los testigos Miguel Martínez y Alfonso Ciércoles, mancebos, y de otras muchas personas, resultó elegido por mayoría de votos San Macario, lo cual fue anunciado en alta voz por el dicho Vicario a todos los presentes. Después se determinó que la fiesta de San Macario se celebrase perpetuamente el día 9 de septiembre, como se venía haciendo desde tiempo inmemorial y que todos los vecinos de Andorra la guardasen como día de domingo bajo las penas que impusieses el Capítulo de Vicario y Beneficiados y los Jurados de la Villa.

Edificios/ casas tradicionales.

Bandos tradicionales del pueblo/ciudad.

Antiguamente se pregonaba por megafonía, ahora se emiten por la Televisión Local por cable.

Costumbres electorales.

Resultados de las elecciones del 3 de abril de 1979:

PSOE.- 6 concejales

UCD.- 5 concejales

PCE.- 1 concejal

CD.- 1 concejal

Votos:

Partido Socialista Obrero Español.- 1.314 votos.

Unión Centro Democrático.- 1.245 votos.

Partido Comunista Español.- 261 votos.

Coalición Democrática.- 255 votos.

Partido del Trabajo de Aragón.- 25 votos.

Modo de actuar en las sesiones.

El último miércoles de cada mes se celebra Pleno ordinario. Se reúnen todos los concejales y es el alcalde el que abre y cierra el Pleno, igualmente él va dando la palabra a los distintos portavoces. La Secretaria va tomando nota de los acuerdos.

Los Plenos son públicos.

Cada viernes hay Junta de Gobierno Local. Se reúnen el Alcalde y dos Tenientes de Alcalde. La Secretaria va tomando nota de los acuerdos. No son públicas.

Arqueología local:

Edificios/ construcciones. Monumentos.

Iglesia Parroquial. Fue edificada en los primeros años del siglo XVI y hay en ella 14 altares: Altar mayor: lo mandó construir el Concejo de esta Villa y se encargó de hacerlo Baltasar Mateo, escultor de Mas de las Matas. Fue construido a expensas del concejo con el producto de las multas de leñas, caza y ganados; del arriendo de pesas y medidas; de las utilidades de naipes, tabaco y pelota y de otros arbitrios municipales. En él se encuentran las siguientes imágenes:

En las bases de las columnas que hay a los lados de esta ornacina encontramos a nuestra derecha San hablo, San Blas, Santo Dominguito de Val y Santa Bárbara y a nuestra izquierda San pedro, San Valero, San Roque y Santa ana. Sobre esta ornacina está la Virgen del Pilar. En la ornacina alta están San Macario y San Julián. En la parte baja de la misma vemos a nuestra derecha a san Francisco y a la izquierda Santo domingo y en la parte alta san Gabriel y san Miguel. Los dos pequeños cuadros que hay en la parte alta representan el de la derecha a San Lorenzo y el de la izquierda a San Esteban. En este altar están el Sagrario y el tabernáculo. Los siguientes altares son: altar de la Asunción, altar de la Purísima, Altar del Sagrado Corazón de Jesús, altar de San Ramón, altar de San José, altar del Sepulcro, altar del Rosario, altar de la Virgen de los Dolores, altar de las Almas, altar de San Antonio de Padua, altar de San Joaquín, altar de Santa Lucía y altar del Santo Cristo.

Otros objetos.

Tipos de cruces más usuales de la población. Existencia de relicarios. Imaginería religiosas. Civil.

Oratorios:

Oratorio de Ntra. Sra. Del Carmen.- Es privado. Se celebra en él todos los días festivos durante el verano. Radica en el Mas de López.

Oratorio del Niño Jesús de Praga.- Es público. No se celebra en él. Radica en la torre de Doña María.

Capillas con altar:

Capilla de San Macario.- Edificada sobre un portal en la calle La Fuente.

Capilla de San Blas.- Edificada sobre un arco en la calle San Blas.

Capilla de Santa Bárbara.- Construida sobre un arco en la cale Santa Bárbara.

Capilla del Angel.- Es una habitación-capilla situada en la calle Mayor, destinada para guardar la imagen del Angel.

Reliquias existentes en la parroquia:

En el año 1620 existían las siguientes, que se conservan hoy en día: De San Julián, mártir, De San Antonio Abad, De San Vicente, mártir, De San Fabián y Sebastián, De San Blas, De Santa Agueda, De San Pedro, mártir, De Santa Quiteria, De San Bernabé, De Santa María Magdalena, De Santa Ana, De San Abdón y Senén, De los Innumerables Mártires de Zaragoza, De Santa Bárbara, Del lignum crucis.

El 6 de febrero del año 1620, Fr. Pedro González de Mendoza, Arzobispo de Zaragoza, las declaró auténticas y Fr. Juan del Valle, de la Orden de Predicadores, provincial de la Corona de Aragón, las regaló voluntaria y graciosamente a esta Villa, a petición de su clero y Jurados. La de Santa Quiteria es regalo del Dr. José Blasco, Vicario de Andorra, el cual declara que es auténtica. La reliquia de San Macario va engastada y contenida en un relicario de madera, entre unos viriles, cercado de flores artificiales. Las restantes en seis círculos de plata, tres grandes y tres pequeños, dos en cada uno de ellos, entre dos viriles. Estas reliquias se daban a adorar en los días de sus fiestas. Con la de San Blas se bendecía el pan. Con la de San pedro mártir, los ramos contra tempestades. Con la de Santa Quiteria el pan, agua y sal contra la rabia, y con la de Santa Bárbara, se subía en procesión a la ermita de San Macario el 4 de diciembre.

Retratos.

Economía local:

Producción principal del pueblo, ciudad, barrio, etc

Agricultura, ganadería y servicios. Los mineros que quedan (unos 50) son de las minas de cielo abierto.

Recolección .

Escaso de agua y de clima continental, el trigo sobre todo, abundantes viñas y algunas zonas de olivos repiten los recursos agrícolas, mientras que una ganadería lanar todavía importante, recorre veredas buscando briznas de hierbas, ciertamente no muy abundantes.

Aspectos cooperativos.

Cooperativa de aceite “San Macario”

Régimen local:

Servicios.

Aguas, alcantarillado, Casa de Cultura, Polideportivo, Ayuntamiento, Centro de Salud, 4 Farmacias, Colegios, Guarderías, Instituto, Residencia de Ancianos, Centro de Día, Supermercados, Hoteles, Piscinas.

Rentas.

Impuesto de Bienes Inmuebles (Rústica y Urbana).

Plusvalía

IVTM (Impuesto vehículos tracción mecánica).

TV por cable

Tenencia de animales domésticos

Recogida de basuras

Licencias de Obras

Vados

Alcantarillado

Agua

En los años 40 existían:

  • Impuesto de radicación.
  • Arbitrio de subsidio al combatiente y plato único (luego fue el Impuesto de consumos de lujo, al comprar TV, radio)
  • Contribución territorial pecuaria (ganado)
  • Contribución industrial (ahora IAE)
  • Contribución industrial de transportes
  • Impuesto sobre los rendimientos del trabajo personal ( ahora Renta)
  • Impuesto sobre radio-audición (hoy Sociedad General de Autores).
  • Patente nacional de circulación de automóviles (hoy IVTM)

Etnología de la población:

Costumbres más comunes.

Formas de vestir hasta 1920.

Las mujeres: La ropa interior se componía de camisa de cotón blanco, larga hasta la mitad de la pantorrilla. La enagua también era blanca y larga hasta cerca del tobillo; una saya bajera y otra encima, hasta el tobillo de larga; la saya, en la parte derecha, llevaba una abertura. Por dicha abertura metían la mano a un bolsillo de pana o tela muy fuerte. Le llamaban “bolsillo bajero”, en el que llevaban alguna “perra” o algún utensilio que necesitaban guardar.

También llevaban un corsé que les ajustaba bastante la cintura y a la parte de arriba llevaban algo de forma para sujetar el pecho. Alrededor llevaba cuatro varillas de acero de un centímetro de ancho y se lo apretaban con una veta que llevaban cruzada a la parte de atrás y otra delante.

Llevaban unas chambras con una puntilla por el cuello y por los puños.

Para calzarse, llevaban medias blancas de algodón que se las hacían ellas y zapatos negros con poco tacón y atados con una veta negra que era de estambre.

Los zapatos los hacían el tió Mazorras y el tió Lesmas.

Los hombres: Llevaban camisa blanca, algunos de cotón y otros de lienzo. Se las cosían las mujeres. En la pechera llevaban una pala para los ojales y en la otra parte iban los botones. También les hacían unas lorzas haciendo dibujos y en el cuello tan solo una tirilla.

Llevaban calzones cortos hasta la rodilla y a la parte de fuera llevaban una abertura que la cerraban con una veta negra cruzada y con una lazada (ésto a la parte de fuera de la pierna), y a la parte de la cintura eran cerradas sin bragueta, pero a los lados tenían una abertura con doble tela y una veta atada a la cintura y cuando desataban la veta se abría la cintura.

Para calzarse, llevaban unas cabrillas blancas que se las hacían las mujeres y eran de algodón, y alpargatas miñoneras con las suelas de cáñamo y vetas anchas negras.

También llevaban chaleco y chaqueta corta hasta la cintura. Los calzones, el chaleco y la chaqueta eran de pana.

A los niños, cuando se iban solos, les ponían pantalones cortos y abiertos por la culera, y así orinaban cuando querían.

Los pantalones llevaban unos tirantes. También llevaban un babero largo para no enseñar la gatera.

    Costumbres relativas a los casamientos.

El noviazgo.

Los novios “festejaban” solos, sin compañía; sólo las personas de clase social más alta, eran acompañadas por “señoritas de compañía”.

El novio solía entrar en casa de la novia desde el principio del noviazgo, a no ser de que el mozo no fuera del gusto de los padres.

El sitio más habitual para encontrarse era la fuente, donde iban los mozos a esperar a que las chicas fueran a buscar agua.

Los días de fiesta, a las tres de la tarde se iba a buscar a la novia a casa, y se iba a bailar al “trinquete”; cuando se ponía el sol se le acompañaba a casa, ya que cuando “se encendían las luces” era la hora en que había que estar en casa; los novios se iban entonces con los amigos, y después de cenar se festejaba otro rato en casa de la novia.

Hasta que no cumplían los catorce años, no permitían a las chicas la entrada al baile. Esta edad se incrementó con los años hasta los dieciocho; a principio de año se llevaba al baile la lista de las que ya tenían la edad para poder entrar, y la norma era cumplida con rigurosidad; si alguna vez se colaba alguna que no tenía la edad, les podían multar al local de baile.

Además del trinquete estaba el teatro del zapatero (el de los jaboneros) y el Almudín (el de los labradores).

Se rondaba a las novias en fechas especiales, como cuando tallaban a los mozos para ir a la “mili”; a veces era el tió Casero quien salía a rondar, y antes de cantar preguntaba: “esta para quien; para novia, para prima o para hermana”. También solía ser el tió Casero el que salía a rondar cuando salían los quintos.

Los mozos colgaban calabazas en las puertas de las chicas que les habían rechazado o que no habían querido bailar.

No se ponían reparos a que los viudos volviesen a casarse; no obstante, se les hacían las llamadas “cencerradas” o “esquiladas”, que consistían en ir en una especie de procesión, con “botos” encendidos, tocando esquilos y, a veces, llevando música. En una ocasión se preparó un carro en la puerta de la Iglesia y, cuando salieron los novios, los montaron en el carro y los pasearon por todo el pueblo. Después de la guerra civil ya no se volvió a realizar ninguna “cencerrada”.

Las bodas.

A veces se hacían “ajustes” entre los padres de los novios, y si no había acuerdo, no se realizaba la boda.

La novia aportaba al matrimonio todo lo de la casa. El novio aportaba: manta, anguarina, media docena de camisas, otra media de calzoncillos, piales, jada y jadilla; en alguna ocasión, y si los padres del novio eran algo pudientes, el novio aportaba algún mueble, como una cama o un colchón, pero ésto no solía ser lo habitual.

La dote que aportaba la novia dependía de las posibilidades de los padres; se intentaba que, en el caso de que hubiera varias hermanas, recibieran todas lo mismo; como dote se daban cosas como algunas ovejas, un carro lleno de trigo, llegando a darse en alguna ocasión un “mas”.

Joaquina Rudilla Valero recuerda que cuando se casó, en 1.917, recibió de dote: una cama de hierro nueva (comprada en Alcorisa), dos colchones de lana que le dio su madre, un cahíz de trigo, seis sábanas, una toalla de hilo y tres “juadas” de tierra en el “Saso”; además ella se compró una canasta llena de vajilla donde había, aunque usado, un poco de todo: platos, fuentes, pucheros, cazuelas, seis cucharas y un cuchillo; también compró seis sillas (a 4 ptas.), una artesa y una mesa.

Los regalos de boda solían ser cosas para casa: una capaza de harina, un cántaro de aceite, una clocada de pollos, etc.

Aunque las bodas se producían a lo largo de todo el año, eran más habituales a principios de verano, tras la siega y la trilla, ya que así el novio todavía contribuía en el trabajo, además de que se contaba con el dinero de la cosecha; solían celebrarse en jueves o en sábado. La hora solía ser muy temprana, incluso antes de las ocho de la mañana; en el caso de que la novia se casara embarazada, que, aunque no muchos, algún caso había, la boda se realizaba todavía más pronto, sobre las cinco de la mañana. Los viudos que se casaban de nuevo lo hacían al anochecer.

Las novias se casaban con mantón, y los novios con trajes de pana de color negro.

A las bodas se invitaba a los familiares y amigos más allegados; por la mañana, antes de la ceremonia, se invitaba a chocolate a todos.

La ceremonia de la boda se realizaba colocándose en un corro los novios con los padrinos y el cura en el centro de la Iglesia . Durante la ceremonia el cura colocaba sobre los hombros del novio y sobre la cabeza de la novia un yugo y un cordón dorado; a estos elementos se les conocía con el nombre de “fieltros”.

Después se iba a rondar; mas tarde se invitaba a comer solo a la familia; comidas usuales eran las judías de ayuno, carne a lo pastor, arroz, etc. La comida la hacían los familiares de la novia por un lado, y los del novio por otro, yendo los recién casados a comer con éstos últimos. Tras la comida se iba de nuevo al baile.

También se hacía una torta grande para regalar al cura, y otra, algo más pequeña, para el sacristán; se les conocía con el nombre de “arras”.

A los padrinos se les conocía con el nombre de “talameras”.

Los gastos de la boda eran a medias entre las dos familias.

A los novios se les gastaban bromas en la noche de bodas, como colgarle esquilos, u otras cosas que hicieran ruido, en la cama, o atarle un conejo en una de las patas de la cama, o se les echaba en las sábanas sal o simiente de espinacas (que pinchan mucho), entre otras bromas.

No era usual el viaje de novios; los que podían realizarlo iban a Zaragoza.

Después de casarse no se solía vivir con los padres; según las posibilidades económicas de cada pareja, se compraban casa, o vivían en una de alquiler. Los mozos no solían dormir en cama hasta que se casaban, ya que en su casa, habitualmente lo hacían en la pajera; de modo que además de casa, estrenaban cama.

    Costumbres relativas a la familia

Los embarazos.

Las embarazadas no tenían unos cuidados especiales durante el embarazo, debiendo seguir realizando todo tipo de trabajos, tanto caseros como del campo. Tampoco había un seguimiento por parte del médico. Cuando había molestias o desarreglos se solucionaban con soluciones caseras, como la “hierba bancera”.

Para asistir a los partos había comadrón. Hace unos 60 años cobraba 25 ptas. por asistir al parto. En el caso de estar viviendo en algún mas alejado del pueblo, nadie asistía al parto, y se tenía que solucionar todo entre la mujer y el marido. Los médicos no asistían a los partos hasta tiempos relativamente recientes.

El primer preparativo, cuando empezaban las contracciones, era poner agua a hervir; este agua se empleaba para lavar al recién nacido; tanto el lavado, como el corte del cordón umbilical lo hacían las personas allegadas (familiares o vecinas) que estaban presentes en el parto.

Para acelerar el parto se le suministraba a la madre un vaso de agua con canela.

No había ninguna atención especial para la madre tras el parto; tan sólo se les lavaba; no se les cosía ni se les desinfectaba; no es de extrañar, pues, de que si ocurría algún percance, como una simple hemorragia, en numerosas ocasiones llegara a morir la madre, ni de que a partir del parto, se arrastraran desarreglos para toda la vida.

Se mataba la gallina más gorda para hacer caldo para la madre después del alumbramiento. Éste era el único trato especial. Este caldo era conocido con el nombre de “presa”. A las madres no se les daba nada de comer hasta que habían dado el pecho al niño.

Después del parto se incorporaba a la vida habitual. Las visitas las recibían nada más dar a luz.

Los bautizos.

La comadrona llevaba al niño a bautizarlo, como muy tarde a los tres días de haber nacido. Había un dicho que decía que los niños llevaban una serpiente enrollada al cuello, y no se les iba hasta que no se le bautizaba. La madre no asistía al bautizo.

La ropa que se empleaba para bautizar al niño era: camisa, pañales, faja y faldón; el faldón solía regalarlo la abuela, y era habitual que fuera pasando de un hermano a otro; la vela la llevaba la madrina (a la que a veces se le llamaba padrina), y se quedaba en la iglesia. La madrina contraía la obligación de hacerse cargo del niño en caso de que faltaran los padres, incluso por encima de familiares directos. Sólo había madrina, apareciendo la figura del padrino hacia los años 50.

No había un día ni una hora determinados para la celebración del bautizo. Se invitaba a chocolate solo a “los de casa”, es decir, a los familiares mas allegados.

En el trayecto de casa a la iglesia o al volver, los niños cantaban:

        Bautizo cagau,

        a mí no me han dau

        si cojo a la chica (o al chiquillo)

        la tiro al tejau.

No cesaban de cantar esto hasta que algún familiar les tiraba caramelos, peladillas u otras golosinas que para tal efecto se había preparado previamente.

A eso de los ocho días de haber dado a luz, la madre presentaba el niño a la Iglesia, siendo la primera salida de casa que hacía después de dar a luz; llevaba una vela y se quedaba en la entrada de la Iglesia. El sacerdote iba hasta donde estaba la madre cuando terminaba la misa y allí se hacía algún tipo de rito. A continuación la madre, con el niño en brazos y con la vela, se cogía del cíngulo del cura y juntos iban hasta el altar donde el sacerdote bendecía y la madre y al niño. Después se solía preparar en casa chocolate con “raspau”.

Las Primeras Comuniones.

El día que se hacían las Primeras Comuniones había procesión al finalizar la misa; una de las niñas (la que había quedado la primera en el catecismo) era la portadora del pendón que encabezaba la procesión, ayudada por otras dos (las que habían quedado en segundo y tercer lugar) que cogían los cordones. También se llevaba un paso entre cuatro niñas.

Las niñas debían ir todas vestidas de blanco, pero como no todo el mundo se podía permitir el lujo de traje nuevo para ese día, el cura permitía que fueran con vestidos de otro color; en la cabeza llevaban velo, y el traje se complementaba con un libro blanco y un rosario.

En casa no había una celebración especial; tan solo una comida algo más notable que el resto de los días, y sin invitados. Por la tarde se les hacía una merienda a los que habían comulgado, todos juntos.

A principio de los años 40, se celebraban de forma muy sencilla. Primero se llevaba a cabo la confesión, y después una misa con todos los niños en el altar.

Es esta época las niñas ya se vestían de blanco y portaban también un libro blanco y el rosario de color blanco también. No se hacían grandes fiestas, ni comidas con toda la familia como ahora.

    Costumbres conmemorativas y/o ceremoniales (fiesta mayor de carácter anual).

Fiestas de Santa Bárbara. (3, 4 y 5 de diciembre).

Se sabe que desde tiempos muy antiguos existió una cofradía de BARBAROS a la que pertenecían la mayor parte de las familias. Estaba administrada por una junta de varios miembros con cargo de Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero y varios Vocales. Con independencia de la Junta, cada año se nombraban dos Mayorales que se encargaban de presidir todos los actos que en honor de la Santa se celebraban.

A la entrada de su calle, por la plaza Nueva o del Ayuntamiento, existía un arco que unía la casa de Miguel Balaguer Tomás, el tió Chalán, con la de Julián Sauras Valero.

Al arco se subía por unas escaleras cubiertas muy estrechas; en el piso formado sobre el arco, de unos 2,5 metros de ancho, había un pequeño altar para la imagen de Santa Bárbara que los cofrades sacaban en procesión, y un arcón donde se guardaban los cirios y las velas de la cofradía; este piso estaba cerrado por el lado de la calle y abierto por el lado de la plaza, protegido por un barandado de madera torneada; sobre este piso había un pequeño granero que el tió Chalán aprovechaba para desahogo de su casa y, rematando el arco, una pequeña espadaña con un campano con el que se llamaba a los vecinos y devotos para rezar la novena de Santa Bárbara.

De común acuerdo, todos los vecinos de la calle (recordemos al tió Pedro el Congrenau, al tió Montaña, al tió Uvicas, al tió Corredor, al tió David, a la tiá Barbara, a la tiá Campasola, al tió Ángel el Sol y al tió Julián) decidieron derribar el arco; el motivo de esta decisión era que los carros cargados pasaban mal por debajo del arco; así que se comprometieron a pagar los gastos a escote, solicitaron previamente la venia del señor alcalde, y en el año 1933 fue derribado el arco, interveniendo como albañil Amable Cortés Alquézar y como peones el tió Ángel el Sol y Julián Pariente el Corredor, a los que ayudaron los vecinos.

Pero no todos recibieron con agrado esta medida, pues intentaron oponerse en forma más o menos violenta el tió Chato Canela, el Juan Antonio el Benaque, el tió Changüi y, como es natural, el tió Chalán, que perdía un granero sin compensación alguna, por lo cual se negó a pagar lo que le correspondía de escote.

Cada cofrade pagaba 10 pesetas al año, pero si era viudo solo pagaba 5.

La imagen se guardaba en casa de los Mayorales, y fue destruida en los primeros días del año 36. La que tiene actualmente la Cofradía se compró en 1938; costó 615 pesetas y 70 su peana.

Las fiestas se desarrollaban durante tres días:

Víspera de Santa Bárbara.

El día de la víspera de Santa Barbara, se iba al Saso a por una carretada de sabina; con ella se hacía un arco para adornar el arco donde estaba la santa.

De la fiesta de Santa Bárbara la celebrada en el año 1922 se solemnizó con un esplendor tan grande, que aún se recuerda con admiración y entusiasmo, tanto por lo que se vio como por lo que se dijo.

Los días antes de la fiesta los Mayorales contrataban al gaitero, que en 1922 fue el tió Rullo de Alcorisa. Se recuerda de él que para “soplar” mejor llevaba colgado de su hombro un tonelico con vino, al que acudía con tanta frecuencia que su cara más parecía una sandía abierta. Por temor a que nadie “chupara” mientras tocaba, escondía el canuto en la banda y tapaba el agujero del tonel con un trapo.

El día 3, víspera de la fiesta, se reunían en casa de uno de los mayorales, generalmente el que tenía la casa más amplia, en la que se bebía, se cenaba y se bailaba con la gaita del tió Rullo o a palo seco hasta el amanecer, calentándose exteriormente en la entroncada de fuego que no cesaba de arder, y por dentro con los vapores de aquel famoso anís “infernal” que destilaban en sus hornas el tió Blasico, el tió General o el tió Leznas.

Día de Santa Bárbara.

La madrugada era el momento en que muchos desaparecían para dormir hasta la hora de la misa mayor, mientras que los Auroros, guiados por el tió Casero al son de su campana, el tió Peco, el Tomás el Perico, el Ángel el Sol, el Esteban el Churrero, el Ramón el Greja y algunos otros, salen sobre las cinco de la madrugada envueltos en sus anguarinas, botella en banda, para cantar la AURORA de Santa Bárbara por las esquinas del pueblo, de la que es trozo sobradamente conocido el que decía:

        Santa Bárbara Bendita,

        madre de los artilleros,

        ampáranos en la tierra

        y espéranos en el cielo.

Terminado el recorrido y echada una copa en casa del Mayoral, se dirigen a la Iglesia y suben las ciento once escaleras para das vueltas a las campanas llamando a la misa mayor con su primer toque y el requedar. Mientras tanto los Bárbaros penetran en aquella sala de la izquierda, negra negrísima por la manía de apagar las hachas arrimándolas contra la pared, en la que, en grandes arcas numeradas, las cofradías de San Blas, San Roque, San Macario y Santa Bárbara guardan su provisión de velas y hachas.

Acudieron también los danzantes y se sentaron en dos bancos a la derecha, y lo hicieron las gitanillas y las pastoras, sentándose a la izquierda.

La misa fue por demás solemne, no faltando el sermonazo a cargo de Mosén Generoso Vázquez Lacasa, de cerca de una hora, y los acordes que Mosén José Díez Maytoli arrancaba de aquel viejo órgano, de grandes tubos, al que alimentaban de aire el tió Carlicos o el tió Gabino, manchando con aquel enorme fuelle que había en el cuarto trasero.

Ha terminado la misa y se organiza la procesión: en el centro, los danzantes, precedidos por el Diablo, el Mayoral, el Rabadán (estos dos en traje de calle) y el Angelico, seguidos de las gitanillas y pastoras. Tras ellos, el clero, Mayorales y mujeres. Era el recorrido de entonces: plaza de la Iglesia, calle Mosén Francisco, calle Mayor, calle Bajada de la Fuente (entonces estaba empedrada y tenía dos pilones que impedían el paso de los carros), calle Baja, vuelta por la calle de la Fuente y subida de nuevo a la plaza de la Iglesia.

Pero durante este recorrido, cuando el tió Albarderico lo consideraba oportuno ordenaba tocar el tió Rullo los dances y el pasacalle.

Terminado el acto religioso, todo el pueblo se dirige a la plaza Nueva, a donde previamente habían sido llevados algunos bancos de la Iglesia, con los que se había formado un rolde, sentándose en ellos la plana mayor del pueblo y de la Cofradía, mientras que el público se colocó como pudo, de pie, con sillas, en las ventanas, balcones, tejados y palcos improvisados.

La imagen sobre su peana fue colocada en la pared de la Iglesia; frente a ella, danzantes y gitanillas. En el patio de José el de la Avelina, esperan para salir el Diablo, el Angelico, el Mayoral y su Rabadán. Iba a comenzar el gran espectáculo del día. Pero antes no estará de más hacer algo de historia sobre sus protagonistas.

El tió Joaquín Laborda, ebanista, hombre muy gracioso, fácil versificador, que ya había intervenido en un dance que parece ser se realizó hacia el año 1907 y que ahora aportó su saber y su experiencia.

Joaquín Pascual Bielsa, el tió Casero, que actuaba como Mayoral o dueño de una casa de campo; era el director del espectáculo.

Ildefonso Aznar Ferrer, al que familiarmente se le llamaba Alifonso o el tió Albarderico, de pequeña estatura, muy sordo, que había heredado de su padre una gran facilidad para versificar y fue el autor de los “dichos” y “contradichos” para cada danzante y cada gitanilla.

En los “dichos” unas y otros se dirigían a Santa Bárbara relatando hechos de su vida o pidiéndoles favores y protección.

En los “contradichos” cada danzante y cada gitanilla tenían que “aguantar” cuanto les echaban en cara. Aprovechó la oportunidad para “meterse” con los sacerdotes, médico, boticario, veterinario, guardia civil y alcalde.

Fue la primerísima estrella del espectáculo, pues era muy gracioso, por lo que al oír hablar del tió Albarderico a nuestros mayores escuchas los adjetivos más elevados.

Auspicio Alquézar Gracia, el tió Ospicio, era el “apuntador”, se sabía el librico de memoria, porque cuando alguno se encasquillaba, le recordaba lo que tenía que decir.

Tomás Gracia Ballonga, el tió Perico, fue el Diablo. Herrero de profesión, tenía el taller donde hoy está la zapatería Montserrat. Salió con una horca de ganchos, tenía la cabeza tapada con una ropa que le caía sobre el cuello e iba provisto de dos cuernos. Cubría su cuerpo con una tela pintada de colores que terminaba, cortada a tiras, sobre sus piernas. Llevaba altas botas de cordones y en su trasero colocó una retorcida cola con un cohete. Ni que decir tiene que se trajo la enemistad de la chiquillería, que le insultaba por las esquinas gritándole: “herrero puncha clavos, capitán de los diablos”.

Francisco Aznar Bielsa, Paco el Albardero, que era hijo del tió Alifonso, fue el Angelico. Con una corona de flores blancas, su espada, sus alas y su traje blanco, mereció la simpatía de todos y se desenvolvió con gran soltura en su lucha con el Diablo.

Los Danzantes. Eran un grupo de doce jóvenes que deberían danzar durante la procesión y en la plaza Nueva, que deberían pronunciar su “dicho” y aguantar el “contradicho” que el tió Albarderíco había inventado contra ellos; un “contradicho” que sólo él conocía, manteniéndolo en el más absoluto secreto, pues temía la posible reacción de sus víctimas.

Entre los nombres que se dan como danzantes, aunque puede haber algún error, figuran los siguientes: Nicolás Alquézar Valero, el tió Figarata; Pascual Valle Tomás, el Retaco; Vicente Ginés Ferrer, el Monica; José Bernad Guallar, José el Zapatero; José Félez Montañés, el Gordico; Mariano Alquézar Montañés, el Morricos; José Ciércoles Alquézar, el Cristo; Mariano Capapé Pérez, el Tejero; Ramón Tomás Gracia, el Greja; Emilio Alquézar Gracia, el Lupanda; Mariano García Galve, el Sereno, y Manuel Bielsa Aznar, el Lindo.

La vestimenta de los danzantes no fue uniforme, pues a parte de los calzones blancos, medias también blancas y alpargatas miñoneras, unos cubrían su cabeza con gorros de papel, mientras otros lo cubrían con pañuelos.

Hubo, sin embargo, un danzante cuyo traje llamó poderosamente la atención: el de José el Zapatero, que acababa de instalarse en Andorra como remendón. Conserva todavía una fotografía de aquel acontecimiento en la que, hecho un chaval, se aprecia:

Sobre su cabeza un gorro puntiagudo de papel adornado con flores hechas de papel de seda rojo. Una blusa de tela de raso, rosada, con un canesú del que colgaban veinticinco cintas pequeñas, de cada una de las cuales pendía un pequeño cascabel. En las mangas se había superpuesto un cuadrado de tela del que colgaban tres cintas con sus cascabeles; un largo lazo azul de cinta de seda le colgaba sobre el pecho. Las medias eran blancas, caladas y las zapatillas, hechas por él en su taller de la calle de la Fuente, estaban forradas también de raso.

El traje se lo hizo la Rafaela, que entonces era su novia. Los palos para danzar se los hizo el Afrodisio de Alcorisa. Pintados de color rosa, estaban adornados con lazos de seda azul, como el lazo de su pechera.

Las cascañuelas, como él dice, se las regaló la Mariquita de Alcorisa, que había sido artista de teatro.

Unos dances los hacían con palos solos y otros con espada y broquel, especie de corbetera de metal como las que empleaban para tapar las sartenes de “garras” por este motivo, al lado de cada danzante se situaba un chiquillo para tenerle los “trastos”.

Gitanillas y Pastoras: la parte femenina de la función tuvo 14 protagonistas: 12 gitanillas y 2 pastoras. Todas eran jóvenes, aunque algunas ya festejaban, por lo que no faltó quien anduvo de “morros” por prestarse a intervenir en la función.

Salvo error, he aquí los nombre de las gitanillas: Isabel García Galve, Isabelica la Vivas; Teresa Capapé Tomás, la Tejera; María Juste Blasco, la Tendera; Pascuala Pérez Cubero, la Chota; Tomasa Eced Valero, la Coscolla; Dolores Alquézar Montañés, la Figarata; Guadalupe Cubero Gracia, la Cucala; María Bielsa Bielsa, la Cona; Asunción Quílez Bielsa, la Chula Piagordo; Felisa Villanueva Ginés, la Gayana; María Rudilla Alloza, la Masadora y Luisa Bes Galve, la Quisquirras. Y el de las pastoras Antonia Blasco Ciércoles, la Barquillera e Higinia Grau Loscos, la Calabacera.

De su preparación “técnica” se encargó María Moreno Laborda, la tiá Corota, y los ensayos los realizaron en distintos sitios: la cocina de la tiá Gayana, el corral del tió Bartolo y en el mas del tió Alcurisano que los Barquilleros tenían en la parte alta del Collau.

También de la confección del traje se encargó la tiá Corota, excepto el de la Isabelica la Vivas, por motivos entonces muy sonados y recientes, a quién se lo hizo Gloria Bendicho Arnas, la Capotaza, que sacó el modelo de una tarjeta postal, y el de la Chota que se lo hizo la tiá Churrica.

Las restantes, por ser gitanillas “hebreas” llevaban un gorro redondo, hueco, adornado con un ribete amarillo en cuya parte delantera tenían cosidos 7 cascabelillos dorados. Del mismo gorro pendían unos colgantes plateados, a modo de pendientes, que les cubrían las orejas.

El vestido consistía en una túnica de gasa blanca compuesta de dos piezas que se unían con unos lazos de cinta amarilla a modo de cosido. Sus mangas llegaban hasta el codo, lo que les permitía lucir el resto del brazo cubierto por la chambra que estaba adornada con farandolas. Las medias y los zapatos también eran blancos.

Los zapatos se los hizo a todas Manuel Royo Ginés, el tió Lezmas, y les cobró 14 pesetas; por los trajes cobró tiá Corota 22 pesetas.

Como complemento del uniforme, cada una llevaba una guirnalda hecha de alambre, forrada con flores de papel rojo unas, y amarillo otras.

Los danzantes, por su parte, bajo la dirección del tió Casero y del tió Albarderico hicieron los ensayos en el edificio donde está ahora la olivarera, es decir, encima de la fuente el Piojo, local que entonces era propiedad del tió Paco Félez Tomás, el de la Ruiza.

Y como algunos tenían la mollera un poco dura, con el fin de que se les grabasen bien los pasos del dance inventaron unas canciones muy originales, alguna de las cuales hace referencia a la inauguración del pantano de Oliete y a que el año 22 pertenecía aún al siglo XIX... He aquí esas letras:

        Si subáis a San Macario

        lo primero que veráis

        al tió Gil y a la tiá Gila

        y a Pedro Pablo el Sidal.

        Que lleva la cabras

        del tió Garrofero

        que bate el orillo

        de los Jaboneros.

        Nuestros diputados

        los santos serán.

        Si subáis a San Macario

        lo primero que verás

        al tió Con y a la tiá Cona

        que allí sentados están.

        En el 3 de la centuria

        el pantano se llenó

        para regar nuestras huertas

        pero el guarda lo soltó.

        Se riega La Puebla,

        Samper e Híjar,

        Urrea y Albalate,

        pero Ariño más.

        Nuestros diputados

        los santos serán.

        En el siglo 19

        en el año 22,

        día 4 de diciembre

        adoramos con fervor

        a esa Santa Milagrosa;

        porque es digna y compasiva,

        todos los desamparados

        acuden a su capilla.

        Camillero, camillero soy,

        donde caen los heridos allí voy,

        ni las balas ni el rugido del cañón

        han logrado que yo olvide

        mi sagrada obligación.

        Con su broquel espada en la mano

        sale la guardia del Real

        Caballería, infantería, artillería

        vamos a atacar

        porque han herido al general.

        Retira, Portugal,

        porque han herido al general.

Los últimos ensayos fueron conjuntos y los realizaron en el mas que doña Luisa Domingo Rais tenía en Carracorisa (5 Km.) a donde acudieron andando danzantes y gitanillas, y desde Alcorisa el tió Rullo y su tamborilero para aprender la música y el orden de los dances.

Sólo había uno que estaba ya motorizado, era José el Zapatero, que lo hacía en bicicleta, pues ya vendía Orbeas a 12 duros y las alquilaba a 1 peseta la hora. Por cierto que cuando regresaba salía a esperarle a la cuesta las Nogueras su amigo Joaquín Galve Tello, el Carrasco, al cual le prestaba su Orbea para que se permitiera el lujo de venir montado hasta el pueblo, mientras José lo hacía andando.

Los cantos que las gitanillas entonaron durante la función son un tanto originales pues van desde las alabanzas a la Santa hasta trozos de zarzuelas...

        Venid, venid y llegad,

        danzantes, danzantes,

        danzantes y gitanillas

        a hacerle la reverencia

        a esa imagen sin mancilla.

        Somos gitanillas errantes,

        venimos de tierra extraña

        para obsequiar a esa Santa

        con el corazón y el alma.

        Que viva Santa Bárbara

        con todas sus gitanillas

        y este pueblo que venera

        la Virgen en su capilla.

Al enrollar el palo que portaban con las cintas, cantaban:

        Una cinta

        que 5 me cuesta,

        que 6 me promete,

        que 7 me dan,

        anda, niña,

        y dala por 8,

        que bien vale 9,

        que 10 te darán.

Intervienen a coro danzantes y gitanillas:

        Viva, viva Santa Bárbara

        que viva, (todos)

        con todas sus gitanillas

        que viva, (todos)

        que ofrecen esas coronas,

        coronas (todos)

        a esa imagen sin mancilla

        coronas (todos)

        aquí el ángel os espera

        ya vamos (todos)

        con un amor sin igual

        ya vamos (todos)

        para llevaros a todas

        ya vamos (todos)

        a la gloria celestial

        ya vamos todas

        con guirnaldas y coronas.

        Soldado de Nápoles

        que vas a la guerra...

Ya está todo el pueblo en la plaza. En uno de los bancos de honor el señor alcalde; Joaquín Obón Serrano, el tió Tripeta, el sargento de la Guardia Civil, el secretario José Ruiz Grau, el boticario Ángel Alcalá Galve y el veterinario Albino Cañada Gil. En el otro banco, los mayorales, cuyos nombres nadie recuerda y cuyo libro de cuentas y nombres se quemó, el párroco Manuel Muro Samper y el aguacil Segundo Grau Pérez. En un balcón el médico Joaquín Catalán Azcón, por si había alguna llamada urgente...

En el patio de José el de la Avelina han cambiado sus ropajes procesionales el Mayoral y el Rabadán y ya esperan el Diablo y el Angelico.

Señoras y señores: la función va a comenzar.

Silencio absoluto ha exigido el tió Segundo en nombre del alcalde, pues ya sale el tió Casero vestido de Mayoral, se planta en el centro del rolde y se dirige a todo el pueblo con voz potente y segura con estos versos:

Mayoral

        Buenos días, camaradas:

        con gran entusiasmo y celo

        os doy un millón de gracias

        por los cultos y alabanzas

        que hoy dispone nuestro pueblo.

        Hoy es día de alegría

        que según yo pienso y veo

        ha dejado sus tareas

        todo vecindario entero.

        Yo me cuento con vosotros

        si en algo os puedo ayudar.

        Y aunque a ciegas mi talento

        camina en la oscuridad,

        en nuestra Virgen confío

        que a mi cerebro dará

        clara luz y fuerte brío

        para poder continuar.

        Así, como mayoral

        a mí me toca el primero

        dar tributos a esta fiesta

        con cortesía y acierto.

        Ya que tan grande acogida

        habéis hecho a mi llegada

        soy feliz entre vosotros

        en fiesta tan renombrada.

        El premio de vuestro afán

        será bien recompensado

        por esa bendita mártir

        y nuestro Dios soberano.

        Desterrad mi azoramiento

        que me apura al principiar

        aunque convencido pido

        que me sabrán perdonar

        el Auditorio presente

        por su grande dignidad.

        Saludo con mil amores

        al Ilustre Ayuntamiento,

        al clero y Autoridades

        a quien rendimos respeto.

        También saludo lo mismo

        a cuantos hayan acudido

        a ensalzar la alegre fiesta

        con su honradez y cariño.

        A vos, pues, madre abogada,

        a vos, solo me dirijo:

        deis acierto a mis palabras,

        ya que sólo en vos confío.

Hecha esta introducción, comienza el diálogo entre el Mayoral y su Rabadán, siempre gracioso y charlatán; las pastoras, danzantes, ángel y demonio, en una serie de versos más o menos perfectos e infantiles que me he visto obligado a resumir para no hacer el relato excesivamente extenso.

Mayoral

        Ayer, estando en el campo

        el rebaño apacentando,

        me sorprendió el rabadán

        que hacia mí vino asustado.

        No sé que será (me dijo)

        lo que pasará en el pueblo,

        preste atención y oirá

        todas campanas al vuelo.

        Yo que de él no hago caso

        porque es algo trapacero

        lo dejé con el ganado

        por ver si aquello era cierto.

        Atravesé dos barrancos

        y luego me subí al cerro

        donde pude distinguir

        con claridad al gaitero.

        Estando en mi mayor gozo

        contemplando todo aquello

        un cohete vi subir

        casi a las puertas del cielo

        Enormes detonaciones

        sucedían al momento,

        que apenas uno estallaba

        otro subía directo

        dejando sobre su cola

        tales ráfagas de fuego

        que un instante tuve miedo

        y me horrorizaba al verlos.

        Si será anuncio de fiestas

        (medité por un momento)

        no me esté haciendo ilusiones

        que bien podía ser esto.

        Para salir mas de dudas

        y quedar tranquilizado

        me acerqué hasta mi cabaña

        con un paso apresurado

        deseoso de llegar

        por mirar el calendario.

        Como desde niño estoy

        en las letras retrasado

        revolviendo hojas hallé

        costándome gran trabajo

        el último mes del año

        Diciembre y el día cuatro.

        Pronto cesó mi pesar

        y se trocó en alegría

        y convencido quedé

        al ver el santo del día.

        Hoy Santa Bárbara es;

        no pastará mi ganado,

        que hasta mañana a las ocho

        estará bien encerrado.

        También a mi rabadán

        el permiso le he dado

        para que guarde la fiesta

        que no guarda en doto el año.

        Apenas la hermosa aurora

        su clara luz nos ha dado,

        al rabadán he llamado

        se levantara deprisa

        que como es tan perezoso

        llegaría tarde a misa.

        Me impaciento que no llegue

        cuando hace ya tanto rato

        se quedó junto al pesebre

        el borrico aparejando.

        Para todo tiene tiempo,

        y es un hombre tan pesado

        pero si no me equivoco

        allá viene. Qué despacio;

        conozco bien desde aquí

        su estatua, que va a caballo.

Entra el Rabadán montado sobre un burro pequeño, viejo, tremendamente flaco, todo cubierto de hollín, que para la fiesta había prestado el tió Sidal.

Rabadán

        (Yo soy el pastor pequeño,

        me llaman el rebadán,

        cuidador de los burros

        y las alforjas del pan.

        Si me dan vino lo bebo,

        si me dan agua no hay ser;

        las sopas en el caldero

        digo que me sientan bien;

        yo cogí una cucharada

        por ver si estaban saladas;

        mi mayoral que lo vio

        me pegó una garrotada

        que no me dejó mas pelos

        que una rabosa pelada.)

        ¿Qué tendrá este animalico

        que siempre se está esbarrando?

        ¡Si no estás quieto una vez

        te doblo en un gayatazo!

        Sooo, que voy a bajar

        porque me hielo a caballo.

        Sooo, que no has oído

        o es que quieres ser el amo.

        Sooo, y van tres veces

        y sin quererte parar.

        ¡Cuidado si tiene mosca!

        No lo puedo sujetar.

        Si me pasa esto otra vez

        de cabeza vas al pozo;

        la culpa la tengo yo

        que me se ha olvidado el bozo.

Mayoral

        Gracias a Dios, Rabadán,

        es hora que hayas llegado.

        ¡Por Barrabás! y que mal

        cumples siempre los encargos.

        Que acabarás mi paciencia.

        Sucederá, no lo dudo.

        Pero dime: ¿dónde has estado?

Rabadán

        Se lo vaya a preguntar

        al canalla ese del burro.

        Si no lo cambia o lo vende,

        en la cuadra no ha de estar.

        ¿Quiere usted mayor trabajo

        que no se deja tocar?

        Como usted vio, esta mañana

        yo me puse a aparejarlo;

        quieto estaba a los primero

        y fui la cincha a apretar

        cuando soltó un par de coces

        con las dos patas de atrás,

        que ha roto la piedra grande

        conque molíamos la sal.

        No se contentó con uno

        que tiraba sin parar

        tantos eran y tan fuertes

        que tiró el tabique del mas.

        Las dos cántaras estaban

        arrimadas a un rincón

        las aplastó sin remedio

        el golpe de un aljezón.

        Al cabo de tanto rato,

        cuando él se quiso parar,

        pega un tirón y rompió

        por seis puestos el ramal.

        Una vez que se vio suelto

        con mí se quiso vengar:

        abre la boca y me enristra,

        yo delante y él detrás...

        En un brinco me tiré

        al cubierto del ganado,

        justamente fui a caer

        encima el mejor mardano.

        Como brinqué a gran altura

        del golpe no se ha librado

        que con las patas en cruz

        allí lo tiene estirado.

        Al verme tan de improviso

        se esbarró todo el ganado,

        y el chotico morriblanco

        como usted sabe es tan malo

        a la cesta la culeca

        en un bote se ha tirado.

        Al verlo allí el animal

        se levantó hecha un pavo

        y en el primer picotazo

        el un ojo le ha sacado.

        Escocido el animal

        daba vueltas en la cesta

        hasta que logró chafar

        los huevos de la culeca

        Estando yo en gran apuro

        su ¿reprensión? lamentando

        oía grandes estruendos

        que andaban por el tejado.

        Era el maldito del burro,

        que por la era se ha colado

        sin saber por donde iba

        por tanta furia cegado.

        Y como están a mi nivel

        el tejado con la era

        todo fue para él lo mismo

        porque no dejó una teja.

        Cuando se dio por vencido

        y de correr reventado,

        cayó por la chimenea,

        ¡mírelo qué enmascarado!

        Con que mire usted mi amo

        si se han cometido estragos;

        culpable este langarillas

        que no vale cuatro chavos.

        Lo que le aconsejo a usted

        me lo saque de mis manos

        y como tenga ocasión

        se lo venda a los gitanos.

Mayoral

        Basta ya de tanta charla;

        pero, dime, ¿has acabado?

        No traerán que contar

        tanto los pobres soldados

        que en el día del Desastre

        los moros aprisionaron.

        Si no cambias de conducta

        serás siempre un desgraciado

        porque aunque digas verdad

        nadie de ti hará caso.

Rabadán

        Es verdad me lo conozco

        porque me se escapa alguna

        porque la memoria pierde

        quien sin ser cuaresma ayuna.

        ¿Cree usted que siempre en misa

        y rezando sin parar

        ¡Santo Dios y Santo ¿fuerte?!

        mi tripa se ha de llenar?

        Póngame tres cuarterones

        de patatas por la tarde

        y verá que fuerte rezo

        cuando diga ¡Dios te salve!

        Por la mañana lo mismo

        antes de que alumbre el sol

        una olla como un templo

        de judías con arroz.

        Al mediodía repita

        con la misma operación

        un cocido de primera

        al toque de la oración.

        Es justo de que recemos

        todas las noches el Rosario

        pero primero la cena

        antes que el escapulario.

        Pues si usted lo hiciera así

        desde ahora en adelante

        recobraré la memoria

        que está perdida por hambre.

Mayoral

        Calla con esas simplezas

        no prosigas adelante

        que lo haré como tú dices

        si procuras enmendarte.

        Desde mañana podrás

        saciar tu glotonería

        si cumplieras como bueno

        en la fiesta de esta día.

Rabadán

        A juzgar por lo que dice

        si no miente mi deseo

        usted será el director

        de esta danza según veo.

Mayoral

        No es eso mi rabadán

        lo que te quiero decir

        si es que te gusta la fiesta

        y me obedeces a mí

        alternes con los danzantes

        que son los que ves aquí.

        A estos doce religiosos

        que han tomado por empeño

        dan cultos a nuestra Virgen

        y alegría a todo el pueblo.

Rabadán

        Basta ya mi mayoral

        que ya caigo en el enredo

        el deseo de usted es

        que me entremeta con ellos

        saltar como una pelota

        y bailar como un muñeco.

        Sí señor, sí que lo haré

        y con mucho atrevimiento

        brincaré como las cabras

        y diré versos sin cuento.

        Preparad amigos míos

        preparad los palitroques

        que acomparo a la danza

        cuando se tozan los boques.

        Mas aguardad un momento,

        que hasta aquí quieren llegar

        doce lindas gitanillas

        a hablar con mi mayoral.

        Venid, venid presurosas

        si hasta aquí queréis llegar,

        todos conformes estamos:

        de nuestra fiesta gozad.

Pastora 1ª

        Buenos días, Mayoral;

        mancebos, muy buenos días

        y en igual forma saludo

        a los hijos de esta villa.

        Después de gran caminata

        nuestro intento está logrado:

        hemos llegado hasta aquí

        peligros atravesando,

        por rocas, valles, llanuras

        y por picachos nevados

        desde Egipto, nuestra tierra,

        fatigadas, sin descanso.

        La decisión de este viaje

        por nosotras intentado

        no ha sido con otro objeto

        que venir peregrinando

        por visitar la Capilla

        de una virgen que en Andorra

        su residencia ha fijado,

        y en ella encuentran cariño

        y consuelo los cristianos.

Mayoral

        Esa Virgen que buscáis,

        Gitanas, la habéis hallado;

        miradla, allí la tenéis,

        podéis llegar a su lado

        y adoradla con el celo

        cual hacen los Andorranos.

Rabadán

        Y si tenéis voluntad

        de regalar algún cuarto,

        me lo entregaréis a mí

        porque soy depositario.

Pastora 2ª

        Por siempre alabado sea (se santigua)

        el dulce nombre de Dios

        y la Santísima Virgen de los cielos.

Rabadán

        Esta mujer se santigua

        porque no lleva una perra

        pues si no lleva bolsillo

        uniré poco con ella.

Pastora 2ª

        Gracias, gracias madre mía

        después de tanta tragedia

        por los rigores del frío

        sufriendo mil inclemencias

        desde reinos muy lejanos

        y de muy remota tierras

        a los pies de tu capilla

        cumpliremos la promesa

        Oh mi Dios que pronto premias

        la fe, celo y devoción

        de vuestras humildes siervas.

        Ya tenemos Gitanitas

        nuestro deseo cumplido

        la protección de Virgen

        acogerá con cariño

        a quien viene a visitarla

        como errante peregrino.

        Pastorcitos: con vosotros

        todas juntas nos contamos

        tomar parte en esta fiesta

        que celebráis los cristianos.

        Estas doce gitanilla

        que estáis viendo alrededor

        contarán a Santa Bárbara

        alabanzas con primor.

        Y aspecto de brillantez

        vuestra fiesta tomará

        cuando oigáis a mis gitanas

        sus cánticos entonar.

Rabadán

        No me explico bien del todo

        lo que quiere hacer aquí

        si cantarán sevillanas

        o bailar el garrotín.

Pastora 1ª

        Vamos, vamos palomitas

        acerquémonos allí

        atrevidas y resueltas

        nuestro homenaje a rendir.

        Mayoral, vuestro permiso

        adquirido lo tenemos

        acércate con nosotros

        y acompañadnos al menos.

Rabadán

        Quien sabe lo que saldrá,

        alguna mamarrachada

        no puede ser cosa mucha

        porque no llevan guitarra.

Todas (de rodillas cantan el himno siguiente)

        (Himno)

        Mar de gracias y pureza

        Aurora del Sol Jesús

        Rayo de fúlgido haz

        Iris de paz y consuelo

        Ante tus plantas postrados

        Mírame madre querida

        Amparadnos en la vida

        Dadnos tras la muere el ¿consuelo?

        Ruega por los pecadores

        Ellos con fe te veneran

        De tus bondades esperan

        El anhelado perdón

        Del Señor que arrepentidos

        Imploran al invocarte

        Oh madre que así el llora

        Sois puesto de salvación.

Rabadán

        De lo que acaba de oír

        que le parece mi amo.

        Si le digo la verdad

        me he quedado entusiasmado.

        Si parecen jilguerillos

        en tiempo de primavera

        cuando van de rama en rama

        cantando en las cereceras.

Mayoral

        Es un himno tan precioso

        el que acabas de escuchar

        que jamás de mi memoria

        nunca se podrá borrar.

        Pues me ha hecho tanta gracia

        y el empeño he de tomar

        en aprenderlo los dos

        para poderlo cantar.

Rabadán

        Si usted lo quiere aprender

        se lo aprenda cuando quiera

        pero a mí no me haga fuerza

        que soy duro de mollera.

Pastora 1ª

        Calla necio no prosigas

        que yo me atrevo y cualquiera

        que la cantas como yo

        en una hora de Academia.

        Pues si eres tan religioso

        como al exterior demuestras

        no te has de negar a ello

        que preciso es que lo sepas.

        Así esa bendita Mártir

        te guardará si le ruegas

        de las malas tempestades

        de rayos y de centellas.

        Que a diario vas por el monte

        peligros desafiando

        de horrorosos vendavales

        en el tiempo del verano.

Rabadán

        Sufrir, sufro lo bastante,

        pero el pan no me lo gano

        porque hace ya cuatro meses

        que no he probado un bocado.

        Si usted me promete a mí

        alimentar mi estómago,

        todas noches rezaré

        la coplica y el rosario.

Pastora 2ª

        Basta ya de tanta charla,

        rabadán, no te entrometas

        aguanta por un momento

        que estas doce compañeras

        de amor y de fe cargadas

        han llegado a estas tierras

        van a ofrecer a la Virgen

        sus virtudes y promesas

        y que impacientes aguardan

        que esa gracia les concedas.

Rabadán

        Me callaré, sí señora,

        porque aquí ya lo estoy viendo

        que se van a reventar

        si no las dejo hablar luego.

        Que tengan mucho cuidado,

        como se engañan o yerran

        porque al primer gayatazo

        les romperé las orejas.

Tras la regañina al rabadán, ahora van a pasar ante la Santa las doce gitanillas, y cada una le ofrecerá su corona, circunstancia que aprovecha el Ángel para animarlas en su conducta y en su vida.

Pastora 2ª

        De estorbos libres estáis

        y la licencia adquirida

        adorad corderas mías

        a nuestra Señora Bendita.

Gitanilla 1ª

        Aquí, por ser la primera,

        a tus plantas he llegado.

        Aceptad, madre amorosa,

        este pequeño regalo.

Ángel

        Ven acá, alma virtuosa,

        acércate hasta mi lado;

        por salvarte rogaré

        día y noche sin descanso.

Gitanilla 2ª

        De rodillas y con fe

        te la ofrezco con el alma

        esta corona de flores

        que te ha hecho esta gitana.

Ángel

        Quien así desde la tierra

        aclama a Dios y a sus santos

        les concederá la gloria

        de los bienaventurados.

Gitana 3ª

        A vos mi guirnalda ofrezco

        con tan tierna devoción

        porque con ella os entrego

        entero mi corazón.

Ángel

        En el reino de los cielos

        tú serás bien acogida.

        Que mientras pienses así

        conseguirás esa dicha.

Gitana 4ª

        Aquí tienes, Virgen Santa,

        lo que te puedo ofrecer,

        y te ruego que me guíes

        por el camino del bien.

Ángel

        Del camino que preguntas

        nunca serás extraviada

        porque irá en tu compañía

        el santo Ángel de la Guarda.

Gitanilla 5ª

        Tras de larga caminata

        y rendida de fatiga

        se ha logrado mi deseo

        de adorarte en tu capilla.

Ángel

        ¡Oh alma pura y candorosa!

        tus fatigas han cesado

        porque te acoge la santa

        en su protección y amparo.

Gitana 6ª

        Con esta linda corona

        os quisiera complacer

        que desde lugar lejano

        os la vengo aquí a ofrecer.

Ángel

        Del regalo que a la Virgen

        estáis haciendo señora

        en premio Dios por tu hazaña

        os concederá la gloria.

Gitana 7ª

        Con devoción y constancia

        postrada a tus plantas llego

        y después de visitarte

        esta guirnalda os entrego.

Ángel

        Traed, traed, gitanilla

        la guirnalda prometida

        mientras estés en la tierra

        velaré por vuestra vida.

Gitana 8ª

        Del todo estoy satisfecha

        después de haberte adorado

        sea eterna esta corona

        para adornar tu santuario.

Ángel

        Siempre unida la tendré

        con las que ves a mi lado

        y en recompensa la Virgen

        te cubrirá con su manto.

Gitana 9ª

        Para que siempre te acuerdes

        y no me deis al olvido,

        te ofrezco esta guirnalda

        con mi nombre y apellido.

Ángel

        Los ángeles en el cielo

        son dignos y compasivos

        para todos que a esta Santa

        depositan su cariño.

Gitana 10ª

        En la postura que ves

        Virgen Santa aquí os entrego

        esta corona de flores

        con humilde rendimiento.

Ángel

        Quien así quiere a la Virgen

        y así se sabe rendir

        en todas las ocasiones

        consuelo habrá para ti.

Gitana 11ª

        El cariño que a la Virgen

        le profeso desde niña

        se lo entrego en la guirnalda

        a los pies de su capilla.

Ángel

        Bárbara que desde el cielo

        por sus devotos vigila

        consuelo hallaréis en ella

        cuando os veáis afligida.

Gitana 12ª

        Con la misma devoción

        que tienen mis compañeras

        os entrego mi corona

        porque quiero ser como ellas.

Ángel

        Dios, desde el cielo, os bendice

        por vuestra grande fineza.

        Seguid, seguid adelante

        continuad con vuestra empresa.

Pastora 1ª

        ¡Oh! con que delicadeza

        la lengua habéis empleado

        con acento de ternura

        fielmente habéis adorado

        a esa imagen tan sagrada

        y ese delicioso encanto

        que es la dicha y el reposo

        de todo el pueblo andorrano.

Rabadán

        Con que finura habla usted,

        y cuantisma zaragata;

        cuidadico si hace rato

        que no he metido la pata.

        Tanto rato sin hablar

        es pa mi genio aparente

        no sabe usted que el pueblo

        soy de los más alcagüetes.

Pastora 1ª

        Decís muy bien pastorcito

        porque hemos sido atrevidas

        pero antes de retirarnos

        demos las gracias a Dios

        postrándonos de rodillas

        diciendo ¡Viva Jesús!

        y María también viva;

        viva también Santa Bárbara

        por cuyo medio hijas mías

        se han cumplido mis deseos

        y han cesado mis fatigas.

        Sólo me resta ofrecer

        al Criador alma y vida

        a Bárbara el rendimiento

        y el corazón a María.

        Con estas disposiciones

        demos lugar hijas mías

        a que estos dos pastorcitos

        con toda su comitiva

        continúen sus festejos

        y con expresiones vivas

        de Santa Bárbara publiquen

        sus glorias y maravillas.

        En el entretanto pues

        retirémonos queridas

        dando las gracias a todos

        por la piadosa acogida.

Rabadán

        De que poco me ha servido

        el decirle que se calle:

        Jesús, María y José

        no ha metido mal romance.

Pastora 2ª

        Basta de zalamerías:

        ya se acabó, Rabadán,

        que este grupo de danzantes

        todos aguardando están

        que les mandes que gustosos

        todos te obedecerán.

Rabadán

        Es verdad, mi mayoral,

        los ha dejau a mi cargo.

        ¡Ea! En guardia, a danzar

        la mudanza de los palos.

Y bailan la “mudanza”...

Rabadán

        Mayoral, ¿que le parece?

        me diga si le has gustado;

        refinan como trompones

        y corren como los galgos.

Mayoral

        Muy bien, muy bien, rabadán;

        muchísimo me ha gustado;

        toma en premio de tu hazaña

        este pequeño regalo.

Y le da un duro.

Rabadán

        Y que dichoso me veo

        por un duro acompañado

        pero soy tan gastador que

        durará poco rato.

        Voy a comprarme al momento

        a la tienda del Carrasco

        un cuartal de salchichón

        y un quilo de vino rancio.

Diablo

        Cuando menos lo esperaba

        vuelvo a ser incomodado

        por danzas y algarabías

        que celebran los cristianos.

        Confuso y en sudor frío

        colérico he despertado

        al oír el griterío

        de este indigno vecindario

        que con cantos y alabanzas

        mi pecho está taladrando

        con un acero cortante

        que al corazón ha llegado.

        Dichoso del día aquel

        que al mando de dos mil ¿diablos?

        vuelva con nubes de fuego

        vuestras carnes abrasando.

        ¿Qué intentáis hacer aquí

        en esta plaza, malvados?

        cesad de vuestra armonía

        enmudeced vuestros cantos,

        y sin detención ninguna

        pronto de aquí, dispersaos.

        ¡No prosigáis, oh groseros!

        ensalzando a vuestros santos

        que con libros y oraciones

        me atormentáis a diario.

        Aun no quedo convencido

        si esto es realidad

        o delirio que en mi mente

        no se puede separar.

        Este sentimiento infame

        me acongoja sin cesar

        y trastorna mis sentidos

        al no poderlo arrancar.

        Recobre mi pensamiento

        luz que alumbra mi razón

        por rechazar estos planes

        ¿dispuestos? con tanto amor.

        Que ese nido de cristianos

        ha propuesto con fervor

        en ensalzar esa Santa

        a quien inspiro odio yo.

        ¿No pensáis que hay un abismo

        que logrará conquistar

        con sus soldados valientes

        a toda la humanidad?

        ¿No me diréis egoístas

        que un soplo puede cortar

        de mi poder y arrogancia

        toda la unión fraternal?

        Y ligada, entre vosotros,

        yo la quiero desatar

        y sembrará las discordias

        y las guerras a la par.

        Turbaré continuamente

        los goces de vuestro hogar.

        Derrumbaré esa capilla

        porque no aclaméis jamás

        a vuestra Santa maldita

        que rogando sin cesar

        día y noche los cristianos

        consuelo podéis hallar.

        Y porque nunca jamás

        aparezca a vuestra vista,

        en trizas la haré volar

        con cargas de dinamita.

        Y envuelta por los escombros

        y por las llamas quemada

        te encontrarán tus devotos

        en las ruinas sepultada

        y con gases asfixiantes

        volveré a cargar de nuevo

        y acabaré con vosotros

        con vuestros Santos y templos.

        Y con tan grande ¿batalla?

        ganada con poco ¿esfuerzo?

        os arrastraré al abismo

        de las llamas del infierno.

El Mayoral y las dos pastoras se arrodillan ante la Santa y dicen lo siguiente los tres a un tiempo.

Todos juntos

        Madre y abogada nuestra

        consuelo del pecador.

        Amparadnos, Virgen Santa,

        en tan triste situación.

        Defiéndenos Madre mía

        antes que pueda lograr

        con l a sangre del cristiano

        su sed poder apagar.

        Con vuestro auxilio continuo

        te pongas por ¿medianera?

        y ¿compares? a tus devotos

        que ¿adornan? desde la tierra.

Diablo

        Porqué os ponéis de rodillas

        y a quien hacéis oración

        si la Santa no os escucha

        y os desprecia vuestro Dios.

        Levantaos; vil canalla

        si no queréis que al instante

        envueltos entre mi furia

        cruelmente os despedace.

Rabadán

        Si se esperdicia algún palo

        hacia mi vendrá a parar.

        Santa Bárbara bendita

        quien se pudiera escapar.

        Oye tu, zarrapastroso,

        oye bien lo que te encargo:

        si insultas a estas señoras,

        y como toques a mi amo,

        te romperé seis costillas

        en el primer gayatazo.

Diablo

        ¿Acaso crees o piensas

        de que yo soy algún asno?

        Ven acá, vil gusanillo;

        entrégate, desgraciado,

        que descargar no podrías

        en mi tan horrendo palo.

        Y a esa Santa que tu adoras

        y dices que hace milagros,

        aunque ruegues y le reces,

        no te escapas de mis manos.

Rabadán

        Suelta, suelta gavilán,

        ¿pues no ves que estoy temblando

        como un burro que se ve

        en las manos de un gitano¿

Diablo

        No te suelto miserable

        hasta que vea logrado

        verte tendido en el suelo

        después que hayas expirado.

Rabadán

        Antes que este mundo deje

        moriré con religión,

        que avisen al Sr. Cura

        y me de la Sta. Unción.

        Uno a casa del tió Carlos

        para que haga la señal

        y se entere todo el pueblo

        de que ha muerto el Rabadán

        Como muero tan deprisa,

        voy a hacer el testamento

        delante de los presentes:

        a mis amigos les dejo

        la zamarra y los calzones,

        las calcillas y el sombrero.

        Por ser el más preferido,

        a mi Cuñado, el herrero,

        le dejo dos ollas grandes

        de prebetas, pal invierno.

        Al chico y a la mujer

        les dejo todo el dinero:

        nueve perras que hay obradas

        en la cuadra, en un agujero.

        Para que nunca se enoje,

        a mi abuelo he de dejar

        las dos prendas que me quedan:

        la gayata y el morral.

        El burro es para mi tío

        Marcelino, el Albardero:

        en cuanto entre en su casa

        tendrá muy buen ¿?

        una saca y un cuchillo

        para quitarle el pellejo.

        Y que nadie pida más

        de lo que a cada uno dejo;

        firmarán todos presentes

        para que nunca haya enredo.

        Conque a Dios, que a morir voy

        en manos de este borrego.

        Sta. Bárbara bendita

        en que situación me encuentro

        amparadme madre mía

        en tan crítico momento.

Diablo

        Sea por última vez

        la que aclames a tu Santa

        que te lo voy a impedir

        apretando tu garganta.

        Pues si haces tantos milagros

        aquí te quiero probar

        quiero que en mis manos sea

        víctima este rabadán

        vuestro poder con el mío

        hoy mismo quiero azuzar

        y si puedes más que yo

        has de oponerte a mi plan.

Ángel (al diablo)

        Dónde vais, monstruo infernal,

        por tanta furia cegado.

        Basta de contemplaciones;

        largo de aquí, desdichado.

Rabadán (al diablo)

        ¿Te piensas que es como yo?

        No sabes ahora, macán,

        con quién te juegas los cuartos.

Diablo

        Me voy y de rabia muero.

        Abrase en bocas la Tierra

        y en numerosos volcanes

        vaya rodando al abismo

        esta villa miserable.

Ángel

        Mayoral, siga la fiesta,

        preparad vuestros danzantes,

        que siempre que os tiente el Diablo

        estaré de vuestra parte.

Pasan ahora, ante la Santa, las gitanillas y los danzantes para pronunciar su dicho, contestando el Rabadán a cada uno con un contradicho.

He aquí una muestra de estos dichos:

De dos danzantes

        A tu divina capilla

        llego por ser el primero

        con deseo verdadero

        de ofrecerte alma y vida.

        Los recuerdos de este día

        no borrarán mi memoria,

        y si he de ganar la gloria,

        que confío conquistar,

        cantaré tus alabanzas

        días y noche sin cesar.

        Nací de una madre honrada,

        cumplo el precepto divino;

        es el cielo mi destino

        y la tierra mi posada.

        Mi vida en todo arreglada

        no turba insano recelo

        y sé bien que mi consuelo

        y mi alegría interna

        no se halla en la taberna

        ni en el infame libelo.

De dos gitanillas

        Dios, al crear, ya formó

        del universo el palacio

        con un suspiro el espacio,

        con una lágrima el mar.

        Y queriéndonos probar

        que Él adora lo que alcanza,

        como señal de bonanza

        dibujaste allá en el cielo

        la Aurora, que es consuelo,

        y el Iris, que es la esperanza.

        Así, cuando nada era

        y tu voz jamás oída,

        tomó movimiento y vida

        la naturaleza entera;

        surcó el río la pradera,

        dio la flor fragancia suma,

        la luz disipó la bruma

        y el aliento soberano

        alas prestó al Océano

        y las coronó de espuma.

Cuando cada gitanilla o cada danzante terminaba de pronunciar su dicho; sus familiares les arrojaban perras, caramelos, peladillas, conejos, pollos y palomas; todo lo cual, unido a una res que les regalaba el señor Alcalde, les permitió hacer al día siguiente una comilona por todo lo alto en la ermita de San Macario.

Mucho debieron de recoger, pues sólo de caramelos y peladillas pasó de dos hanegas, según asegura una de las gitanillas.

Como ya se ha dicho anteriormente, cada gitanilla y cada danzante pronunciaron su dicho ante Santa Bárbara, circunstancia que aprovechó el Rabadán para echarles en cara sus defectos, pronunciando lo que se denominó contradichos.

Ninguno de ellos lo conocía, pues el tió Albarderico a nadie se lo dijo (solo José el Zapatero consiguió sacárselo...), temiendo alguna reacción desagradable, aunque les advirtió que, oyeran lo que oyeran, no lo tomaran “a pecho”.

Fue, sin duda, lo que más impacto produjo en el auditorio. Aún hay muchos que los recuerdan y saben contra quién fueron dirigidos, pero he preferido silenciar sus nombres, pues algunas y algunos aún viven.

He aquí los doce que lanzó contra las gitanillas:

Rabadán

        Na mas piensas en la Santa

        los días que está el gaitero

        por bailar y hacer el loco

        con los mozos por el pueblo.

        Cuando invocas a la Santa,

        algo tendrás que enmendar,

        pues pareces a las cabras

        que señalan tempestad.

        A los pies de nuestra Virgen

        llegas con mucha humildad;

        el mozo que a ti te enganche

        cuantas veces li ha de penar.

        Muchos novios te rodean

        en el pueblo, según dicen,

        y entre todos quedarás

        para vestir a la Virgen.

        Cuando veo una tronada

        muy fea por Val de Ariño,

        la comparo con tu cara

        porque la tienes lo mismo.

        Si en España se formaran

        cuadrillas de novilleras,

        como te gustan los toros

        serías banderillera.

        Lo mismico te acomparo

        que a los gatos en enero:

        van aullando por la calle

        en busca de compañero.

        Muy buena chica pareces,

        pero ayer me dijo un hombre

        que no eres lo que aparentas.

        Quien te conozca te compre.

        Tú vas detrás de los mozos

        como los ríos al mar,

        por ver si encuentras un tonto

        para poderlo enganchar.

        Cuando sales a la calle,

        maña, es tan feo tu andar

        que pareces a los machos

        que sacan al muladar.

        Si vas a misa primera,

        sólo es por ver al novio,

        pues te pones en las Almas

        pa estar más cerca del Royo.

        Pues si fueras tan curiosa

        como tú sabes charrar,

        no tendrías como tienes

        todo en casa sin fregar.

Y los que empentó a los danzantes:

        Para danzar te ofreciste

        porque este año, en la siega,

        a mediodía, comiendo,

        cayó un rayo en la tortera.

        Si les hablas a las mozas

        dirán: “Perdona por Dios,

        que eres de la edad de Cristo,

        cumplidos los treinta y dos”.

        Chico, subes como el humo

        porque compras sin parar.

        Veremos tu picaporte

        cuántos lo irán a tocar.

        Si tú cayeras soldado

        por una casualidad,

        que te pongan buen moquero

        pues no harás más que llorar.

        Qué mal pronuncias, muchacho;

        pareces un tazarrón.

        Si hubieras nacido cerdo

        serías buen gruñidor.

        Pues si eres como tu padre,

        tan marrano pa labrar,

        ¡pobre tierra de los Fayos,

        qué canina criará!

        Este mozo es de Alcorisa

        en la manera de hablar.

        De ponerte aquí danzante,

        qué bailalunas será.

        Aun los mismos insurrectos

        creo que serán más blancos;

        si te marcharas a Cuba

        pasarías por mulato.

        Mozas de Andorra, tened

        de este hombre compasión,

        porque lleva a las costillas

        calabazas treinta y dos.

        Poco corres por casarte,

        pero no es por no buscar,

        que no te queda una moza

        en le pueblo por mirar.

        Si te estorbas con la novia,

        ya me avisarás a mí,

        que en esta misma semana

        me se han convidado mil.

        Si pa otri vas a labrar,

        no te duermas en el surco.

        Las dos manos a la esteva

        y dale un poco más junto.

No se sabe si corresponden a este o algún otro dance anterior estos otros contradichos que algunos ancianos recuerdan, asociándolos a nombres concretos.

        Veo que estás mu contento

        porque ya has matau al puerco.

        No los compres de esa raza,

        que gruñen después de muerto.

        Sólo te has puesto danzante

        porque has sacau buen numero.

        ¡Cómo bailaba tu padre

        espelletando el carnero!

        En la tierra de Turbena

        te valía más pensar,

        que haciendo el guapo p'ol pueblo

        toda las dejas yermar.

        Tú también te alegrarías

        de que no fueras tan feo

        porque tu cara parece

        a un tocinico del “modelo”.

        Qué contento viene el “Cristo”

        porque se ha hecho casa nueva,

        pero todo el mundo sabe

        que no ha pagau una perra.

        Han hecho buena ensalada

        con casaros jovencitos,

        si entre los dos no pesáis

        ni cuatro libras en limpio.

Mayoral

        Y ahora, lindas pastoras,

        vamos a finalizar

        despidiéndonos de todos

        con mucha amabilidad.

Pastora

        Adiós al Ayuntamiento

        y al clero de esta parroquia;

        adiós, mi santa bendita,

        adiós al pueblo de Andorra.

Mayoral

        Ahora te toca a ti,

        ¡oh mi Rabadán querido!,

        el darle la despedida

        a este pueblo, con cariño.

Despedida del Rabadán

        Es costumbre muy antigua

        que siempre, para final,

        aquí se quede en la plaza

        el tonto del Rabadán.

        A todos los de la plaza,

        a todos les digo ¡adiós!,

        pero aguanten un rato más

        que será largo el sermón,

        y a muchos les va a coger,

        sin retiro, el chaparrón.

        Siempre los tontos de Andorra,

        cuando a fiestas han venido,

        en abundancia les dan

        mucha carne, pan y vino.

        Pero esto ya se acabó,

        ya llegó el amén, Jesús.

        Es vergüenza que se diga

        que pasaron los de Andorra

        a las fiestas de la Cruz,

        y todos dicen lo mismo.

        “no nos dieron ni una copa”.

        Y como no es justo critique

        solamente al forastero,

        enseguida les tocará

        también a los de mi pueblo.

        por las personas más nobles,

        señores, principiaré,

        y al CLERO de esta parroquia

        una advertencia daré:

        que abaraten los entierros

        porque los cuentan muy caros.

        Por un ratico que cantan

        unas coplas en latín,

        que aun ellos mismos no saben

        lo que allí quieren decir,

        ¡tontorrón, suelta el recincho

        y paga si quieres morir!

        Mi reclamación también haré

        lo mismo, señor Boticario,

        porque nos hace pagar

        hasta el agua del Regallo.

        Al Médico de este pueblo,

        que estaría más bonico

        si llevara por la calle

        en su mano un bastoncico.

        Si es que dinero no tiene

        para poderlo comprar

        le prestaré mi gayato

        para poderse apoyar.

        Del señor Veterinario

        algo tengo que decir:

        que es un gran caballero

        porque le gusta cumplir.

        También a la Guardia Civil

        tengo que advertirles algo:

        que vigilen a menudo

        los huertos del Río Bajo,

        que muy cerca del cuartel

        se lamentan las vecinas

        que hace un año no les dejan

        en sus corrales, gallinas.

        Al ilustre Ayuntamiento

        un momento voy a hablar:

        que apoyen a los maestros

        para que puedan criar

        en el monte San Macario

        un delicioso pinar

        y castiguen seriamente

        al que intente destrozar

        esos tiernos arbolitos.

        A esos niños tiernecicos

        que a la edad de cinco años

        de la escuela los sacáis

        pa llevarlos al ganado

        y con quince o veinte ovejas

        por el monte van pastando,

        encargarles que respeten

        los pinos que en este monte

        dentro de muy pocos años

        ofrecerá alegre vista

        a la ermita San Macario.

        Y en cuanto yo sea Alcalde,

        todo lo tengo cambiar:

        gatos, perros y gallinas

        no quiero ver por las calles;

        todos los que tengan cerdos

        prohibido quedará

        degollarlos en la calle.

        A todos los Carniceros

        este anuncio les pondré

        en el mismo matadero:

        que toda oveja que maten

        le han de dar al secretario

        los culos y las orejas.

        Por hacer bien la limpieza

        tendrá derecho el Alguacil

        a llevarse cada día

        las tripas y el cagarril.

        Ningún mozo quiero ver

        rondando por esas calles

        en cuanto toquen las diez.

        Cuando vengan de Albalate

        a la plaza con recado,

        a las ocho la mañana

        se les cerrará el mercado,

        y cuando traigan tomate,

        si ya está algo pasado

        que se les chafe en los morros

        porque no somos marranos.

        A las Mozas de este pueblo

        también les quiero aclarar

        que son peor que los mozos

        y hacen mucho el animal.

        Ya sus queda poco tiempo

        de andar por la carretera,

        pues si no se corta pronto

        la época va a llegar

        d'ir los mozos a dormir

        y las mozas a rondar.

        Ya no quiero continuar,

        que me paran mala cara,

        pero antes de retirarme,

        de rodillas a esta Santa

        ruego que, con preferencia,

        miréis la villa andorrana.

Santa Barbarica.

En este día, que era laborable, se subastaba todo lo que se había recaudado en el día anterior. La subasta la hacía el tió Churrero, y se realizaba en la plaza del Ayuntamiento.

En los nueve días siguientes a la fiesta de Santa Barbara, se rezaba la novena a dicha santa ante el portal que se ha mencionado antes, junto a la plaza del Ayuntamiento. Los devotos eran citados a toque del campano; una vez reunidos bajo el arco se rezaba el rosario, se daba lectura a un episodio de la vida de la Santa, se entonaba el canto de sus gozos y de las coplas del himno y se acababa con un rotundo: “¡Viva Santa Barbara!” por parte de la rezadora “oficial” Palmira Aznar Ciércoles.

El último día los mayorales obsequiaban a los de la calle con un refresco a base de higas secas y algunas tortas caseras.

La Inmaculada Concepción de Nuestra Señora (La Purísima) (8 de diciembre).

Este día los rosarieros cantaban:

        Muy brillante se ofrece a la vista

        este grande día para el pecador,

        que adora la extensa pureza

        de la humilde madre del Dios Salvador.

        Con dulce canción,

        ensalcemos, oh fieles cristianos,

        a la siempre hermosa, limpia Concepción.

        Reina del Cielo y tierra,

        los del Rosario,

        Virgen Inmaculada,

        te saludamos.

        Oh cuan dulce fue para los cielos,

        y cuan gran motivo de pena y dolor,

        para el infierno que en rabia vive,

        ver pura y sin mancha la Madre mejor.

        Con dulce canción,

        ensalcemos, oh fieles cristianos,

        a la siempre hermosa, limpia Concepción.

        Reina del Cielo y tierra...

Santa Lucía (13 de diciembre).

La imagen que preside la celebración es de propiedad particular; pertenece a Doña Dolores Galve Alquézar. Del mantenimiento y conservación de la imagen se responsabilizan Dolores Galve Alquézar y María Cruz Legua Rudilla, las cuales se encargan de nombrar a las personas que, previa solicitud, quieran tener la imagen en sus casas durante un tiempo determinado.

En este día empiezan las calandrias.

- Por Santa Lucía la más larga noche y el más corto día.

Fiestas de San Blas (2 y 3 de febrero).

En cuanto a la fiesta de San Blas hay que decir que aunque antiguamente era fiesta de todo el pueblo, con el tiempo pasó a ser exclusiva de los vecinos de la plaza y calle de San Blas. Mosén Generoso Vázquez opinaba que antiguamente debía ser el patrón de los mineros, ya que anualmente celebraban esta fiesta.

La fiesta duraba dos días:

Víspera de San Blas.

La víspera ya se juntaban para hacer una merienda-cena todos juntos. Un año se mataron tres corderos, comiendose los “menudos” en el día de la víspera. Luego pasaban toda la noche de juerga en torno a la hoguera que hacían.

La leña para la hoguera era recogida por los chicos en el monte de San Macario; aunque también solían cogerla de encima de las barderas de los corrales, siempre y cuando no se enteraban los padres, ya que si no les gritaban. También los vecinos aportaban leña.

Para amenizar la noche se contrataban a guitarristas (el tió Cecilio y el tió Arcadio). Se sacaban las bombillas de las casas a la calle para que hubiera más luz. Alguna vez, y debido al frío, el baile se hizo dentro de alguna casa.

Día de San Blas.

De madrugada salían los despertadores con el tió Casero.

Por la mañana, antes de ir a misa, se daba a la gente higas y anís, por cuenta de los mayorales correspondientes a cada año. En el año 1956 dieron tortas, siendo esto una innovación de los mayorales de ese año, uno de los cuales era el Tejero. Este año fue famoso también por el frío; nos contaron que se llegó a helar un vaso de vino que dejaron en el balcón y eso que según afirmaron: era vino bueno. Las tortas que se repartían eran: tortas de Pascua en pequeño, rosquillas, tortas de alma, etc.

Durante la misa se bendecía pan bendito y pastas que llevaba la gente: mostachones, magdalenas, etc. Al finalizar la misa se anunciaban los nombres de los nuevos mayorales.

Tras la misa había procesión, a la que asistían los vecinos del barrio San Blas, a los que acompañaban familiares y conocidos a los que invitaban los mayorales. Las mujeres del barrio de San Blas iban vestidas de baturras y solían llevar pan bendito.

Para continuar la fiesta, los vecinos comían y cenaban juntos.

En los días siguientes se rezaba la novena de San Blas, en la capilla que hay en la plaza de San Blas. Esto se hacía desde antes de la guerra civil.

Actualmente se bendicen alimentos en la Iglesia, en la misa de la tarde.

Había una figura de San Blas en el altar mayor de la iglesia parroquial; esta imagen estaba situada a la derecha de la hornacina principal, estando situada entre las de San Pablo y Santo Dominguito de Val. San Blas estaba representado también en el retablo del altar de San Antón, en otro retablo dedicado a San Antón que había en la ermita del Pilar y en el altar de la Pasión del Señor que había en la ermita de San Macario. Aún había otra imagen, colocada en una columna junto a San Macario y San Roque, que eran las que se sacaban en las procesiones. Todas las imágenes desaparecieron con la guerra civil.

Además había dos capillas dedicadas a San Blas; una estaba situada en un arco que había en la calle de San Blas; esta capilla tenía altar donde antiguamente se celebraba. La otra está todavía en una pared de la plaza de San Blas, y que cuya imagen se compró en 1925 por suscripción popular de los vecinos. Desconocemos cuando se quitó el arco con su capilla y también si la imagen que hay actualmente es la original o si es otra.

Después de la guerra se compró una imagen nueva de San Blas entre los vecinos de las calles de San Blas, Alta y plaza de San Blas.

- Si por San Blas llega la cigüeña, mira al año con cara risueña.

- Por San Blas la cigüeña vieres, y si no la vieres, año de nieves.

La “Copla de San Blas” es:

        San Blas se hizo obispo en Sebaste

        y hacia Montargel se fue a retirar.

        Lo prendieron de por Agricolao

        y a la cárcel preso lo mandan llevar.

        ¡Caso es de admirar!

        Que aunque sufra su furia el tirano

        San Blas a su Dios no lo ha de olvidar.

        El rosario recemos

        con alegría.

        ¡Viva San Blas glorioso

        que hoy es su día!

Los Gozos de San Blas los tiene Aurelita.

    Costumbres coloquiales, expresiones, dichos, formas de saludo, canciones populares…

La forma en que vivían antes los amigos.

Cada domingo iban a merendar a una casa; la cuadrilla llevaba la carne, y lo demás lo ponía la casa donde merendaban; uno de la cuadrilla, antes de empezar a comer ellos, iba al aparador, cogía una esculla y la llenaba de carne para la mujer y los pequeños.

Pero no solo eran amigos para ir a merendar los días de fiesta; si alguno se ponía enfermo, se reunía el resto de la cuadrilla y, entre todos, le hacían la faena que fuera (sembrar, segar, coger olivas, trillar o lo que fuera), y la faena iba adelante como si nada pasara.

Relaciones entre padres e hijos.

Entre padres e hijos, más que respeto había temor, o sea, está mezclado el respeto con el temor.

Los padres, por falta de cultura, no se abrían con los hijos, o sea, no había diálogo.

Los hijos, si tenían algún problema se lo tenían que guardar, porque si decían algo les contestaban: “¡tú a callar!”, y si no te iba un tortazo, ni bien ni mal.

Costumbres relativas a las enfermedades.

Costumbres mortuorias.

Los entierros.

Se enterraba al día siguiente de la muerte.

Había distintos toques con las campanas para anunciar que alguien había fallecido; si el entierro era capitular (el más caro) se tocaba hasta la campana grande; cuando el entierro era de un niño, el toque de las campanas también era diferente (la gente decía que “tocan a mortajico”).

Se ensabanaba a todos, atando una sábana de lienzo por la cabeza y los pies, cosiéndola por el centro y colocando una tira de la misma sábana adornada con piquicos hechos a tijeretazos para disimular el cosido. El difunto, con esta mortaja, era dejado en el suelo, no en la cama. Se decía que con el frío del suelo, a algunos muertos les producía reacción, haciendo que se incorporaran, con el consiguiente susto de los asistentes al velatorio.

A los velatorios acudía mucha gente, sobre todo los más allegados y los vecinos; en el caso de no acudir se llegaba a perder la amistad o a discutir con la familia.

En algunas ocasiones acudían a las casas donde se rezaba “llorones” o “plañideras”, los cuales cobraban por sus “servicios”. También existían “rezadoras”.

A partir de una cierta hora (alrededor de la una) se sacaban galletas, café, chocolate, etc... Era algo habitual que a lo largo de la noche el ambiente se relajara y se terminara contando historias y chistes, o incluso que se llegaran a hacer bromas como echar pimienta para que la gente estornudara. En el caso de que el difunto fuera muy mayor o un niño, esto aún sucedía en mayor grado; nos hablaron de un caso en el que se acudió al velatorio con guitarras. También nos dijeron que hubo casos en los que el padre continuó trabajando en el campo o en la trilla, y ni siquiera acudió al entierro. Esto choca mucho con el hecho de que después el luto fuera muy largo.

En la iglesia se dejaba al difunto en la entrada, no al pie del altar como se hace ahora. Cuando el difunto pertenecía a una cofradía (San Agustín, San Jorge, etc...) el resto de los cofrades asistían portando hachas o velas.

Al salir de la iglesia se colocaban en la puerta los familiares más directos, y la gente pasaba a darles el pésame, incluidos los que permanecían en la calle durante la misa.

El cortejo fúnebre iba hasta el hospital, desde donde los curas y alguna gente ya se volvía; si el entierro era capitular los tres curas llegaban hasta el cementerio; este tipo de entierros sólo los hacían los ricos.

En los entierros capitulares se llevaba el ataúd en un carro tirado por tres caballos, y en caso contrario por un sólo caballo. La primera vez que se llevó al muerto en coche hasta el Cementerio fue en el año 1.975.

Los hombres acudían a los entierros, e iban con capa y sombrero.

A los niños se les enterraba con ataúd de color blanco.

Más antiguamente se daba el pésame a la familia cuando se volvía del Cementerio a casa, dándose entre los hombres en la puerta de la casa, y entre las mujeres dentro de ella.

Se rezaba el rosario durante tres (ocho) días, por la tarde-noche; los rezos se realizaban en las casas; a los niños sólo se les rezaba un día, y si no habían recibido la Primera Comunión, no se rezaba ninguno.

Al día siguiente del fallecimiento, por la mañana, se realizaba la “misa de llagas”.

Las mujeres llevaban, en señal de luto, pañuelo negro en la cabeza y en el cuello, llevándolo más o menos tiempo dependiendo del grado de parentesco del difunto.

El luto era muy largo, y a veces se empalmaba un luto con otro; cuando se estaba de luto las fiestas familiares no se celebraban; si se estaba de luto, los niños hacían la Primera Comunión vestidos de negro; cuando llegaban las fiestas patronales se cerraba la casa y se marchaban a otro sitio; no se asistía a las procesiones y se llegaba a dejar de amasar tortas y blanquear la casa. En el caso de que se estuviera preparando la boda, ésta de retrasaba un tiempo, sobre un año o más, aunque se dejaba al novio que fuera a ver a la novia a casa; si en algún caso no se respetaba dicho plazo, la familia, incluso la más allegada, no asistía a ningún acto de la boda.

A la zona del Cementerio en la que se enterraba a los no bautizados, suicidas, amancebados y “publicamente ateos en dichos y hechos”, que está junto al Cementerio, pero que no comunica con él, se le conocía con el nombre de “corralico”.

No había hereu; la herencia se repartía entre todos los hijos, a partes iguales, a no ser que en el testamento se decidiera algo distinto. En el caso de no haber testamento, se hacían lotes, tantos como hijos, atendiendo al valor de las cosas que había para repartir (desde casas y tierras hasta mobiliario, ropas y menaje), para que fueran lo más iguales posibles, y después se sorteaba entre los hijos. Nos contaron de un caso en el que se llegaron a cortar unos calzoncillos para que cada una de las partes se llevara una pernera.

Cuando los padres eran mayores se les llevaba de comer todos los días, o bien se les tenía en casa de los hijos, por turnos.

Aspectos folklóricos:

Rondas nocturnas.

Pasacalles.

Rondas diurnas.

Carreras. Barra. Cucañas. Carreras de caballos. Toro de fuego, ensogado, etc. vaquillas. Bailes. Verbenas.

Andorra, Calanda, Urrea de Gaén, Albalate del Arzobispo y Oliete son de los pocos pueblos de la comarca que conservan la tradicional Carrera Pedestre; otros pueblos la organizan intermitentemente o se perdió hace pocos años: Castellote, Alloza, Ariño, Castelserás, entre otros. Andorra ha sido la cuna de otros dos grandes corredores, uno de ellos, El Rey de Andorra, pionero en el pedestrismo regional. Llegó a correr, a finales del siglo pasado, en París y en Londres, venciendo a jinetes montados sobre caballos. Otro, Rafael Bielsa, conocido como El pelotón de Andorra, mantuvo emocionantes duelos con Luis Royo; las competiciones disputadas en el campo de fútbol, con seguidores de ambos adversarios, resultaban más emocionantes que cuando jugaba el equipo local de fútbol.

Hay cuatro cosas que no faltan nunca en las fiestas grandes de los pueblos de Aragón: el baile, los toros, las cucañas y la procesión.

Estos han sido nuestros locales de baile:

- Las eras del Peñal y la Malena.- Al aire libre, al son de guitarras y bandurrias, iba y venía la jota de los pies ligeros y el alma grande de los mozos y mozas de Andorra, a finales del siglo pasado.

- Baile del tió Juanico.- A principios de siglo, y en la calle Candela 1, las guitarras y bandurrias aprendieron a alternar jotas y valses. Y la vida del pueblo iba y venía en las tardes largas de las fiestas grandes.

- El trinquete.- En la zona que después fue el salón Medina y bar Camacho estaba ubicado por los años 1915-50 el frontón de pelota. Por las mañanas, los mozos jugaban al frontón. Por la tarde, los mismos mozos reían a carcajada limpia al lado de las guapas mozas andorranas. En el trinquete tocaron las sucesivas bandas de música del pueblo. Hacia el año 1918 comenzaron sus actuaciones. La primera pieza: “La cinta que cinco me cuesta”. La entrada, 0'25 céntimos. Y en las fiestas de San Macario, allí acudían las mejore voces de jota de Aragón. El trinquete recuerda las actuaciones de José Oto, Manuela Asensio, Felisa Galé, Camila Gracia, etc.

- El Almudín.- Por los años 20-30 de este siglo, un nuevo baile, animado por una parte de la banda de música del pueblo que se dividió, abrió sus puertas “El Almudín”. Situado en la vieja fábrica de harina, actual casa de Nati Canfranc.

- Salón de la Tiá Garrofera y Teatro del Zapatero.- Ubicados, respectivamente, en las proximidades de la casa de Lidia, viuda de Pérez Bielsa, y en el hoy cafetería Rosa Mari, estos han sido dos bailes que hacían furor por los años 30-34.

- Cine Coliseum.- Este local fue primero salón de baile y después además cine. Más tarde fue sólo cine, y entonces se construyó el del tió Ramón.

- Baile del tió Ramón.- Es hacia los años 50 cuando abre sus puertas el baile del tió Ramón, en la carretera Alloza; después se empleó como ¿pista de patinaje?, que luego continuaría en el Medina.

- Salón Medina.- En el antiguo trinquete; fue montado por el tió Ramón con su hijo Juan y su yerno Miguel Medina.

- Discoteca Galaxia.- Propiedad del Club de Fútbol E.N.D.E.S.A. Andorra.

- El Pabellón y el baile gratuito del Ayuntamiento.- En los años 75-77 la comisión de fiestas trajo en Pabellón portátil; todo un lujo de ambiente y comodidad.

Además de estos locales siempre existió el baile del Ayuntamiento, en la plaza del Ayuntamiento o en la de la Iglesia, y desde los años 60 en la plaza del Regallo.

Los lugares donde se hacían las carreras eran:

- Las eras del Bayo.- A principios de siglo. Estaban en lo que hoy es la plaza de la Cruz, del barrio de la sindical. Único premio: los pollos atados en la punta del palo del aguacil.

- El cabecico de la Horca.- Después de la faja del arroz, hoy esquina contigua al cine Tívoli. Allí pasaron a correrse las corridas de fiestas por los años 22 al 24. Se iba hasta la balsa del tió Alcorisano o la tejería del Real, a la altura de los actuales talleres de E.N.D.E.S.A.

- En la Loma.- Se corrió después en las inmediaciones de la Loma, por donde está situado hoy el cuartel de la Guardia Civil.

Según los más mayores “Aquí, toros los hubo siempre”. Los lugares para ello fueron:

- La Loma.- Por los años 15 y 16 se instaló en la Loma una plaza portátil. En una ocasión se escapó de allí un toro bravo.

- La era del tió Macario.- Por los años 15 al 21 se instaló la plaza de toros portátil (estaba hecha con cañizos) en la era del tió Macario, donde después estuvieron las escuelas de la avenida San Jorge, y hoy en día está la residencia “Los Jardines”. Allí salía el tió Botero (Antonio Ciércoles) a pedir a caballo la llave del toril. El padre de Pascual Quílez nos dijo que era de esta plaza de la que se escapó un toro, causando el terror en el pueblo; también nos dijo que la plaza que se instaló en la Loma fue posterior a ésta, y se instaló a principios de la década de los 50, no faltando ya plaza de toros durante las fiestas.

- El cabecico de la horca.- Este fue otro de los emplazamientos de la plaza de toros de fiestas. Allí se hundió en una ocasión, sin que hubiera que lamentar sino unos heridos leves.

- Plaza de toros actual.- Hacia los años 65-66 se construyó la actual plaza de toros. Se inauguró el día 9 de Septiembre de 1966.

Víspera de fiestas (romería a la Virgen de la Balma) (7 de septiembre).

El día 7 de septiembre mucha gente de Andorra iba en romería, con carros o caballerías, hasta el santuario de la Virgen de la Balma, en la provincia de Castelllón. Allí se celebraba “la expulsión de los enemigos del pueblo”. Se volvía al día siguiente.

Natividad de la Virgen (8 de septiembre).

En este día los rosarieros cantaban.

        De la Reina del Cielo y la tierra

        hoy es el día que la cristiandad,

        el nacimiento celebrará entre fiestas

        devotos cristianos alegres estad.

        Pues que amaneció,

        para bien de los padres mortales

        la excelsa madre de Dios Salvador.

        Id todos al Rosario

        con alegría,

        pues que apareció al mundo

        nuestra María.

        Ella hermosa se ofrece a la vista

        con la alta gloria de su resplandor,

        mil delicias al mundo ofreciendo.

        ¿Pues en que piensa triste pecador?

        Ven a tributar

        a la augusta y excelsa María,

        pruebas sin número de que la amaras.

        Id todos al Rosario...

Durante las fiestas se realizaba, por parte de las amigas de las mayoralesas de la Virgen, una llega, que consistía en recoger dinero por todas las casas del pueblo para luego hacer con el un regalo a la Virgen.

San Macario (9 de septiembre).

La fiesta religiosa de San Macario la celebra la Iglesia católica el día 2 de Enero. Pero hace ya mucho tiempo que se autorizó a Andorra a celebrarla al día siguiente de la Natividad de Nuestra Señora, ya que en enero su celebración resultaba muy poco lucida.

En 1980 hubo una propuesta de la Alcaldía de Andorra para cambiar las fechas de las fiestas de San Macario al mes de agosto; la forma de decidirlo fue un referéndum a toda la población. El recuento se realizó el 15 de noviembre y por mayoría se decidió mantener las fechas actuales.

El día de San Macario sale la procesión del Pan Bendito. Antes sólo salían vestidos con el traje regional las personas que tenían relación con la junta de procuradores de San Macario, y antes de que se creara esta junta únicamente salían los del Ayuntamiento y los dos procuradores.

San Macarico (10 de septiembre).

Antiguamente la fiesta de San Macario se celebraba así: A las siete de la mañana se salía de la parroquia en procesión a la ermita, portando la escultura de tala del santo, que obraba en la parroquia. Se bajaba luego a la misma y se celebraba allí la misa solemne en honor del santo; luego seguía la procesión por todo el pueblo.

Como quiera que para todos estos actos se requería mucho tiempo y resultaba un poco ajustada su celebración en un solo día, se accedió a celebrar la misa solemne y procesión por el pueblo el día 9, y subir a la ermita el día 10. Así nació nuestro tercer día de fiesta, el día de San Macarico.

En los años 40 fue famosa una procesión realizada toda ella con una lluvia intermitente. Lloviendo se subió a buscar el santo de la ermita y lloviendo se paseó por el pueblo.

Recuerdan nuestros viejos a predicadores asiduos como Mosén Cipriano o como el inolvidable padre Sauras, teólogo dominico, hijo también de Andorra, quien no gustaba de contar la vida del santo porque “era muy corta”. Y de los tiempos recientes se recuerda a Sandalio Aznar, canónigo y profesor de Zaragoza, andorrano de todas sus fiestas grandes, que él mismo se presenta como el peduñón de San Macario, porque recaba, año tras año, la aportación de los andorranos para arreglar la ermita del santo.

La Agüela, día del Cachirulo o día del folclore (11 de septiembre).

Novena de San Macario.

Antiguamente, a partir del día 11, se iniciaba el rezo de la novena a San Macario por partida doble. Por la tarde se rezaba en la ermita y por la noche el vecindario acudía al portal de San Macario, coronado por una pequeña capilla que guardaba la imagen del santo y que estaba ubicada en la calle Aragón, a la altura de lo que hoy es el comercio de la Manolica.

Imágenes de San Macario.

La imagen más antigua que poseía la parroquia en la que estaba en la ermita, traída (según la tradición) por los pastores del Valle de Arán. La talla se quemó en la guerra civil.

Tras la guerra, el conocido industrial zaragozano, hijo de Andorra, señor Lucia, regaló la imagen que hay hoy en la ermita.

La imagen que se saca en las procesiones se compró en los años cuarenta, mediante suscripción popular.

La imagen que hay en la Iglesia parroquial se adquirió de igual modo en los años en que era párroco de Andorra Mosén Ángel Moros.

Otros.

San Macario (2 de enero).

No había más celebración que una misa en honor del patrón de Andorra, además de un volteo de campanas.

Mucha gente subía a la ermita de San Macario, pero sin nada organizado, cada uno por su cuenta.

Actualmente se sigue haciendo misa, y en el transcurso de ella se canta el himno a San Macario, cuyo texto es:

        Himno a San Macario

        En la cumbre de una enorme peña

        tenemos una imagen

        que es de admiración.

        Ese es, nuestro Patrón San Macario

        tutela y amparo

        de esta población.

        Digamos pues hoy:

        viva, viva, nuestro anacoreta

        que en Alejandría demonio venció.

        Amad a San Macario

        los de esta villa,

        que vino a nuestro amparo

        de Alejandría.

Lo que se recoge en la colecta de la misa se da a los procuradores de la Junta de San Macario para que lo administren en mejoras de la Ermita o su entorno. Esto únicamente se hace así este día y el día de San Macario en la iglesia parroquial y el día de San Macarico en la ermita de San Macario.

Desde hace algunos años (mediados de los 90) es habitual que se tiren cohetes durante todo el día. Los encargados de tirarlos son los componentes de la Junta de San Macario.

San Julián (7 de enero).

Sobre la veneración a San Julián nos dicen los “Datos históricos de la Muy Noble Villa de Andorra” de Mosén Generoso Vázquez: “Los primeros moradores de este barrio, gente sencilla, noble y cristiana, para obviar las múltiples dificultades y evitar las grandes molestias y no pequeños sacrificios que llevaba consigo el cumplimiento de sus deberes religiosos, pues para esto tenían que ir forzosamente a Albalate, edificaron una pequeña capilla o ermita, primer templo en que depositaron el tesoro de sus oraciones. Dedicáronle a San Julián, esposo de Santa Basilisa, al cual eligieron por Patrono. Muy pronto el calor de la devoción al Santo hizo germinar pujante la Cofradía de San Julián, formada por todos los vecinos del barrio. Por espacio de muchos siglos, y a expensas de dicha Cofradía, vino celebrándose el día 7 de enero la fiesta del Patrocinio de San Julián con la pompa y solemnidad que requería el amor grande que le profesaban”.

La imagen de San Julián estaba en la iglesia parroquial, en el altar mayor que se construyó en 1670. La imagen estaba situada en la hornacina alta, junto a San Macario. También estaba representado en un cuadro de lienzo a la derecha del altar mayor. Tanto el cuadro como el altar desapareció con la guerra civil y en el que se hizo después de la guerra ya no apareció la imagen de San Julián.

Actualmente hay una imagen de San Julián pintada en una de las pechinas de la entrada de la ermita de San Macario.

    Antipatías de la población:

Enemistad colectiva.

Manifestaciones de desagravio.

Supersticiones.

Tratos de dureza o de crueldad.

Lacras predominantes de la localidad. Moralidad de la localidad.

Otras. cuestiones a considerar.


COSTUMBRES ANDORRANAS PERDIDAS

Las coladas.

Las coladas se hacían para limpiar la ropa blanca de las camas y la ropa interior, cuando no se conocía el uso de la lejía.

La colada se hacía antes de Semana Santa, al salir del invierno, y la semana antes de San Macario.

La ropa se lavaba primero en casa, y se guardaba; cuando había suficiente cantidad se llenaba el cuezo o cozio, bien colocada y bien apretada; cuando faltaban unos cuatro dedos para llenarse, se ponía una ropa blanca vieja; sobre ella se ponía un cernadero y sobre el se echaba unos cuatro dedos de ceniza; la tela vieja era para que no pasara la ceniza a la ropa limpia. La ceniza estaba porgada para que no hubiera carbones.

Se hacía fuego, y sobre el se colocaba un caballete en el cual se colocaba un caldero con agua; el cuezo se colocaba en un plano superior; dicho cuezo tenía un chorro en la parte de abajo, en el cual se colocaba un trapo envolviéndolo; de este chorro al caldero con agua caliente había un canal; cuando el agua estaba muy caliente, con un cazo grande la iban echando al cuezo, atravesaba a ropa de su interior y retornaba al caldero a través del canal; esta operación se realizaba durante varias horas, casi todo el día.

Había varios “coladores” en el pueblo: en casa del tió general y otros sitios.

El agua empleada en la operación de la colada se guardaba, ya que servía como lejía.

Cuando se terminaba se sacaba la ropa del cuezo y, en canastas, se llevaba al lavadero, y se lavaba otra vez.

Después de lavada se llevaba a tender, sobre todo al cabezo de la tejería, donde se extendía sobre romeros o aliagas; cuando estaba medio seca, se recogía y se plegaba estirándola (sobre todo las pecheras de las camisas costaba mucho rato, haciéndole pliegues), ya que no había planchas; después se volvía a tender para que se terminara de secar; una vez seca se guardaba en los armarios o arcones de las casas.

Amasar el pan.

El pan se amasaba por lo menos para un par de semanas.

Primero la gente amasaba el pan para consumo propio, en casa o en los mases, en unos pequeños hornos que se tenían para tal efecto.

Más tarde se empezaron a hacer otros hornos más grandes, que se administraban en régimen de cooperativa, para el consumo de pan de varias familias; a la gente que no pertenecía al horno, se le dejaba amasar a cambio de un pago, que solía ser una cantidad del pan amasado; se conocía con el nombre de “pollera” a la persona que, de forma rotativa, se encargaba de atender el horno y de llevar la leña necesaria para que se pudiera amasar; a cambio de su trabajo se quedaba con una parte del pan que se amasaba en el horno (de cada 30 panes se quedaba uno); el primer horno que se construyó con este fin estaba al final de a calle San Blas; era conocido con el nombre de “el hornico” y estaba regentado por el tió Serapio el Viriri; otro de estos hornos es el actual “Horno de pan-cocer”, que se utiliza actualmente como museo local, o el “Horno de la calle Carnicería”, que se terminó de construir en el año 1.861.

Finalmente se empezaron a hacer hornos particulares, en los cuales el pan se pagaba, con dinero, al dueño del horno, que además era el encargado de hacerlo todos los días. El primer horno de este tipo fue el del tió Amadeo, que en 1.933 compra el “Horno de la calle Carnicería”. En este horno se hacían tres hornadas diarias: la de las 10, la de las 12 y la de las 14 horas.

Gastronomía.

Los gallos de pan.

Cuando nuestras madres masaban en diciembre, y lo hacían dos veces al mes, por lo menos, tomaban masa, la hacían dura y la preparaban con aceite, azúcar anís, etc., y con ella hacían un gallico con sus alas, sus patas y su cresta, adornada con piquicos hechos con la llave que empleaban para cortar la masa en panes.

Hacían un gallico para cada hijo pequeño y para cada nieto, pues se nos hacía creer que el gallo “cantaba” en la mitad de la Nochebuena, es decir, durante la Misa del Gallo.

Y no faltaban inocentes que al siguiente día aseguraban que habían oído cantar a su gallo.

Tortas.

En Andorra se hicieron las tortas molsudas, mantecados, magdalenas, mostachones, pan de Mallorca, tortas de sartén, de nueces, maíz, chinchorros, etc. Más modernamente se preparan también “tontos”, almojábanas, almendrados, tortas de coco, etc. Obligadamente se disponían para Pascuas, Sanmacarios, fiestas familiares y de gremios o cofradías.

Perdices.

Era costumbre que al guisar las perdices la cocinera siempre cortara la cabeza y se la diera al gato. ¿Qué por qué? Cuenta la leyenda que cuando la Sagrada Familia escapaba de Belén camino de Egipto, huyendo de los esbirros del sanguinario Herodes, una perdiz arrancó su vuelo y espantó la burra en la que se trasladaban, por lo que San José la maldijo y por eso no debía comerse la cabeza del animal que puso en peligro la vida del recién nacido.

Vino de nueces.

El vino de nueces es mejor si las nueces se cogen el día de San Juan, antes de que les haya dado el sol (esto no significa que se tengan que coger antes del amanecer).

Vino esmerau

El vino esmerau se hace el mismo día que se prensa la uva, ya que si fermenta ya no vale; para fabricarlo se coge la cantidad de mosto que se crea conveniente, se deja estilar un poco y después se coloca en algún recipiente (un cubo o una olla) y se va esmerando todo lo que se puede, es decir, se pone a hervir y se le va quitando toda la espuma que se forma en su superficie. Si a esto se le añaden harina o frutas (melocotón o naranja) para que tome cuerpo, entonces se convierte en mostillo.

Melón encurtido.

Para poner melón encurtido se pone una cucharada de sal por cada litro de vinagre.

Rogativas.

Se hacían en la torre de Doña María (la actual torre de Don Ernesto). Por el camino iban rezando una letanía en la que se nombraban a los Santos y la gente contestaba con el consabido “Ora pro nobis”. En la torre había un altar con un niño Jesús y allí se le cantaba:

        Niño Jesús bendito,

        capilla nueva,

        venimos a rogarte

        para que llueva.

Canciones.

        Ahora te canta Mariano,

        y antes te cantaba Matías;

        mañana por la mañana

        te dará los buenos días.

        Aunque tengas más amores

        que flores tiene un almendro,

        no te ha de querer ninguno

        lo que yo te estoy queriendo.

        Para saber si te quiero

        ven, y pínchame una vena;

        y verás mi corazón

        por quien se mueve de pena.

        ¡Viva la novia y el novio,

        y el cura que los casó!

        ¡Viva mi tío y mi tía!,

        ¡y también quiero vivir yo!

Remedios caseros.

*Para quitar las manchas de la ropa se empleaba la tierra “pelaire” o tierra “patán”. En todas las casas se tenía un recipiente con este tipo de tierra. En Albalate había un yacimiento de esta tierra, y desde allí se exportaba a todos lados.

*Para quitar un anillo que no sale, hay que enrollar un hilo de seda alrededor del dedo, y dar vueltas al anillo en sentido contrario al que se ha enrollado del dedo.

*Para los “torzones” de los “machos” se les daba pelos del sobaco con miga de pan.

Varios.

*Una mujer mandó a comprar a una chica un carrete de hilo negro, y esta, al parecer, no le hizo caso. Días mas tarde la chica empezó a encontrarse mal.

La llevaron a un curandero de Albalate; este le realizó una cura y, en un momento determinado, pegó un golpe sobre la mesa. Ya curada la chica, el curandero dijo que cuando llegaran a Andorra, con la primera persona con que se encontraran, era la responsable del mal de la chica.

Cuando llegaron a Andorra, la primera persona con quien se encontraron era la persona que le había encargado el hilo negro, la cual les dijo algo, y al girarse para hablarles, vieron que tenía toda la cara morada, al parecer debido al golpe dado por el curandero sobre la mesa.

*A mediados del siglo XIX todo el vecindario de Andorra estaba asustado debido a lo que llamaban “El duende de Andorra”; en casa del tió Cesareo, también conocida como la casa de los Alcaines, en la calle Candela, se oían en algunas noches unos ruidos desconocidos, los cuales alborotaban las silenciosas noches de Andorra de aquella época, sin que nadie se atreviera a investigar el origen de dichos sonidos. Hasta que llegó a Andorra un tal Jerónimo, veterinario, que vino a visitar a su familia. Cuando le contaron la historia, esperó a que llegara una de las noches en que se oyeron los ruidos y, ante la oposición de sus asustados familiares, decidió entrar en la casa para saber que sucedía. Cuando llegó al granero encontró la explicación, ya que allí había una gata con una cría de gaticos que jugaban con unas bolas de hierro de unos cojinetes, que estaban sueltas por el suelo.

*Existía la creencia de que en los cementerios había que entrar por la parte derecha de las puertas; al parecer es para evitar que entre algún espíritu en tu cuerpo.

*En una ocasión unos hombres hicieron una apuesta, que consistía en ir por la noche a clavar un clavo en la puerta del cementerio; con la oscuridad o por los nervios el que realizaba la apuesta se clavó la capa; cuando intentó marchar, pensó que le sujetaban, y del susto le dio un infarto.

*Las principales casas de Andorra (las más grandes) se hicieron entre los años 1922-30, durante la dictadura de Primo de Rivera, ya que debido a la I Guerra Mundial, el precio del trigo llego a subir mucho (de 6 ó 7 duros el cahíz, que era lo habitual, llegó a pagarse a 28 duros), lo mismo que la cebada ( pasó de 2 ó 3 duros a 12 ó 14).

FIESTAS

- Cuando se recupera una fiesta perdida, la fiesta recuperada es una fiesta distinta de la original, ya que o bien los motivos o bien los protagonistas han cambiado o desaparecido. Un ejemplo en Andorra sería la fiesta de San Antón, que era la fiesta de los animales de labor, a los cuales en este día se les engalanaba, eran bendecidos y no se les hacía trabajar. Actualmente únicamente se bendicen mascotas y animales domésticos.

- En ocasiones las fiestas se sustituyen, desapareciendo una y creándose otra nueva en su lugar; un ejemplo sería la desaparición de la festividad de San Agustín, patrón de los arrieros, por desaparecer las personas que se dedicaban a dicha profesión, y empezar a celebrarse la fiesta de San Cristóbal, como patrón de los transportistas y conductores en general. Otro ejemplo sería la sustitución de San Gregorio por San Isidro como patrón de los agricultores.

- La fiesta tradicional nunca es igual, sino que está evolucionando continuamente.

- En el Bajo Aragón la mayoría de las fiestas se celebran durante uno o dos días: el día de la fiesta y, a veces, el de la víspera. Cuando una fiesta tiene más importancia se le añade un día más que recibe el nombre de la festividad en diminutivo, caso de San Macarico, Santa Barbarica, San Blasico, San Agustinico y otros. En ocasiones alguna fiesta todavía adquiere mayor relevancia y se le añade un cuarto día que recibe el nombre de “la agüela”.

- El mes de enero está consagrado al Niño Jesús. El mes de febrero está consagrado a la Presentación del Señor. El mes de marzo está consagrado al Patriarca San José. El mes de abril está consagrado a los Dolores y Soledad de María. El mes de mayo está consagrado a María, Madre del Amor Hermoso. El mes de junio está consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. El mes de julio está consagrado a la Santísima Virgen del Carmen y al Apóstol Santiago. El mes de agosto está consagrado a Nuestra Señora de los Ángeles. El mes de septiembre está consagrado a la Exaltación de la Santa Cruz y a los Dolores de la Santísima Virgen. El mes de noviembre está consagrado a las Almas del Purgatorio. El mes de diciembre está consagrado a la Inmaculada Concepción.

Fiestas de Navidad

La tradición situaba el Nacimiento de Jesús por el solsticio de invierno; y ya desde el siglo II se celebraba en los primeros días de enero la Teofanía, fiesta de la Manifestación del Salvador, en la que se agrupaban su nacimiento, su bautismo y su adoración por los Magos. Pero como unos días antes los paganos celebraban el “Natalis Invicti”, es decir, el “Nacimiento del Invicto”, que era el Sol, la Iglesia desglosó la Teofanía en la actual Epifanía y en la conmemoración del Nacimiento, fijándola para el 25 de diciembre, a fin de que el nacimiento del invicto pagano cobrara su sentido pleno al significar el Nacimiento de Jesús, el único invicto.

No era costumbre colocar nacimientos en las casas; si acaso solo en la casa de las familias más pudientes. Los primeros debieron ser por los años 40. En el montaje de los belenes participaban los amigos, es decir, era un acontecimiento que trascendía incluso fuera de la familia.

El Belén que se montaba en la Iglesia, que se compró a principios de los años 40, era muy apreciado; se montaba junto al altar, en la parte izquierda de la Iglesia. El que se exhibe actualmente, de tamaño casi natural, fue donado por la Asociación de Amas de Casa en la Navidad del año 1987. Antes de que se comprara el citado Belén, en algunas ocasiones se ponían niños vestidos como la Virgen, San José y algún pastor; esto se hacía en la misa de los niños, que era la anterior a la misa mayor.

Eran días de fiesta familiar. Todo el mundo venía de los mases a pasar las Navidades en Andorra. De todos modos no se juntaban muchas personas para las celebraciones, solo los de la casa.

Víspera de Nochebuena (23 de diciembre).

Las Navidades en principio del siglo eran sencillas y muy familiares, como familiares y sencillas eran las vidas y costumbres en nuestro pueblo.

Ya el día 23 se ayunaba como preparación. No se almorzaba, o a lo sumo se tomaba una pastica remojada con cazalla para limpiar el garganchón. La comida era a base de judías de ayuno y abadejo frito, adornado con algunas rodajas de huevo duro. Por la noche, verdura y ensalada, y como postre la colación: higas secas bien enfarinadas, que se guardaban en las talegas que habían contenido harina, bellotas, castañas y uva que se había guardado colgada en los maderos del granero o sobre un cañizo. Era una colación más bien alegre, siendo frecuente que el padre animara a la chiquillería diciéndoles: “¡Ala, comer!. Esta es la colación romana, y el que más come más gana”.

Día de Nochebuena (24 de diciembre).

Según el libro “Cabreo de fundaciones” de 1705 “por la tarde había Vísperas y Completas solemnes y a las 10 de la noche se entraba a cantar maitines con la mayor solemnidad y la villa daba una vela a cada Capitular por ellos. Las ceremonias eran las mismas que las observadas el día 6 de Enero. Después del Te Deum, se cantaba la misa de la noche y concluida se continuaban los Laudes con la misma solemnidad”. También según el mismo libro era uno de los días privilegiados “de rigurosa presencia y se multaba a los no asistentes, a no ser que hubiera legítima causa”.

El 24 era día normal de trabajo y se pasaba cogiendo olivas. Este día se comía de ayuno: judías y bacalao con huevos en cazuela. Por la tarde, a casa con el cuerpo limpio de algún animal de los que se criaban en el más que era el extraordinario de la noche. La cena de nochebuena era muy sencilla, ya que después había que ir a la Misa del Gallo, aunque no obstante se buscaba que fuera algo fuera de lo normal. La cena más habitual era cardos de primero, y después pollo o pavo, según las posibilidades; el postre también era extraordinario y se comía alguna torta casera o buñuelos, turrón de Cherta (que era el más apreciado), turrón de azúcar, algunas barricas de guirlach o guirlache, fabricado por el tió Melenguero en su obrador, y algo más modernamente turrón de Jijona y de Alicante, remojado todo con alguna bebida casera hecha a partir de mosto.

El postre para los niños de la casa era Gallos de pan. Cuando se masaba en diciembre (solía hacerse dos veces al mes), se tomaba masa, se hacía dura y se preparaba con aceite, azúcar anís, etc., y con ella se hacía un gallico con sus alas, sus patas y su cresta, adornada con piquicos hechos con la llave que se empleaba para cortar la masa en panes.

Se hacía un gallico para cada hijo pequeño y para cada nieto, pues se hacía creer a los niños que el gallo “cantaba” en la mitad de la Nochebuena, es decir, durante la Misa del Gallo. Y no faltaban inocentes que al siguiente día aseguraban que habían oído cantar a su gallo.

Al final de la misa se pasaba a adorar y besar la imagen del niño Jesús.

Hasta la hora de la Misa del Gallo se entretenían contando cuentos o cantando villancicos; entre los más populares estaban: “En el portal de Belén...” o “Venid, Venid pastorcitos...”. Se acompañaban con cucharas de madera y botellas de anís.

Había un villancico muy célebre que se cantaba por la calle acompañándose con castañuelas, pandereta y triángulo (en el coro). Al parecer lo enseño mosén Vicente a partir del año 1939. Su título era “Entre fríos, escarchas y hielos” y cuyo texto es el siguiente:

        Entre fríos, escarchas y hielos

        en un portalcillo cerca de Belén;

        ha nacido el Rey de la Gloria

        teniendo a su lado la mula y el buey.

        Pues era de ver... pues era de ver...

        lo miraba su madre María

        y de puro gozo lloraba José.

        Venid pastorcitos

        venid a adorar

        al Rey de la Gloria

        que ha nacido ya.

        Venid pastorcitos

        venid a adorar

        al Rey de los Cielos

        que en Belén está.

        ¡Ay! que lindo, ¡ay! que bello,

        que gracioso el Niño está,

        que el amor a sus ovejas

        del cielo le hizo bajar.

        Bien venido a nuestro valle

        pastorcito celestial

        si el ganado se ha perdido

        lo quisiéramos hallar,

        pero solo con su vista

        ya se vuelve a restaurar...

Otro de los villancicos más conocidos entre la gente del pueblo es : “Madre en la puerta hay un niño”.

Durante la Misa del gallo la iglesia se llenaba, cantando sencillos villancicos, animados por Mosén José al órgano, al que manchaba el tió Gabino.

No se pedía aguinaldo por las calles.

En la noche de Navidad los mayorales de San Jorge y del Santísimo invitaban a chicos y chacos a sacar hacha durante la misa del Gallo, terminada la cual, armados con cencerros, latas, esquilos, zambombas, etc., recorrían las calles dando gritos y armando gran alboroto. En las esquinas se paraban y un mayoral gritaba: “¡Viva la judía!”. “¡Viva!”, contestaban todos, y es que la alegría de la Nochebuena terminaba ante un caldero mondonguero rebosante de judías con chorizo que, en la tejería que el tió Faustino tenía en Los Paletones, habían preparado los mayorales para obsequiar a tan ruidosa chiquillería.

En el centro de Acción Católica (en la plaza de las Eras) se hacía una representación sobre las 10 de la noche. Primero los niños más pequeños escenificaban un Belén viviente, con pastores, ángeles, etc. Después los mayores representaban una obra de teatro. La primera representación fue el día de Nochebuena del 1935 en el teatro Bernad (Pilar Obón hizo de angelico). El texto tenía varios actos. Durante la guerra se suspendió y tras ella pasó a representarse en el Centro de Acción Católica.

Después de la guerra Acción Católica daba aguinaldo a las familias necesitadas.

A partir de la llegada de la E.N.C.A.S.O. y de trabajadores que venían de Andalucía, apareció la costumbre de ir, de casa en casa, cantando y de juerga; con los años esta costumbre se fue perdiendo.

Día de Navidad (25 de diciembre).

En este día los rosarieros cantaban:

        Todo sea placer y contento; alégrese el triste que sufre dolor, pues que viene por nuestro consueloa la luz del mundo Jesús Salvador.

        ¡Oh que gran favor!

        desde el Cielo bajar a la tierra

        por nuestro remedio, todo un gran Dios.

        Pues que hoy ha venido

        el gran Mesías

        el Rosario recemos

        con alegría.

        Ved pues como en humildes pañales

        la Virgen María cubre nuestro Dios;

        a la par que los ángeles cantan

        Gloria In Excelsis con acorde voz.

        Cristianos venid

        y a las voces celestes lasa vuestras

        con júbilo grande gustosos unid.

        Pues que hoy ha venido...

A las 3 de la madrugada, los despertadores, rosarieros o auroros, concentrados en la plaza, campano en mano, entonaban en la puerta de la iglesia el Admirable Sacramento, desparramándose por las calles para cantar en cada esquina la copla del día de Navidad, intentando llamar a los vecinos para que acudan al Rosario y a la misa primera.

Y cerca de las 5 saldrán cantando el Rosario con pendones y faroles, recorriendo las calles Mosén Francisco, Mayor, Bajo y La Fuente, para después asistir a la misa primera que comenzará a las 6. Era frecuente que algunos de estos cantores vinieran andando desde el mas aquella noche.

Este día había comida familiar basada en pollo, conejo o productos propios del mondongo.

Existía por entonces la costumbre de que todos los viernes del año, mujeres de familia muy necesitadas acudían a las puertas de las casas ricas (casa Rais, de Macario el Molleja, de las Donjuanas, de Camín, etc.) cesta en mano, siendo socorridas con caritativa prodigalidad con abundante recau. Este día con mayor motivo, existiendo otras muchas familias de labradores que hacían lo mismo, repartiéndose abundantes aguinaldos. Algunas familias repartían aguinaldos a familias necesitadas por medio de mujeres de confianza (“entrantes” o “entrantas”), y de este modo no se sabía quien lo había entregado en realidad.

En la tarde de la Navidad, mientras los hombres echaban la copa en el café del tió Juanico, las mozas debían asistir a las Vispras y al Rosario, tras lo cual unas y otros subían a la Malena o a las airicas del Peñal a bailar la jota a los acordes de los tañedores, existiendo la costumbre de colocarse en los dedos corazón y pulgar “pitos” de madera (aún no existían las castañuelas) para poder seguir el ritmo del baile, ya que los instrumentos casi no se oían, pues se bailaba a Cielo Abierto.

San Esteban (26 de diciembre).

En este día los rosarieros cantaban:

        Hoy del mártir Estaban glorioso

          recordad cristianos el celo ejemplar,

        conque quiso la viña preciosa

          de nuestro adorado Jesús cultivar.

        Pues que él se vio

        apedreado con ira temible

        de los que odiaban su predicación.

        Glorioso San Esteban

        qué feliz vives,

        de quien venga al Rosario

        no te olvides.

Los Santos Inocentes (28 de diciembre).

No sabemos cuando se empezó a gastar bromas en este día; en una ocasión nos dijeron que no se solían gastar bromas hasta que se instalaron teléfonos en las casas. No obstante también ha habido gente que nos ha dicho que en este día se gastaban inocentadas, entre ellas:

- Se colocaba en la espalda muñecos de papel de periódico cogidos con un alfiler.

- En una ocasión echaron tinta en la pila del agua bendita de la iglesia.

- Algún familiar del cartero iba a las casas llevando algún paquete y diciendo que era certificado; hacían firmar y además cobraban algún dinero (10 céntimos o 1 real); en los paquetes se metían boñigas de burro o alguna cosa parecida. Luego si se reclamaba el dinero del “certificado” se contestaba con lo de: “Los Santos Inocentes te lo pagarán”.

Las bromas casi siempre estaban relacionadas con dinero, y a continuación se decía lo de: “Los Santos Inocentes te lo pagarán”.

Noche Vieja (31 de diciembre).

Las personas mayores hacían creer a los niños que el día 31 de diciembre, a la posada del tió José Sauras llegaba un hombre que tenía tantas narices como días tenía el año, sin aclarar que tenía tantas como días le quedaban al año.

Los chicos, en su ingenuidad, acudían al tió José o a sus hijos Luis y José, para que se les mostrara aquel hombre tan prodigioso, circunstancia que aprovechaban los posaderos para hacer recorrer a los zagales los más oscuros vericuetos de las cuadras para verlo, hasta que les engañaban con cualquier embuste, volviendo los niños a casa tristes y cariacontecidos por la desgracia de no poder contemplar aquel fenómeno.

En ocasiones también se hacía la misma broma el día 30 nombrando al hombre de las orejas.

Había una cena familiar. Se solía acabar con cantos de jotas y villancicos.

No se comían uvas. Esta tradición no debió aparecer hasta los años 50.

El hábito de juntarse con otras familias para celebrar la Noche Vieja es muy reciente.

Cabodaño (1 de enero).

En este día, con motivo de la fiesta de la Circuncisión del Señor, los rosarieros cantaban:

        Levantáos, oh fieles cristianos,

        pues que ya amanece la Aurora gentil;

        tributad para bienes al día

        con razón grande, gloriosa y feliz.

        La Circuncisión

        del señor de los Cielos y tierra,

        celebradlo todos de buen corazón.

        Acudid al Rosario,

        dejad el lecho;

        y de tan grande día

        glorias cantemos.

        La sonora campana ya os llama;

        ya del Rosario se mira el pendón;

        todo a fiesta Cristianos con vida;

        no despreciéis tan preciosa ocasión.

        Con ella podrán,

        vuestras almas hacerse aceptas

        al siempre supremo Creador inmortal.

        Acudid al Rosario...

        De divino amor inflamados

        al Dios Eterno vuestras preces guiad;

        y en deseos de ser virtuosos

        no ceséis nunca, cristianos orad:

        Que nuestro Señor

        al mortal que suplica contrito

        siempre le colma de gracia y favor.

        Acudid al Rosario...

Era una fiesta muy familiar, y una de las tradiciones más arraigadas en Andorra.

El Cabodaño consistía en que los chicos salían de casa con una capaceta, una bolsa o una cesta, e iban a recorrer las casas de otros familiares (tíos, abuelos, etc.), vecinos y amigos. La cosa consistía en llenar la cesta, cuanto más mejor, con las cosas que les dieran en las casas que visitaban. Las cosas que se solían dar eran: naranjas, mandarinas, alguna barra de turrón o de guirlache, almendras, higas secas, bellotas, castañas, nueces, manzanas, etc. Era extraño que se les diera dinero, y cuando esto sucedía era algún real o alguna perra.

Cuando se llegaba a las casas a la que se iba a pedir, lo primero era decir: “Cabodaño, que es buen año”, y luego esperar a que llenaran lo más posible la cesta, para ir a descargarla a la canasta que previamente se había preparado en casa. Esta operación se repetía tantas veces como fuera necesario, hasta visitar todos los domicilios que previamente habían dicho que se fuera a pedir Cabodaño.

Si en alguna ocasión se pedía Cabodaño a alguien encontrado por la calle, todo lo más que se sacaba eran algunos higos o algunos gabetes (corchetes y botones), que era todo lo más que se solía llevar en la faltriquera (especie de bolsillo que se lleva bajo las sayas).

La actividad se realizaba durante la mañana. A veces lo recogido servía de postre o merienda durante varios días.

En alguna ocasión se daba a algún chico lo que los propios hijos habían traído, un rato antes, a casa. De todos modos esto no era lo habitual, ya que se consideraba que lo recogido era propiedad de los chicos de la casa, y no de los padres.

Actualmente hay muy poca gente que mantiene la costumbre. A los más mayores se les oye contar que incluso siendo mozos y mozas, iban a pedir Cabodaño, provistos de burra y esportón, e incluso, los más optimistas, con el carro, esperando llenarlo para comerse el fruto de la recogida en una merendola, si hacía buen tiempo en las eras de la Loma, o si el tiempo era desapacible, donde se podía, siendo uno de los lugares más frecuentados el antiguo horno del tió Manuel el Bolsicos (actual horno de Leandro Cubero).

Víspera de Reyes Magos (5 de enero)

No se hacía cabalgata de Reyes. A los niños se les decía que venían los Reyes Magos a traer regalos, pero nunca veían una representación de ellos como hoy en día.

Hacia mediados o principios de la década de los cincuenta se hicieron los primeros trajes de los Reyes Magos y la primera cabalgata. Los trajes, capas, coronas, zapatillas, etc... se hicieron en la Escuela Hogar de la Sección Femenina que estaba en la plaza de las Eras y colaboraron varias modistas de Andorra. La cabalgata la financió y la organizó el Frente de Juventudes. Los Reyes Magos salieron montados sobre unos caballos que eran propiedad del teniente de la Guardia Civil. Los Reyes se vistieron junto al cine Tívoli, en la casa que hay sobre el actual Bar Pitón. Al rey negro se le pintó con un corcho quemado. El recorrido de la cabalgata fue por la actual avenida San Jorge y calle Aragón hasta la Iglesia. Durante el recorrido se tiraban caramelos y peladillas.

Al acabar la cabalgata se iba a misa y los Reyes Magos adoraban al Niño Jesús que estaba en los brazos del cura que los esperaba al pie del altar. De la iglesia se bajaba al Salón Medina, donde los Reyes repartían regalos entre los niños.

Ya en casa, por la noche, se solía dejar preparado un capazo con cebada y una esculla con agua para los camellos de los Reyes Magos y los zapatos viejos para que dejaran en ellos los regalos. También era habitual dejar algo de comida o bebida para los Reyes.

Día de Reyes Magos (6 de enero).

La celebración de la adoración de los Reyes Magos se realiza desde tiempos remotos.

Tras las fiestas de Nochebuena y Navidad, que se celebran siempre de un modo familiar, la fiesta de Reyes es básicamente una fiesta para los niños.

En este día los rosarieros cantaban:

        De una luz celestial prodigiosa,

        anuncio felice, que otro no se vio;

        los tres reyes de Oriente, guiados

        fueron al humilde portal de esplendor.

        Y a Jesús le dan

        del Incienso, la Mirra y el Oro

        la ofrenda justa con toda humildad.

        Adorad, oh cristianos

        al Bien Supremo,

        que los reyes dichosos

        en Belén.

        Los monarcas al Rey de los Reyes

        ceden muy gustosos su gloria y poder;

        y le adoran, le juran y aclaman

        por Dios soberano del Pueblo Israel.

        ¡Oh que grande honor!

        El de dar los tres reyes dichosos

        a Jesús nacido mil pruebas de amor.

        Adorad , oh cristianos...

        Imitad, imitad, oh cristianos,

        este rasgo digno de nombre inmortal

        y a Jesús que por Hijos os mira

        amad y ensalzadle con amor filial.

        Así es de esperar,

        mayormente viniendo al Rosario,

        perdón de las culpas poder alcanzar.

        Adorad, oh cristianos...

Por la mañana se recogían los regalos de la ventana. Siempre se ponía algo, aunque fuera poco. Los regalos que se recibían eran naranjas, frutos secos, higos, almendras, chocolate e incluso comida (huevos y longaniza); lo más habitual era el pirulí hecho en casa, que era azúcar quemado que se colocaba en una papelina de papel y se le añadía un palillo. Juguetes únicamente había en las casas más ricas, y consistían en muñecas de cartón, pelotas de goma, algún caballo de lata y juguetes de madera. También se aprovechaba para regalar cosas prácticas que se necesitaban (alpargatas, calcetines, etc.).

Los niños recibían regalos hasta la edad de 7 u 8 años. También dependía de lo despabilado que era el niño en cuestión, ya que en cuanto se enteraban de la verdad, dejaban de recibir regalos.

Santos de invierno

Fiestas de San Antón (16 y 17 de enero).

San Antón es el patrón de los animales domésticos; en el día de su fiesta los animales no trabajaban, y en cambio se les bendecía, se los adornaba y se les daba un pienso especial.

La fiesta duraba dos días:

Víspera de San Antón.

Comenzaba la fiesta el día de la víspera de San Antón, con la llegada de la “gaita”, constituida por un gaitero y un tamborilero. La chiquillería acudía a la salida del pueblo a esperarlos, y con ellos se corría un pasacalles hasta dejar a los músicos en su alojamiento.

Los mayorales preparaban fiesta por la noche: baile y después daban pastas, bebida, anís y nueces.

Durante la noche había una gran hoguera en la plaza de la Iglesia. Esta hoguera se encendía a las doce de la noche en punto. Más recientemente se encendía a las cinco de la mañana, para el rosario de la Aurora.

Dejó de hacerse la hoguera cuando se encementó la plaza de la Iglesia.

Día de San Antón.

De madrugada salía el rosario de la Aurora; cuando acababa se iba a casa de los mayorales a comer algo.

Al acabar la procesión el Santo se quedaba en la plaza de la Iglesia; después se pasaba a los animales por delante del Santo para ser bendecidos. Los dueños de los animales daban una vuelta alrededor de la peana y dejaban depositados sus presentes a los pies de la imagen. Así, junto al santo se amontonaban las cosas más variadas: sacos de grano, grandes, medianos y pequeños roscones, adornados con anisetes de colores, animales caseros, piezas de cerdo ya curado, rosarios de azarollas cogidas con un hilo, chorizos, morcillas, platos o fuentes de dulces, mostillo principalmente, calabazas, judías, patatas, manteles y otros objetos de adorno, dinero contante y sonante, etc. Algunas de estas cosas eran ofrendas que se daban con motivo de alguna promesa (“Si se me cura el tocino, las patas para el santo” o cosas parecidas).

Al final de la mañana había una ronda por el pueblo realizándose una colecta.

Por la tarde llegaba la hora de la subasta de los productos recogidos por la mañana, junto con otros recogidos días antes (patas de tocino, chorizo, longaniza, etc.). También se subastaba un tocino que había sido criado entre todos; lo “echaban por las casas”, es decir, que estaba suelto por el pueblo todo el día, que iba por donde quería, y en la que se hacía de noche tenían que darle de comer y recogerlo para dormir. Existía un dicho para la gente que paraba poco en casa a los que se les decía: “pareces el tocino de San Antón”.

En la subasta se empleaba la expresión: “¿Quién manda más? ¿Quién manda más?”. El dinero que se recaudaba de la subasta era para el Santo.

Sucedía a veces que el que se llevaba el objeto subastado lo “devolvía al Santo”, con lo cual se rifaba de nuevo.

La última subasta fue a mediados de los años 50, tal vez el año 1956.

A partir de la fiesta de San Antón los domingos la gente empezaba a disfrazarse en casa, como un adelanto de los Carnavales.

Tras la guerra la imagen de San Antón estaba en la Iglesia parroquial en la capilla en la que actualmente está la Virgen del Pilar, que es la central del lado de la epístola; en la misma capilla estaban las imágenes de San Agustín, San Antonio de Padua y, en un lateral, la Virgen de la Cama.

Se compró una imagen nueva hace 40 años, entre dos familias; fue comprado en Zaragoza por Mosén Vicente; el precio de la imagen fue de 14.000 pesetas (7.000 cada familia). Una familia eran los Laudencios, la otra los Ruras.

Actualmente la imagen es de propiedad particular, y pertenece a Don Antonio Gracia Bielsa, el cual la cede a los distintos mayorales que cada año se vayan sucediendo, así como el derecho a tenerla en sus propios domicilios.

Algunos refranes alusivos a este día son:

- San Antón tenía un tocino que le dan sopas y vino, y le llaman borrachón; viva la gaita y San Antón.

- San Antón tenía un botón que es de estopa, y cuando quiere se lo toca; y aquel botón se le perdió y lo encontró la tiá Jota; y de propina le dio una bellota y aquella bellota le salió bofa.

- Para San Antón un pasico de ratón.

- Para San Antón fuera el dorondón.

- La gallina que a San Antón no pone, tozolón.

- Hasta San Antón, Navidades son.

- Para San Antón, carnavales son.

- San Antón era francés, y de Francia a España vino; y lo que lleva a los pies San Antón, es un tocino.

- Por San Martino (11 de noviembre) las nieblas vienen ya de camino, pero San Antón barre las nieblas a un rincón.

La Candelaria (2 de febrero).

Este día los rosarieros cantaban:

        Afligida la Virgen María,

        nuestra abogada, se ve al presentar,

        a su hijo Jesús en el Templo

        cuando ¡ay! escucha lo que ha de pasar.

        Acerba aflicción,

        ocupó el corazón de la Virgen

        por la profecía del viejo Simeón.

        Llorad fieles devotos

        de este Rosario,

        pues que Nuestra Señora

        padeció tanto.

        Ella oyó la terrible noticia

        que el Santo Profeta afligido le dio:

        y al instante cubierta de pena

        prodiga a su hijo mil pruebas de amor.

        ¡Oh trance fatal!

        ver la Madre más tierna y sensible

        cierta la muerte de su prenda filial.

        Llorad fieles devotos...

La fiesta de la Candelaria es la fiesta de la Purificación de la Virgen María y tiene lugar cuarenta días después del día de Navidad. El motivo de la celebración está basado en que antiguamente las mujeres que tenían un hijo, si éste era varón, debían estar cuarenta días sin aparecer por el templo. La fiesta se viene celebrando desde el siglo IV.

Los mayores llaman a este día la Candelera. En este día se celebraba misa y en ella se repartían unas velas bendecidas, cuya utilidad era la de ahuyentar las tormentas, para tener “una horica corta” cuando una mujer estaba de parto y para cuando había un moribundo en la casa o en la familia. Las velas las repartían los mayorales de San Jorge y del Santísimo.

Por la tarde salía una ronda por las calles.

Actualmente en el día de la Candelaria se hace la presentación en la Iglesia de los niños nacidos en el año anterior. Esta costumbre se implantó-rescató en el año 1988. Antiguamente la presentación se hacía a los ocho o diez días de haber nacido cada niño. La madre llevaba una vela y se quedaba en la entrada de la Iglesia. El sacerdote iba hasta donde estaba la madre cuando terminaba la misa y allí se hacía algún tipo de rito. A continuación la madre, con el niño en brazos y con la vela, se cogía de la estola del cura y juntos iban hasta el altar donde se arrodillaban y el sacerdote bendecía y la madre y al niño.

En esta ceremonia solía estar presente la abuela materna; al salir de misa se iba a casa de la otra abuela, y si ésta era cumplida, se invitaba a almorzar.

Después se solía preparar en casa algún tipo de convite como chocolate con raspau.

Relativo a este día se dice el refrán:

- Si a la Candelera plora, el invierno ya está fora, y si no plora, ni dentro ni fora.

Fiestas de Santa Águeda (4 y 5 de febrero).

Santa Águeda, Ágata o Gadea. Virgen y mártir, nacida en Palermo (Sicilia), de familia noble y martirizada en Catania hacia el año 251; en su martirio le cortaron los pechos. Es patrona de la isla de Malta y además abogada de las mujeres en general y de los males de senos en particular.

La fiesta duraba se celebraba a lo largo de dos días:

Víspera de Santa Águeda.

El día de la víspera de Santa Águeda se subía a las 12 del mediodía a tocar las campanas, dejando lo que se estuviera haciendo (incluso la ropa que se estaba lavando en los lavaderos o en el río); hubo años que llegaron a estar media hora tocando. A esta concentración acudían todas las mujeres, solteras y casadas; las más atrevidas subían las escaleras de la torre para tocar las campanas, y el resto permanecía en la plaza. Un año metieron en el rolde al hombre que vendía los cántaros y no lo dejaban salir, y el pobre terminó “sofocado y cansadico”. Sobre los años 1932-35, estando de sacerdotes Mosén Florencio y Mosén José, se dejaban abiertas las puertas de la Iglesia y del coro para que las mujeres pudieran subir a tocar las campanas con toda la libertad, siendo el único día en todo el año en que podían hacer esto. Durante los años de la guerra civil no se celebró esta fiesta.

Después de tocar las campanas, las mujeres se quedaban en la plaza de la Iglesia, y allí comenzaba lo que se conocía con el nombre de Carnavalada, consistente en cantos y bailes.

Un año se despistó un viajante en la plaza de la Iglesia cuando estaban las mujeres, y éstas lo dejaron en paños menores, y el hombre tuvo que refugiarse, acobardado, en el patio de una casa, sin comprender la actitud de todas las mujeres en bloque, hasta que en la casa le explicaron el significado de tal fiesta.

A partir de 1938 el bandeo de campanas fue prohibido por el cura (en estos años estaba de párroco Mosén Vicente Aguilar), debido al tumultuoso alboroto que al parecer se organizaba, y porque el sacerdote opinaba que aquello era de poco respeto y un escándalo la algarabía que se organizaba por los escalones; al parecer incluso se tiraron petardos en el interior de la iglesia.

Con motivo de dicha prohibición, al día siguiente, cuando se rondaba por las calles se le cantó al cura:

        A casa Mosén Vicente

        le venimos a cantar;

        no hemos tocado las campanas,

        pero nos deja rondar.

Esto se le cantaba en la puerta de la casa del cura e iban muchas mujeres; la letra fue obra de la tiá Basi y la tiá Isabel. Mosén Vicente invitó a moscatel y pastas a las que le habían cantado, demostrando su buen humor.

Cuando preguntábamos sobre el motivo de que este día fueran las mujeres las que tocaban las campanas nos decían que era porque ese día se les permitían cosas prohibidas durante el resto del año. No obstante sabemos que en otros lugares como el Valle de Acumuer, Ibirque, Asún..., en los Pirineos, tenían la misma costumbre de tocar las campanas en este día, pero que el motivo era la creencia de que haciéndolo no padecerían dolor en los pechos durante todo el año.

Día de Santa Águeda.

Lo más característico de esta fiesta es el hecho de que, al contrario de lo que sucedía en las demás fiestas, eran las mujeres las que salían a rondar, y los hombres se quedaban en casa.

El día de Santa Águeda se iba a misa, por la mañana, a la cual no acudía ningún hombre. Al acabar la misa se nombraba a las nuevas mayoralesas para ese año, las cuales invitaban luego, colocándose en la puerta de la Iglesia, al refresco que por la tarde se realizaba en su casa, a base de pastas y vino dulce.

En el día de Santa Águeda no ha habido nunca procesión. La procesión que se hace actualmente, después de la misa, es de muy reciente implantación (quizás en la década de los 80).

A mediodía se realizaba la comida cada una en su casa; por la tarde se juntaban para merendar en casas particulares; las personas más mayores nos han dicho que la merienda se hacía en San Macario; la merienda más usual era a base de conejo, pollo, etc. o chocolate con raspau; las “teticas de Santa Águeda”, tan famosas hoy en día, son relativamente recientes; también se bebía algún vaso de vino, de moscatel, de vino de nueces y de “bebidica de casa” (mezcla de un litro de anís y tres de mosto). Luego se cantaba y bailaba.

Se contrataba a tres tocadores de guitarra: el tió Tripeta, el tió Cecilio el Ciego y el tió Alcario, que con sus guitarras amenizaban el baile; a los guitarristas se les preparaba un buen porrón de vino o de anís, y parece ser que a lo largo de la tarde les iba mejorando mucho el humor. Tocaban constantemente una pieza cuya letra era:

        Tengo un perro chiquitín,

        cazador de codornices

        cuando ve una chica rubia

        se le hinchan las narices.

Para pagar a los tañedores se escotaban a un peseta por cabeza. El baile se hacía en el patio de alguna casa o en alguna cochera (un año en una de los Antonicos). También se hacía ronda por la calle.

Ya hemos dicho que a esta fiesta sólo acudían mujeres, no participando en ella ni novios ni maridos. Cuando las mujeres se “animaban” se dirigían a los hombres en plan provocativo, para lo cual lo que más hacían era levantarse las faldas en su presencia. Si algún hombre se ponía farruco le contaban las viejas. También les gustaba disfrazarse de hombres, poniéndose pantalones. En este acto se ha querido ver algo así como el comienzo de los carnavales, siendo su sustituto en los años en que estaban prohibidos.

El horario de la merienda era hasta la hora de cenar. Las que tenían novio tenían que estar en casa a la hora en que el novio solía ir a festejar y que solía ser tras la cena; se daba el caso de que muchos festejos reñían ese día por no estar la novia en casa a esas horas, ya que no todos los novios consentían que las novias estuvieran tan tarde fuera de casa.

Las chicas más jóvenes, a veces, hacían su chocolate en San Macario o en el Castillo (lo que hoy es el parque de la Malena). Nos cuentan que hasta la edad de 15 ó 16 años lo único que hacían era subir a los sitios citados a jugar a las cartas, y eran fieles a la cita a pesar del frío que hacía en estas fechas. Años más tarde era curioso que en las escuelas sólo las chicas tuvieran fiesta por la tarde, para preparar su merienda.

En épocas más recientes (años 60 ó 70) la característica más recordada de esta fiesta es que había sesión de baile donde eran las chicas las que sacaban a bailar a los chicos, al contrario de lo que era costumbre el resto del año. A finales del siglo XX y principios del XXI se incorpora un strip-tease masculino en las sesiones de la discoteca o de otros bailes organizados en este día.

Durante el año las mayoralesas eran las encargadas de limpiar y adornar la imagen de la santa; esta costumbre ha variado desde la reforma de la Iglesia parroquial, y ahora cada mayoralesa se lleva, durante medio año, la imagen a su casa.

La fiesta de Santa Águeda se sigue celebrando actualmente, con algunas modificaciones como la desaparición del bandeo de campanas y la incorporación de la procesión con la imagen de la santa.

La Cuaresma

Jueves Lardero.- Es el jueves anterior al Miércoles de Ceniza. Entre las dos fechas se celebraban (y se celebran) los Carnavales.

Miércoles de Ceniza.- Día 1º de la Cuaresma.

Domingo de Lázaro.- Día 33º de la Cuaresma. Entre este domingo y el siguiente los días son “de Dolores”.

Domingo de Ramos.- Día 40º de la Cuaresma. Entre este domingo y el siguiente se celebra la Semana Santa.

Domingo de Resurrección.- Es el siguiente al Domingo de Ramos y es el día 1º de la Pascua de Resurrección.

Lunes de Pascuica.- Día 2º de Pascua.

Domingo de Quasimodo.- Día 8º y 2º domingo de Pascua.

Día de la Ascensión.- Día 40º de Pascua. Es jueves, aunque actualmente se traslada la fiesta al domingo siguiente.

Pascua de Pentecostés .- 10 días después de la Ascensión. Es domingo.

La Santísima Trinidad .- Una semana después de Pentecostés. También es domingo.

Corpus Cristi.- Tres semanas después de la Ascensión. Es jueves y actualmente también se traslada la fiesta al domingo siguiente.

El Sagrado Corazón de Jesús.- Ocho días después del Corpus Cristi. Es viernes.

La Cuaresma es el tiempo comprendido entre el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Ramos.

Se acudía a casa del Bulero (que era normalmente el párroco) para sacar la llamada Bula de cruzada, pagando una módica cantidad de dinero de acuerdo con la posición económica de cada casa. Con la bula se aminoraba el rigor del ayuno y la abstinencia a que obligaba el cuarto mandamiento de la Iglesia, y, de esta manera, solo había obligación de abstinencia los viernes de Cuaresma. Los pobres disfrutaban de los beneficios de la Bula sin tener que pagarla.

Practicas habituales durante la Cuaresma eran las novenas (que les llamaba novenarios) a San Francisco Javier, a San José, a San Joaquín y el septenario a la Virgen de los Dolores, las cuales se realizaban todos los días al atardecer en la Iglesia.

Los martes además de la novena había Rosario y sermón.

Todos los miércoles se rezaba la llamada Corona, avisándose con un toque especial de una de las campanas de la torre. En este rezo en lugar de los Misterios del Rosario se rezan los Dolores de la Virgen.

Todos los viernes los maestros llevaban a los chicos a la Iglesia, sobre las cuatro de la tarde, para rezar el Vía Crucis; más tarde, a las siete, se hacía Novena, Sermón y Miserere, esto se realizaba en la capilla del Cristo, que era la primera, entrando por la derecha. En la novena y el sermón el cura permanecía en el púlpito.

Durante la Cuaresma no se celebraba ningún matrimonio; tan solo se hacían las amonestaciones de los que ya podían casarse a partir del Sábado de Gloria. Tampoco había baile, por prohibición expresa del párroco.

También durante la Cuaresma se tenía que hacer el llamado Cumplimiento Pascual, que consistía en confesar, comulgar y “registrarse” en la sacristía, donde se daban el nombre y apellidos, formándose unas relaciones que quedaban archivadas en la llamada “Sala capitular”, junto a muchos otros documentos.

En la Semana de Dolores (semana anterior a la Semana Santa) se iban tapando los altares de la Iglesia, excepto el altar mayor que se tapaba el Lunes Santo; esto se hacía con telas de color morado o negro.

Jueves Lardero.

Era el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, celebrándose los carnavales entre las dos fechas. En Andorra después de la guerra ya dejó de celebrarse.

Se salía a merendar al campo, a los huertos o incluso en el mismo hogar; la longaniza nunca faltaba en el menú, y de hecho es de este día el refrán:

- Jueves lardero, longaniza al puchero.

Carnavales.

Para Carnaval los rosarieros cantaban:

        Regocijos, placeres y encantos

        con siniestra idea presenta Satán,

        estos días de carnestolendas

        a todos aquellos que en disfraces van:

        Cristianos huid

        de locuras tan propias en todo

        para las criaturas poder pervertir.

        No hay para que dejemos

        nuestro Rosario,

        cuando es del demonio

        fuerte contrario.

La fiesta de carnaval desapareció durante la guerra civil; ya desde la instauración de la II República la celebración había decaído mucho. Tras la guerra y con motivo de la prohibición de la celebración del Carnaval, la gente se disfrazaba dentro de casa, más las mujeres que los hombres.

Suponemos que la fiesta de Carnaval fue una de las importantes en Andorra; prueba de ello es que en las Ordenanzas Municipales de 1906 se le dedican varios artículos:

“Art. 10º. En los tres días de carnaval se permitirá andar por las calles con disfraz, pero solo hasta el anochecer.

Art. 11º. Ninguna persona disfrazada podrá llevar trajes prohibidos por las leyes, ni armas, ni espuelas, aunque lo requiera el traje que usen.

Art. 12º. Únicamente a la autoridad corresponde quitar la careta a persona que no hubiere guardado el decoro correspondiente, cometiendo alguna falta o causando cualquiera disgusto en el público.

Art. 13º. Se recuerda además en dichos días la prohibición expresa de quemar carretillas, petardos ni mistos fulminantes, así como tirar agua, harina u otras sustancias que puedan perjudicar ni molestar a los transeúntes.”

El Carnaval se celebraba durante tres días, Domingo, Lunes y Martes. Los tres días había baile.

Para estos días de Carnaval en las casas se preparaban buñuelos y rosquillas.

Durante el día apenas había nada, la fiesta era más por la noche. Tampoco había apenas celebración en la calle, se iba de casa en casa. Los hombres se juntaban, por cuadrillas, para merendar. Eran comunes las bromas pesadas.

Existían dos casinos, el de los labradores y el de los jaboneros, y en ambos se hacían bailes y juegos.

Algunos se disfrazaban, pero no todo el mundo; los disfraces se hacían utilizando ropas viejas (capas, lazos de papel, medias en la cara, sombreros mantillas, un viso sobre la ropa, etc.). Se llevaba máscaras y un almirez; cuando llamaban a las casas gritaban: “¡Máscaras!” y los de la casa decían: “¡Arriba máscaras!”. En ocasiones sucedía que la gente que entraba a tomar algo, se marchaba sin que los dueños llegaran a enterarse de quien era.

Un año para carnaval entraron al salón del teatro un grupo de gente portando una peana con San Pedro encima; todo el mundo señalaba el santo preguntándose si era una imagen o una persona disfrazada; sucedió que los que llevaban la peana no se dieron cuenta que estaba el puente, y al llegar a él, el tió Joaquín el Sorolla, que era quien hacía de San Pedro sobre la peana, se tuvo que agachar, provocando muchas risas entre los presentes. El traje se lo habían preparado con unas enaguas y unas alfombras.

Sobre la entrada al casino también nos contaron que a las personas que no eran socias del casino se les permitía la entrada tras enseñar la cara al portero; una vez dentro podían bailar una pieza con la cara tapada y otra con la cara descubierta, y después a la calle.

Cuando terminaba el Carnaval había mujeres que se tapaban la cara o se colocaban una mantilla sobre la cabeza y cantaban por la calle en señal de duelo.

Los carnavales comenzaron a celebrarse nuevamente a partir de la implantación de la democracia, pero con unas características muy diferentes e intentando imitar unos modelos más corrientes.

Miércoles de Ceniza.

No había ninguna celebración especial; únicamente la asistencia a misa en la cual se recibía la ceniza.

Según Ángel Cañada, la ceniza era de vegetales, y la recogía el sacristán de su propio fuego, pasándola por un porgadero fino para limpiarla.

Actualmente la ceniza proviene de los ramos que se sacan el Domingo de Ramos, los cuales se queman en la tarde del Sábado Santo antes de la ceremonia de la Vigilia Pascual.

Era día de riguroso ayuno y abstinencia.

San José (19 de marzo).

En este día los rosarieros cantaban:

        Gran patriarca y varón eminente,

        del orbe cristiano, antorcha ejemplar;

        digno esposo de la Virgen Bella;

        Padre putativo del Dios inmortal.

        Sednos con amor,

        en el trance fatal de la muerte,

        para con Cristo muestro mediador.

        El Rosario empecemos

        cristianos todos

        y de José seamos

        siempre devotos.

En el día de San José se celebra desde antiguo el Día del Seminario, y en la misa de este día se realiza una colecta cuyo destino es el Seminario de Zaragoza.

Este día era el más importante en cuanto al Cumplimiento Pascual por parte de los jóvenes, mientras que los hombres y las mujeres lo iban haciendo a lo largo de toda la Cuaresma; en este día se hacían grandes colas para apuntarse en la sacristía.

Si la festividad de San José caía en viernes, este día no había obligación de cumplir con la abstinencia.

Durante la noche anterior al día de San José el cura estaba durante toda la noche confesando para que todos los jóvenes pudieran realizar el Cumplimiento Pascual; ante el confesionario se formaban colas en las que se pedía la vez y después se esperaba el turno en el café, con los amigos.

La Virgen de Marzo (La Corona) (25 de marzo).

En este día los rosarieros cantaban:

        Dios de salve divina Paloma

        en este tu día de grande blasón;

        día dichoso en que fuiste elegida

        para el misterio de la Encarnación.

        ¡Qué felicidad!

        ¡Oh Gabriel, arcángel dichoso

        por tu embajada llegas a alcanzar!

        Venid al Rosario;

        y sea alabado

        el Arcángel dichoso,

        Gabriel amado.

        La tan grande y feliz embajada

        que el Arcángel a María llevó,

        celebrémosla alegres cristianos

        con cánticos llenos de gracia y fervor.

        Todos demostrad,

        que tan grandes recuerdos sabemos,

        (como se merece) siempre apreciar.

        Venid al Rosario...

El día 25 de Marzo (día de la Anunciación de la Virgen) se conocía como el día de la Corona. También se conoce como la fiesta de la Encarnación.

La Corona era la representación de los hechos más importantes de la Pasión, escenificados dentro de la Iglesia, actuando de protagonistas hombres ancianos, con asistencia de los soldados romanos (en nuestro pueblo llamados pelitentes), entre los que destacaba por su talla y corpulencia el que hacía de Longinos, dirigidos por un Capitán.

La representación se realizaba en el centro de la Iglesia, apartándose los bancos a los laterales, formando un círculo cerrado. La Iglesia se llenaba completamente de gente (hasta el coro), ya que era muy esperada durante todo el año.

El acto empezaba con el canto solemne del Veni, Creator por parte de los sacerdotes y con la bendición de los cordones de los nuevos hermanos de la Orden Tercera de San Francisco, y la lectura de sus nombres; cuándo decían cada nombre, el interesado exhibía su cordón, alzándolo en alto, poniéndose en pie y gritando “¡Viva Jesús!”. Después se continuaba con el lavado de los pies a doce personas.

En los estatutos de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, puede leerse en su capítulo 6º: “El día veinticinco de Marzo, fiesta de la Anunciación de Nuestra Señora, previa la asistencia del ministro y de la ministra a la Iglesia a las dos de la tarde, acompañados del Sacristán y de la Sacristana, se convocará por medio de un repique de campanas a los ministros, ministras, hermanos y hermanas y a todos los fieles; y una vez reunidos en el templo, después que el Prior y el clero hayan cantado el himno Veni-Creator, un sacerdote leerá en alta voz los nombres y apellidos de los que hayan entrado y profesado en la hermandad durante el año. El Prior recogerá la lista de los nombrados para copiarla en el libro de la Hermandad que conservará en el archivo de la parroquia; bendecirá los cordones y a continuación se rezará la Corona representando los pasos de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Cuando la fiesta de la Anunciación de Nuestra Señora ocurra en el triduo de Semana Santa, o fuera de la Cuaresma, el Prior determinará el día de fiesta de precepto dentro de la Cuaresma en que haya de celebrarse esta función religiosa”.

No sabemos la antigüedad de la representación de La Corona, pero de la lectura de sus estatutos se deduce que en 1780 ya se realizaba.

Durante La Corona se rezaban los Dolores de la Pasión, y cada uno de ellos era representado en forma más o menos realista:

- Para la Oración del Huerto, el que hacía de Cristo se retiraba y se arrodillaba sobre el suelo.

- Para los azotes, el Cristo colocaba los brazos sobre un pequeño banco mientras dos pelitentes simulaban que le azotaban con unos látigos.

- Para la Coronación de Espinas le ponían una corona (de mimbre o carambullero) de la que sobresalían unos clavos afilados, colocándole además una túnica y una caña para simular el Ecce Homo.

- El de la Cruz a cuestas era el Dolor que más llamaba la atención, pues al Cristo lo paseaban cogido de una soga o ramal, llevando la Cruz sobre sus hombros, ayudado por otro que hacía de Cirineo, acompañados de dos pelitentes, y se simulaban las tres caídas. Detrás de este grupo iba un hombre con una calavera humana sobre el gran plato de hierro de los mozos de San Jorge, y con una vela encendida, que iba repitiendo: “Hermanos considerad, que a esto hemos de ir a parar”.

- La bofetada la representaba otro anciano que iba recorriendo los bancos, diciendo al oído de quién le parecía: “Una gofetada por el amor de Dios”, y la gente le golpeaba en la cara.

- La lanzada la simulaba el soldado Longinos alzando su pica en forma amenazadora.

- Para la Crucifixión, era colocado el Cristo humano de pie, con los brazos extendidos sobre la cruz, la cual era sostenida por dos hombres.

- Finalmente la Muerte y Sepultura eran representadas tumbándose el que hacía de Cristo en el suelo y colocando la calavera sobre su cuerpo.

Mosén Carmelo Aguilar fue el responsable de que dejara de realizarse la Corona en la iglesia. La última representación se realizó, al parecer, en el año 1955. Este acto, como otros en Andorra, empezó a decaer a partir de la llegada de la Empresa Nacional Calvo Sotelo, ya que al no ser festivo la asistencia disminuyó paulatinamente.

La Hermandad de la Orden Tercera de San Francisco desapareció de Andorra con motivo de la fundación de CARITAS, estando de párroco Mosén Ángel Moros.

Domingo de Pasión.

Es posible que este sea el domingo anterior al Domingo de Ramos, y que también era conocido con el nombre de Domingo de Lázaro. Había un dicho que decía:

- El Domingo de Lázaro maté un pájaro, el Domingo de Ramos me lo pelé, el Domingo de Pascua me lo almorcé y el Domingo de Quasimodo, paticas y todo.

Semana Santa

Para determinar la fecha en que se celebra la Semana Santa hay que tener en cuenta las fases de la luna. La resurrección del Señor tuvo lugar uno de los días que siguieron al equinoccio de primavera y que siguió a la luna llena. Hubo diversidad de opiniones en la fijación del día preciso de esa Pascua. Para resolverlos se convocó, en el año 325, el concilio de Nicea, bajo los auspicios del Papa Silvestre I y presidido por Osio. En él se acordó que la Pascua de Resurrección se celebraría en domingo; la “luna pascual” sería la que se verifica a partir del equinoccio de primavera. Como fecha de este equinoccio se fijó el 21 de Marzo, día en que había caído la Pascua del año del concilio de Nicea. Hoy sabemos que dicho equinoccio se adelanta un poco cada año, y en la actualidad tiene lugar el 20; pero se sigue tomando el 21 como fecha oficial. El domingo inmediato posterior a este plenilunio será el Domingo de Pascua; si ese día coincidiera en domingo, la fiesta sería el domingo siguiente. Estas reglas explican las fechas tope de la Pascua. Si el plenilunio de primavera cae un sábado, 21 de marzo, el Domingo de Pascua será el día 22. Pero si la luna llena de marzo es el 20, como aún no es primavera oficialmente, la luna pascual será la de la lunación siguiente, el 18 de abril; y si este día fuese domingo, sería pascua el domingo siguiente, el día 25. Por lo tanto los límites para el día del Domingo de Resurrección serían el 22 de marzo y el 25 de abril.

La Semana Santa no se celebraba tantos días como hoy en día; la gente dejaba el trabajo el Jueves Santo (a mediodía o por la mañana), y la fiesta terminaba el Viernes Santo después de la procesión, momento en el que era costumbre la siembra de las patatas.

El sábado anterior al Domingo de Ramos, se tapaban con telas oscuras, negras o moradas, todas las imágenes de los altares y con unas capuchas adecuadas las imágenes que adornan las bajas repisas de los cuatro arcos fajones de la Iglesia.

Durante la Semana Santa se visitaba el Monumento (lugar adonde era trasladado el Santísimo durante los días de Semana Santa) en la Iglesia, al que se le conocía con el nombre de Mormento.

Ante el “Monumento” la Guardia Romana (a la que se conocía con el nombre de pelitentes), hacía guardia, relevándose cada hora o media hora.

Las procesiones tenían un recorrido mucho más corto que el actual; salían de la Plaza de la Iglesia y seguían por detrás del Ayuntamiento, la calle Mosén Francisco y la calle de las Escuelas; al llegar a las Cuatro Esquinas se giraba a la derecha por la calle la Fuente; al llegar a la fuente se seguía por la calle Aragón para coger la calle Baja hasta donde se junta con la calle la Fuente (plaza de la Cebada), por donde se volvía de nuevo hasta la fuente, y desde allí se subía hasta la plaza de la Iglesia, donde terminaba la procesión.

Los balcones, sobre todo los de las calles por donde pasaba la procesión, se engalanaban con colchas o sábanas; además se colocaban dos faroles que se encendían durante el paso de la procesión.

Entre las comidas especiales de estos días estaban las judías secas, los huevos al salmorrejo, abadejo, cochifritos...

Domingo de Ramos.

En este día los rosarieros cantaban:

        De laureles y palmas las calles

        se vieron cubiertas en Jerusalén

        al recibo glorioso y triunfante

        que hicieron al Cristo legítimo bien.

        Cánticos de amor

        entonaron angélicas voces

        a la par que el pueblo aplaudía al señor.

        Al Rosario hijos;

        y de esta entrad

        honramos su memoria

        con ramos y palmas.

        Colocado por altos designios

        en la ciudad Santa nuestro Salvador,

        de ellas las gentes se humillan

        ante su gloria, llena de esplendor.

        Hijos procurad

        al Monarca de los Cielos y Tierra,

        cual allá lo hicieron, querer y adorar.

        Al Rosario hijos...

Los ramos eran todos de olivo; no había palmas.

Cuando eran bendecidos los ramos se procuraba elevarlos para recibir mejor la bendición; los ramos se colgaban en los balcones y ventanas, donde se tenían durante todo el año (todavía hoy en día se sigue haciendo en algunas casas), para ahuyentar los rayos, las centellas y las brujas.

Después de la bendición había una procesión muy corta, que iba desde la Iglesia hasta el comienzo de la calle Candela y volvía a la iglesia. Se iba entonando el cántico:

        De laureles y palmas las calles

        se ven cubiertas en Jerusalén.

        El recibo glorioso y triunfante

        le hicieron a Cristo legítimo bien.

        Cánticos de amor

        entonaron angélicas voces.

        Alabad al pueblo que aplaudió al Señor.

Por la tarde había Rosario, el cual se comenzaba cantando:

        Al rosario, hijos,

        pide esta entrada.

        Honremos su memoria

        con ramos y palmas.

También había Vía Crucis a San Macario en el cual se llevaban varios pendones: los del Sagrado Corazón y el de las Esclavas y es posible (no sabemos seguro) que alguno más. Para la bajada tras el Vía Crucis también había un rezo.

Actualmente se sigue celebrando el Vía Crucis en la tarde del Domingo de Ramos y desde el año 1984 se va con la imagen del Cristo de los Tambores, la cual se queda en la ermita de San Macario hasta la madrugada del Viernes Santo. Desde el año 1992 la imagen del Cristo de los Tambores está acompañada de personas ataviadas con la túnica y el tercerol de la Semana Santa.

Al parecer la costumbre de estrenar algo en este día es bastante reciente.

- Domingo de Ramos, el que no estrena, no tiene manos.

- Domingo de Ramos, que no venga nadie más que los que estamos.

Martes Santo.

Este día se celebraba la procesión del Encuentro, que antes era conocida con el nombre de Procesión de los Hermanos, ya que era organizada por la Venerable Orden Tercera de San Francisco. En los estatutos de dicha hermandad, fechados en 1780, puede leerse en su capítulo 6º: “La Hermandad celebrará el día de Martes Santo a las siete de la noche una procesión solemne rezando el Vía Crucis que está establecido en las calles de la villa, y se predicarán las tres pláticas llamadas del Vía Crucis; la primera en la Iglesia antes de salir la procesión y de dar principio al rezo del Vía Crucis; la segunda, llamada del encuentro, en la plaza Nueva antes de rezar la cuarta estación; y la tercera en la Iglesia al regreso de la procesión y después de haber terminado el rezo del Vía Crucis”.

Como hoy en día el Encuentro entre las imágenes de la Madre y el Hijo (La Dolorosa y el Nazareno) se realizaba en la plaza del Ayuntamiento. Allí se pronunciaba un sermón, apropiado para el día, desde el balcón del arco de Santa Bárbara, hasta su demolición en el año 1934. Actualmente se hace desde el balcón de una casa de al lado.

Después del Encuentro la procesión continuaba por el recorrido de entonces. Al empezar y terminar la procesión, se colocaban en la puerta de la Iglesia dos Hermanos de la cofradía de San Francisco, con un “cepillo”, pidiendo limosnas para poder ayudar a los enfermos pobres con ropas, comida y dinero. Además en la procesión los ministros y las ministras (éstas portando linternas) acompañaban al cura.

Miércoles Santo.

Este día, por la tarde, se llevaban los pasos a la Iglesia, y en su transporte se realizaba el acto conocido con el nombre de Despertar de los Santos, que consistía en que los chicos (y no tan chicos) iban a las casas donde se vestían las imágenes de los pasos de la Semana Santa, o las esperaban en la plaza de la Iglesia, y los acompañaban haciendo sonar carracas y matracas (de madera y hierro), hasta que entraban en la Iglesia, donde permanecían durante toda la Semana Santa.

En los días anteriores a la Semana Santa los carpinteros iban preparando carraclas de diferentes tamaños, y allí acudían los niños a elegir la que querían dependiendo el tamaño elegido de la edad del niño.

Los pasos que se iban a buscar eran: San Juan con su copa en la mano, San Pedro con las llaves y el gallo a sus pies, la Magdalena, la Verónica, el Angelico envuelto en laurel, el Ecce Homo y el Melero. Además estaban el Nazareno, el Sepulcro y la Dolorosa que se guardaban en la Iglesia durante todo el año.

Antes de que los llevasen, se apostaban los chicos ante la puerta de la casa donde se montaban haciendo sonar las matracas y carracas para despertarlos, y lo mismo se hacía cuando eran llevados hasta la puerta de la Iglesia. Rabia especial se le tenía al Pilatos que había en el paso del Ecce Homo, al que se le conocía con el nombre de arañagatos.

El motivo de perderse el acto del Despertar de los Santos fue el de que se aumentara el número de pasos, y de que se fueran renovando los existentes, siendo los nuevos de mayor tamaño; esto supuso que no cupieran todos en la Iglesia y por dicho motivo algunos de ellos no se llevan a la Iglesia hasta la hora de la procesión, y al finalizar ésta no se quedan en ella, sino que se conducen de nuevo a la casa donde se guardan. A principios de los años sesenta ya dejó de realizarse, aunque es de suponer que en los años anteriores ya había decaído mucho su práctica.

Jueves Santo.

Después de comer se subía a San Macario rezando el Vía Crucis; no había un horario determinado; se iba hasta la Malena, y cada vez que se formaba un grupo se empezaba el Vía Crucis, de modo que durante toda la tarde había gente rezando el Vía Crucis en la subida a San Macario. Normalmente el primer grupo era siempre el del tió Casero acompañado de los rosarieros.

Al finalizar el Vía Crucis los hombres se iban a echar barreno; esto consistía en recorrer las bodegas para pinchar los barriles de vino, que se conservaban sin escazar, para probarlo, acompañándolo con algún tajo de abadejo que nunca faltaba en las bodegas. No es de extrañar que, si la cuadrilla era algo numerosa y había muchas bodegas que visitar, las melopeas abundasen. Si el bebido era un pelitente, los trancazos que daban con su pica sobre las baldosas del templo eran tan tremendos, que más de una quedaba rota, hasta que el sacerdote Mosén Jaime Gil les obligó a que efectuaran los relevos en el Mormento descansándola sobre su propio pie para evitar los destrozos.

Todo esto era a pesar de que era un día en que estaba muy mal visto ir al bar, estaba prohibido cantar, manifestar pública alegría, y no digamos bailar.

A media tarde comenzaban en la Iglesia los oficios conocidos con el nombre de Oficios de Tinieblas. Esta ceremonia se celebraba antiguamente por la mañana y pasó a celebrarse por la tarde a partir del año 1956, siendo Papa Pío XII. A estos oficios acudían los chicos con las carracas y matracas; cuando, tras ir apagando una a una las velas del altar mayor y las 15 que colocaban en aquel triangular tenebrario, y la Iglesia (sin luz eléctrica) quedaba en tinieblas, todo el mundo comenzaba a hacer ruido con las carracas y matracas, o golpeando los bancos para hacer más tétrico el momento; este ruido no era en recuerdo de la ocultación del sol cuando llegó la muerte del Nazareno, sino que se decía que se estaba matando judíos, con toda rabia a golpes de carracla y alpargatazos...

Desde este momento los monaguillos dejaban de usar las campanillas y empleaban sólo su matraca; del mismo modo los toques para convocar a los oficios del Viernes Santo se hacían con la gran matraca de la torre, pues las campanas no volverían a sonar hasta el Sábado de Gloria.

A continuación, y con todo el ruido de fondo, se trasladaba el Santísimo, bajo palio, hasta el altar de San José, donde estaba instalado el Monumento, mientras se entonaba el “Tantum Ergum”, arrodillándose todo el mundo cuando pasaba a su lado. Algunos informantes nos han dicho que este traslado se hacía en la misa de la mañana y no en el oficio de Tinieblas.

Después subía el sacerdote al púlpito para pronunciar el Sermón de las 7 Palabras, que era conocido como el Sermón de la Gofetada. Se le conocía con este nombre, porque cuando el sacerdote contaba cómo en casa de Anás, uno de sus ministros dio una bofetada a Jesús, los presentes en la Iglesia aprovechaban para hacer lo mismo a los vecinos de su banco, organizándose un autentico y juerguístico barullo. Costó mucho tiempo acabar con esta costumbre de la cual los sacerdotes habían sido los inductores.

El Jueves Santo era día de Comunión General, iniciándola las autoridades: Alcalde, Comandante del Puesto de la Guardia Civil, Juez de Paz, Secretario municipal, etc. Este ritual era cumplido independientemente del partido que gobernara. Las autoridades ocupaban los bancos presidenciales que había en el pasillo central de la Iglesia, perpendiculares al resto de los bancos y mirando al centro del pasillo. Los munícipes entraban corporativamente, y los asistentes se levantaban a su paso en señal de reconocimiento. Por cierto, se cuenta que el tió Isidro el Perdido, jefe de los labradores, se tomaba la libertad de mantenerse cubierto con su redondo y bordado sombrero negro sobre la cabeza, y que tan sólo se descubría cuando pasaba a comulgar, manteniendo en alto su vara de primera autoridad. Al parecer así de arrogante era este rico labrador en sus años de poder.

Recordamos que el presbiterio estaba cercado por una valla de hierro de un metro de altura, abierta por tres puertas: dos que daban acceso a las sacristías y otra central, de mayor tamaño, situada frente al altar mayor.

En los oficios del Jueves Santo y del Viernes Santo también participaban otros personajes que eran los Nazarenos, los Angelicos y el soldado Longinos.

La presencia de los Nazarenos obedecía a las llamadas Vocaciones, concepto con el que se indicaba el ofrecimiento que algunas madres hacían de sus hijos, para intervenir en estos actos, con una cruz al hombro, por algún motivo especial, generalmente por haber vencido alguna enfermedad grave.

Uno de los personajes que más llamaba la atención, por la fiereza de su presencia y de sus gestos, era el que encarnaba al soldado Longinos. Este personaje estuvo siempre representado por un hombre grande, barbudo y fiero. Durante los oficios del Jueves Santo, el soldado Longinos se cuadraba ante el altar mayor y, cuando el celebrante “alzaba a Dios”, levantaba la lanza y la orientaba, amenazante, contra el sacerdote. En los oficios del Viernes Santo mantenía la lanza horizontal sobre su cabeza, mientras era amenazado por las espadas de los dos Angelicos.

Estos personajes también salían en las procesiones; los Angelicos delante de Longinos, adornados con su vestido blanco, su corona, sus alas y la espada de madera pintada con purpurina de color aluminio en la mano derecha. Los dos Nazarenos, vestidos con túnica morada, y llevando una cruz sobre la espalda, de un tamaño apropiado a su edad, iban detrás de Longinos.

El Santísimo estaba expuesto durante toda la noche, rodeado de abundantes velas y algunas flores, para lo cual la Iglesia estaba abierta durante toda la noche. Junto al Monumento no faltaban personas velándolo, realizándose relevos entre la gente de una forma voluntaria; posteriormente llegarían las listas de comprometidos. Los que nunca faltaban eran la pareja de pelitentes cuyos continuos cambios de guardia eran la causa de que en los alrededores de la Iglesia durante casi toda la noche hubiera soldados romanos desfilando. Para el relevo los pelitentes iban acompañados de Centurión, cornetas y tambores. Por cierto que entre relevos aprovechaban en el local que tenían habilitado para cenar, recenar y demás entretenimientos más o menos “tristes”.

En los años en que ya se tocaba el tambor, pero eran pocos los grupos que lo hacían, en la noche del Jueves Santo se desfilaba delante del Monumento y, al llegar a él, se hacía una genuflexión y se daba un golpe con el palillo en el tambor; esta práctica se fue perdiendo cuando los tambores empezaron ser demasiado numerosos.

Viernes Santo.

El Viernes Santo por la mañana se daban higos secos y aguardiente, en casa del mayoral del Angelico, a todos los cofrades de dicho paso.

En los oficios del Viernes Santo se realizaba el Lavatorio de los Pies. Llegado un momento de la celebración, las autoridades se descalzaban y, comenzando por el alcalde y después uno tras otro, se iban besando los pies todos los munícipes; esta práctica fue prohibida posteriormente por la Iglesia. Después pasaban, de dos en dos, a besar la Cruz, y tras ellos, también descalzos, todos los asistentes, mientras los sacerdotes entonaban reiteradamente el “Benite Adoremus”, en latín, como era natural, ya que todas las ceremonias se leían y cantaban en esa lengua, hasta que el Concilio Vaticano II impuso el empleo de la lengua usada en cada lugar.

Dentro de la Iglesia se realizaba una procesión para trasladar al Santísimo hasta el altar mayor, al son de carraclas y matracas.

Ya por la noche salía la procesión del Santo Entierro, con todos los pasos, incluido el del Sepulcro, que era el paso que más pesaba y tenía que ser portado por seis personas provistas de unos fuertes palos sobre los que apoyaban el paso, para ir descansando; el paso iba custodiado por una pareja de la Guardia Civil con uniforme de gala, con el tricornio en la espalda y los fusiles al hombro orientados hacia el suelo. A esta procesión asistía el Ayuntamiento en pleno.

Terminada la procesión los pasos eran trasladados a las casas donde se guardaban, donde era costumbre realizar algunos rezos.

Sábado Santo.

Por la mañana había misa, a la que se convocaba con la gran matraca de la torre. En esta misa sólo celebraba un sacerdote y realmente era la Vigilia Pascual que ahora se celebra al final de la tarde. Ya en la celebración, cuando se entonaba el Gloria, todas las campanas eran bandeadas durante un buen rato: la María Pilar o campana gorda, la Jardinera, la Pilar y el Campanico, acompañadas de las campanillas de los monaguillos y de las carraclas y matracas que llevaban los chicos, en la última ocasión que había para emplearlas.

Por la tarde no había procesión; la que ahora se realiza, la de la Soledad, no se introdujo hasta pasada la Guerra Civil, hacia mediados de la década de los cincuenta; en los oficios de la tarde se pronunciaba el llamado Sermón de la Soledad.

Al final de la tarde comienza la Vigilia Pascual y hay misa en la que se reparten velas entre los asistentes. A la puerta de la iglesia se saca un brasero de latón y en él se queman algunos de los ramos que se sacaron en el Domingo de Ramos; en el mismo fuego se enciende el Cirio Pascual y se entra en la iglesia en procesión, estando ésta a oscuras. Las cenizas que quedan en el brasero se guardan para utilizarse el Miércoles de Ceniza del año siguiente.

Los niños recogían, con una jarra, agua bendita de la Iglesia, la llevaban a casa y con ella rociaban las habitaciones, siendo la finalidad de esta acción la de ahuyentar el diablo de la casa.

Domingo de Resurrección.

En este día los rosarieros cantaban:

        Bien podemos llamarte dichosa

        Pascua Felice de Resurrección,

        pues de encuentro precioso a la Virgen

        da el Hijo de Dios salve con dulce emoción:

        Cordial le abrazó,

        y después de tan grata entrevista

        gozoso el Empíreo triunfante subió.

        Venga, venga al Rosario,

        no mas pecado;

        que ha el Padre de todos

        resucitado.

Había misa, y en ella se realizaba la ceremonia del encuentro, en la cual un hombre que portaba una bandera y que representaba a Cristo resucitado, iba al encuentro, en el interior de la Iglesia, de la Virgen María, que estaba colocada al fondo de la Iglesia.

Encima de la puerta de la Iglesia aún puede verse un clavo del que los mayorales de San Jorge y del Santísimo, al salir de la misa primera, colgaban el llamado Aleluya, que era un cuadro adornado con cintas en el que se había pintado una custodia, una forma, San Jorge o cualquier otro motivo religioso, el cual quedaba allí hasta el año siguiente, si es que los vientos o las piedras de los chiquillos lo respetaban.

Era día de alegría general. Los hombres se juntaban en casa de alguno, por cuadrillas, para merendar. Las personas que habían salido de pelitentes eran invitadas en San Macario por la parroquia. Allí manifestaban su entusiasmo con toques de corneta, volteo del campanico y de la consabida merienda.

En el pueblo era el día destinado a comerse la Rosca en las casas, hechas con el complemento de un huevo, de dos, de dos con troncho (longaniza), con los huevos coloreados, según las posibilidades de cada uno. Era tarde de alegría especialmente para la gente menuda y para los mozos que reanudaban las meriendas con los amigos, en la casa que “tocaba”, con el consiguiente complemento de bailes (después de toda la Cuaresma sin baile), jotas, bromas, etc. También era costumbre que los amos de los ganados obsequiaran en este día a los pastores, contratados a medial, con una rosca lucida; además se les daba fiesta para que en este día pudieran realizar su Cumplimiento Pascual.

Lunes de Pascuica.

Aunque con cierta expansión, el Lunes de Pascuica ya era un día de absoluta normalidad, en el que ya mucha gente marchaba a los mases para hacer algún pequeño extraordinario y reanudar los trabajos interrumpidos totalmente por la Semana Santa.

No sabemos cuando empezó la costumbre, tan arraigada hoy en día, de ir a comer al campo, así como de pasar la costumbre de comer la Rosca del Domingo al Lunes.

Domingo de Quasimodo.

En este día se llevaba la comunión a los enfermos, para lo cual el sacerdote iba a las casas donde había alguno bajo palio; acompañaban también los componentes del Ayuntamiento, la Banda de Música y mujeres con velas encendidas.

El recorrido se hacía después de misa primera, y se tenía que haber acabado antes de la misa de las 10.

La Ascensión del Señor.

En este día los rosarieros cantaban:

        A los Cielos cubiertos de gloria

        subió triunfante nuestro Salvador,

        do como a padre el más amoroso

        nos mira y nos ama de buen corazón.

        Todos a una voz,

        oh devotos del Santo Rosario,

        cantad alabanzas por tal Ascensión.

        Vamos hijos queridos;

        con digno celo,

        celebrad la subida

        de Cristo al Cielo.

Este era uno de los días elegidos para hacer las Primeras Comuniones.

- El día de la Ascensión, cerecicas al montón.

Pascua del Espíritu Santo (Pentecostés).

En este día los rosarieros cantaban:

        Del Espíritu Santo recuerda

        hoy nuestra Iglesia como descendió

        donde estaban los Santos Apóstoles,

        y así la promesa de Dios se cumplió.

        Muy grande favor

        recibieron aquellos varones,

        columnas primeras de la religión.

        Sin tardar, el Rosario,

        que hoy se celebra

        una extensa venida

        con grande fiesta.

Día de la Beatísima Trinidad.

En este día los rosarieros cantaban:

        Alegraos, devotos cristianos,

        y hoy mil himnos de gloria entonad,

        contemplando aquel grande misterio

        de la siempre augusta excelsa trinidad.

        Sea sin igual

        nuestra fiesta, cristianos todos,

        pues que su grandeza vais a celebrar.

        El Rosario cristianos

        luego empecemos

        y la Trinidad Santa

        reverenciemos.

        Me parece que oigo en los Cielos

        a mil querubines levantar la voz

        ensalzando al Dios uno y trino

        asombro y espanto de Satán feroz.

        ¿Ea, qué hacéis?

        Imitad a los ángeles, hijos;

        cumplid, cristianos tan justo deber.

        El Rosario cristianos...

Corpus Cristi.

En este día los rosarieros cantaban:

        Venid sin tardar, oh cristianos,

        los que inflamados de divino amor.

        Este día veneréis humildes

        el Sagrado Cuerpo de Nuestro Señor.

        Y con dulce afán,

        acudid, presurosos al templo

        donde el pan sabroso de amor os darán.

        Venid luego al Rosario,

        pues Dios nos brinda,

        manjar que sana el alma

        de toda herida.

        No se diga jamás de vosotros

        que con ser queridos de Dios inmortal

        en su día que la Iglesia canta

        su cuerpo Sagrado poco apreciáis.

        Antes procurad

        con recibirlo, oh fieles cristianos

        haced que conozcan lo sabéis amar.

        Venid luego al Rosario...

Por la mañana había procesión con palio y el Santísimo. La incorporación a ella de los niños que habían realizado la Primera Comunión, debió empezar a hacerse a mediados de la década de los 50. Los niños llevaban pitos y chufletes que iban tocando durante toda la procesión.

El Sagrado Corazón de Jesús.

Había misa y procesión. En ella participaba la Cofradía del Corazón de Jesús, que era una cofradía formada por mujeres que cuando entraban en ella recibían un escapulario; la imagen del Corazón de Jesús se guardaba en la Iglesia.

Se hacía procesión con Palio y el Santísimo, por la tarde; en ella se adoraba el Corazón de Jesús.

A lo largo del recorrido de la procesión se montaban altares, ante los cuales se hacía algún tipo de rezo cuando la procesión llegaba a su altura. Estos altares estaban en la parte de atrás del Ayuntamiento, en la calle de Las Escuelas (donde estaba la casa del cura), en la calle Baja, junto a la plaza de la Cebada, en la calle la Fuente y el último junto a la puerta de la Iglesia.

Como el día del Sagrado Corazón de Jesús no era día festivo, sucedía que en la procesión había años que participaba muy poca gente; es posible que este fuera el motivo de que se cambiara al día de San Pedro, que si que era fiesta de guardar.

Los “nueve primeros viernes de mes” era una práctica que obligaba a oír misa, con la preceptiva comunión, los primeros viernes de mes, desde octubre hasta junio (comunión general en la iglesia); por la tarde había rosario y exposición del Santísimo.

Fiestas de Primavera

San Jorge.

A finales de 1096, cuando el rey Pedro I de Aragón batallaba con sus huestes en los campos de Alcoraz que rodean la ciudad de Huesca, un resplandeciente caballero armado se incorporó a las tropas cristianas y les ayudó a vencer a los musulmanes. La leyenda es común a otros lugares y momentos de la historia de aquel tiempo y en Aragón provocó que un fuero de las Cortes de Calatayud de 1461 ordenara que: “la fiesta del glorioso Martyr Señor San Jorge, que caye a XXIII días de Abril, sia inviolablemente perpetua, guardada, observada e celebrada solemnement: bien assi como los dias de Domingo e otras fiestas mandadas guardar”. Ochocientos años antes de la aparición en los campos de Huesca, Jorge de Capadocia había sido martirizado y muerto en alguna parte de la entonces provincia romana de Asia. De él se cuenta que, montado en su caballo, protegido por el yelmo, lanza en ristre e invocando a Dios, arremetió y dio muerte al dragón que amenazaba la vida de la princesa Clodina, hija del rey Silene.

El día de la toma de posesión de los miembros de la primera Diputación General de Aragón de la era moderna, el 22 de abril de 1978, se tomaron dos acuerdos de profundo significado: declarar que la bandera de Aragón es la constituida por las cuatro franjas rojas horizontales sobre fondo amarillo, y declarar “Día de Aragón” el 23 de abril, festividad de San Jorge.

La fiesta duraba dos días:

Víspera de San Jorge (22 de abril).

El día de la víspera de la fiesta había volteo de campanas.

Día de San Jorge (23 de abril).

En 1926 Mosén Generoso Vázquez escribía sobre la cofradía de San Jorge: “No tiene Estatutos ni Cofrades. Está formada por dos mayorales que cada año nombran otros para sustituirles. Celebran su fiesta con misa y procesión. Se administra por sí misma. La cofradía de San Jorge va desapareciendo y es de los mozos”. Mosén Generoso incluía esta cofradía en el grupo de “Cofradías impropiamente dichas”.

En primer lugar debe recordarse que en el sitio donde actualmente se alza la ermita del Pilar existió la primera parroquia, que se dedicó a Santa María Magdalena (de aquí el nombre de La Malena con que se conoce aquel paraje). Esta parroquia se incendió, salvándose solamente las paredes y las Sagradas Formas (se le denominó “Santo misterio”), hecho éste que se consideró como un verdadero milagro.

También la fiesta desapareció con nuestra guerra civil y sin embargo se celebraba con especial solemnidad porque San Jorge era el Patrono de los mozos, nombrándose cada año dos mayorales que, como es natural, debían estar solteros. Este mayoralato se compartía con otros dos que se decían del Santísimo. Los cuatro tenían la obligación de asistir a la misa mayor con sus hachas todos los primeros domingos de cada mes y en las fiestas de primera clase. En tres ocasiones salían al altar: cuando se alzaba a Dios y en el Evangelio. Las hachas se guardaban en la sacristía de la izquierda de la Iglesia.

Al terminar la misa salían con dos canastas a pedir por todo el pueblo: lo recogido (panes, patas de cerdo, rastras de morcillas, rosarios de azarollas, roscones y alguna que otra perra) lo vendían, y con estos fondos ayudaban a comprar la cera, pagar a los predicadores, etc.

Ya en el día de San Jorge había volteo de campanas, misa y procesión.

Después se realizaba el refresco, al cual estaban invitados todos los mozos del pueblo.

Tras la comida se salía por las calles más principales, tocando guitarras y bandurrias; los mayorales llevaban unas bandejas e iban pidiendo dinero; lo recogido era para el santo.

Los mayorales de San Jorge y del Santísimo eran los encargados de colgar el Aleluya en la puerta de la Iglesia, el Domingo de Resurrección.

Mes de mayo. Mes de las flores.

Las chicas llevaban todos los domingos flores a la Virgen; estas flores normalmente eran de casa (de huertos propios).

En los años 40 el curso escolar acababa en mayo.

Durante el mes, al final de cada día se dedicaba media hora para el ejercicio de las flores. Este ejercicio se realizaba en las escuelas (donde está hoy la Residencia de ancianos), y consistía en que niños y niñas juntos (esto era algo inusual, por lo que se producía cierto alboroto) rezaban, ante la imagen de la Inmaculada, el Rosario y la Letanía, acompañados de cánticos (Cántico de Entrada: “Venid y vamos todos...”).

Todos domingos del mes se organizaba, por parte de las mayoralesas de la Virgen, algún acto en el altar de la Iglesia: se hacían arcos a la Virgen con flores, se formaba con flores el nombre de la Virgen... Además un grupo de cantoras, cantaban en el coro de la Iglesia. Al final del mes, las mayoralesas preparaban un refresco para las cantoras.

Había varias fechas señaladas dentro de este mes:

Primer lunes de mayo.

Este día era también el día en que se celebraban las Primeras Comuniones; los niños y niñas hacían una procesión llevando un estandarte y un pequeño paso; el primero llevaba el estandarte, y los cuatro siguientes el paso.

Invención de la Santa Cruz (3 de mayo).

En Andorra para pedir contra el pedrisco y para ahuyentar las malas tormentas, el día 3 de mayo, festividad de la Invención de la Santa Cruz, se realizaba en el monte de San Macario la bendición de los términos del pueblo.

Para ello, a las seis de la mañana, un largo bandeo de campanas anunciaba el comienzo de la procesión.

La preside el párroco, revestido de capa, y le acompañan los demás sacerdotes; el Rito portando la cruz alzada, y los monaguillos, con candelabro unos y con el incensario y la calderetica del agua bendita otros. Delante y detrás, un centenar de hombres y mujeres ascienden a paso lento, mientras el párroco entona la letanía de los santos, a la que contestan los feligreses con el “Orate pro nobis”, todo cantado y en latín, como era de ritual.

Llegados a la cima penetran en la ermita, cambia el párroco su capa por los ornamentos y celebra la santa misa.

Mientras tanto, la tiá Alberta, ayudada por el tió Juan, santeros durante muchos años, han sacado a la explanada del monte una mesa sobre la que colocan un crucifijo y dos candelabros con sus velas encendidas, que casi siempre se apagan, pues algunos años hacía una ventolera...

Terminada la misa se dirigen todos alrededor de la mesa. La bendición de los términos del municipio se realizaba cuatro veces, previa lectura del evangelio de cada uno de los evangelistas, y terminaba la ceremonia el párroco leyendo un evangelio y bendiciendo el término con el crucifijo, con el hisopo y con el incienso.

Acabadas estas ceremonias, se regresaba a la parroquia entonando otra vez la letanía de los santos.

Pero la fiesta no terminaba aquí; quedaba el rezo de Los Benditos, que fundamentalmente consistía en rezar “a su manera” veinte rosarios y decir mil veces el nombre de Jesús.

Para eso se reunían aquella tarde por calles o por barrios en el patio o en la cocina de una vecina, guiadas por una rezadora. Y entre estas rezadoras recordamos a la tiá Casimira la Paletera, a la tiá María la Santica de los Peñales. A la tiá Antonia la Platera en el patio de la tiá Regallera, frente a la pastelería del tió José el Melenguero; a la tiá Águeda la Chaleca en la calle Baja; a la tiá Rosario la Caraba en las Eras, y a la tiá Juana María la Meneos en el Regallo, entre otras.

Como tenían que pasar veinte rosarios, las rezadoras para contarlos colocaban sobre el alda de su saya veinte garbanzos o granos de maíz o piedrecillas que iban separando al terminar cada uno.

Comenzaba la rezadora anunciando los misterios del rosario, rezaba un padrenuestro u una avemaría, y después recitaba una jaculatoria que terminaba con estos versos:

        Ruega, ruega, Satanás,

        que conmigo no vendrás,

        porque el día Santa Cruz

        dije mil veces: Jesús...

Y todas las asistentes contestaban: Jesús, Jesús, Jesús... durante cincuenta veces, por lo que en los veinte rosarios pronunciaban mil veces el nombre de Jesús. Para no descontarse las cincuenta veces que tenían que nombrar el nombre de Jesús se empleaban las cuentas del rosario.

En la jaculatoria se ruega y ruega a Satanás, se hace referencia al enemigo maligno y al Valle de Josafat; pero vean cómo la recitaban:

        Por la Val de Josafat pasé

        con el enemigo Maligno me encontré

        Y le dije: ¿Ande vas, enemigo Maligno?

        Esta alma no ha de ser para ti,

        ni ésta, ni ésta, ni ninguna de aquí,

        porque el día Santa Cruz

        dije mil veces: Jesús.

        Ruega, ruega, Satanás,

        que conmigo no vendrás...

        Por la puerta de Josefa pasarás,

        con el enemigo Maligno te encontrarás

        y le dirás: Ruega, ruega Satanás,

        que conmigo no vendrás

        porque el día Santa Cruz

        dije mil veces: Jesús.

Desconocemos cuando dejaron de rezarse Los Benditos (al parecer por los años cincuenta), así como de realizarse la bendición de los términos.

En el día de la Santa Cruz, además, terminaban y comenzaban los Contratos Verbales entre amos y pastores, para la explotación de los ganados, es decir, era el día de los tratos que formalizaban los ganaderos. Esta práctica era también habitual en otros lugares de Aragón, y algunos de ellos las transacciones que se realizaban este día se les llamaba hacer Santa Cruz.

San Isidro (15 de mayo).

En este día los rosarieros cantaban:

        Labrador, y de humilde prosapia,

        nació en la gran villa de España: Madrid;

        San Isidro, santo esclarecido,

        de celestes gracias, bello serafín.

        Al siervo de Dios,

        fieles devotos del Santo Rosario

        dadle en este día, mil pruebas de amor.

        Procurad no olvidarse,

        oh labradores,

        de Isidro glorioso:

        dadle loores.

No se recuerda que se celebrara la festividad de San Isidro antes de la guerra civil. Además hay que hacer constar que no había imagen de San Isidro en la iglesia de Andorra. Tras la guerra aparecen las Hermandades de Labradores (el sindicato vertical) y la celebración se impone por decreto.

Pasada la guerra se empezaron a celebrarla únicamente los labradores. No ha habido nunca mayorales para organizar la fiesta hasta fechas bastante recientes.

Había misa y procesión, para la cual los labradores compraron una imagen, que se guarda durante el año en casa de los Laudencios.

Tras la procesión había refresco pagado por el ayuntamiento, y después comida que se pagaba a escote entre los asistentes.

Sobre todo en los años 50 la celebración fue muy sonada.

Verano

Fiesta de San Juan (23 y 24 de junio).

Víspera de San Juan.

Actualmente se hacen hogueras en diversas calles y plazas del poblado; la costumbre se inició en la calle Oliete.

Día de San Juan.

En este día los rosarieros cantaban:

        Bien recuerda este día de gloria

        de San Juan Bautista el brillante esplendor,

        pues que fue del divino Maestro

        el siempre estimado y santo precursor.

        Por tan grande favor

        bien merece el dichoso Bautista,

        las pruebas más dulces de leal amor.

        Fieles venid gustosos

        hoy al Rosario,

        y amad al Bautista.

El día de San Juan se conocía como la Sanjuanada.

Se dice que era relajante lavarse la cara antes de salir el sol, y además ayuda a estar guapa durante todo el año. Se iba a lavarse a la Fuente Moreno, Valdemolinos, Mas de López...

El vino de nueces es mejor si se prepara con nueces recogidas este día antes de que les dé el sol (aunque haya amanecido).

Entre los remedios para evitar los dolores de cabeza está el de comer caracoles en este día.

San Juan estaba representado en el altar de la Pasión que había en la ermita de San Macario.

San Pedro y San Pablo (29 de junio).

En este día los rosarieros cantaban:

        Hoy devotos del Rosario,

        recuerda la Iglesia con pompa mayor,

        de San Pedro y San Pablo la gloria,

        que alcanzaron muriendo por el salvador.

        Todos imitad,

        de estos Santos la fe verdadera

        si el Cielo, cual ellos, queréis alcanzar.

        Al Rosario pues vamos

        con nuestro aliento;

        y a San Pedro y San Pablo

        en fe imitemos.

El día de San Pedro, conocido como la Sampedrada, era costumbre lavarse la cara en un remanso antes de que saliera el sol. Al igual que este son válidos todos los remedios aconsejados para el día de San Juan.

Era frecuente almorzar en sitios como la Fuente Moreno.

Se hacía procesión con Palio y el Santísimo, por la tarde; en ella se adoraba el Corazón de Jesús.

A lo largo del recorrido de la procesión se montaban altares, ante los cuales se hacía algún tipo de rezo cuando la procesión llegaba a su altura. Estos altares estaban en la parte de atrás del Ayuntamiento, en la calle de Las Escuelas (donde estaba la casa del cura), en la calle Baja, junto a la plaza de la Cebada, en la calle la Fuente y el último junto a la puerta de la Iglesia. En el primer altar se consagraba a los niños, en el segundo a los jóvenes, en el tercero a las familias, en el cuarto al clero y, finalmente, en el último al gobierno.

En la procesión salían los chicos y chicas que habían hecho la primera comunión. La procesión estaba encabezada por un estandarte con el Corazón de Jesús, y detrás iba un paso, conocido como el Santico, con una imagen del niño Jesús. Según la calificación que habían obtenido los niños en las clases de Catecismo (la Dotrina), se obtenían distintos privilegios en cuanto a su cometido en esta procesión; así el que había quedado en primer lugar era el encargado de llevar el estandarte, los cuatro siguientes el paso del Santico, y los dos que iban a continuación llevaban los cordones del estandarte.

Al final de la tarde había baile, que por algo era fiesta gorda, en casas particulares o en la Malena.

San Cristóbal (10 de julio).

Mártir de vida poco conocida. Según la leyenda, tuvo que llevar una vez al Niño Jesús sobre sus hombros para atravesar un río; de este hecho derivaría su nombre (Cristophoros, portador de Cristo). El culto a San Cristóbal era, en la edad media, muy popular en occidente. En la actualidad, se le considera como protector de los viajeros y, en particular, de los automovilistas.

En la iglesia parroquial había una imagen de San Cristóbal, y era una de las cuatro bases de las columnas del altar de San Antón, siendo las otras tres San Lamberto, San Lorenzo y San Esteban.

La Virgen del Carmen (16 de julio).

En este día los rosarieros cantaban:

        Del Carmelo la cumbre elevada

        la Virgen María de gloria cubrió

        al mirar que de insignes varones

        era allí alabada en Santo fervor.

        Cristianos pues,

        alabad a la Madre amorosa

        y siempre en sus glorias mostrad interés.

        Viva María hermosa

        nuestra abogada;

        a quien tanto el Rosario

        gusta y agrada.

        Ella puede hacer que dichosos

        os miréis una eternidad,

        prodigándoos la gloria que tantos

        por sus buenas obras pudieron lograr.

        ¡Oh que bien obrar,

        si a María adoráis con ternura

        y aun entre penas su nombre ensalzáis!

        Viva María hermosa...

A partir de este día se rezaba una novena en la capilla que había (o hay) al final de la calle La Fuente (en el nº 117), próxima a la placica de la Cebada.

Santiago Apóstol (25 de julio).

Este día los rosarieros cantaban:

        El Apóstol que adquirió primero

        del martirio el lauro, por nuestro señor,

        fue aquel varón en virtud eminente

        el patrón de España, Santiago el mayor.

        Vamos, pues, a dar,

        hoy que es su día, las pruebas más finas

        de que su memoria sabemos honrar.

        Salve Patrón de España

        todos digamos

        y a María recemos

        luego el Rosario.

Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto).

En este día los rosarieros cantaban:

        Con excelsos reflejos de gloria

        Domingo en España felice nació;

        y con celo, el Santo Rosario

        para el bien de todos devoto formó.

        Salve fundador,

        que lograste la suerte dichosa

        de ser de la Virgen, escogida flor.

        ¡Viva, viva María!;

        ¡viva el Rosario!,

        ¡viva Santo Domingo

        que lo ha fundado!

        Dad devotos de santo Rosario,

        a Santo Domingo mil pruebas de amor

        y ya que tierno por hijos os mira

        llamadle Padre: todos a una voz.

        Pues no hay que olvidar

        los placeres y dichas gustosas

        que por el Rosario se pueden hallar.

        ¡Viva, viva María...

        Vuestras almas subsisten alegres,

        no deis nunca entrada al acerbo temor;

        de que puede quitaros la gloria,

        con sus negras mañas Lucifer feroz,

        pues un protector,

        oh devotos del Santo Rosario,

        tenéis en Domingo gran siervo de Dios.

        ¡Viva, viva María...

La Asunción de Nuestra Señora (La Virgen de la Cama) (15 de agosto).

En este día los rosarieros cantaban:

        A lo más excelente del Cielo

        cubierta de gloria María subió,

        do mil coros de ángeles cantan

        en su alabanza, mil himnos de amor.

        Bienvenida seáis;

        la más pura de las criaturas

        dulce delicia de la Trinidad.

        Devotos del Rosario

        estad contentos:

        pues que María hermosa

        se subió al Cielo.

        Oh María, oid los cantares

        que a vuestra grandeza dirige la voz,

        este día que humilde os pedimos,

        como a vuestra madre, vuestra protección.

        Virgen aceptad,

        de los fieles del santo Rosario,

        obsequio que os rinden con toda humildad.

        Devotos del Rosario...

        Si entre vosotros acaso cristianos

        se halla alguno en gran tribulación.

        Acudid, acudid a la Madre

        que lo es siempre de consolación.

        Pues con dulce amor,

        favorece al humilde contrito

        que implora, fieles, su gracia y favor.

        Devotos del Rosario...

La fiesta de la Asunción (o Dormición, como la llaman los orientales) conmemora el transito de la Virgen María de este mundo al cielo. El cuerpo de la madre de Dios no podía corromperse en el sepulcro; por esto al final de su vida terrestre fue elevada en cuerpo y alma al cielo. En el siglo V y un 15 de agosto se dedicó en Jerusalén al misterio de la Asunción una de las primeras iglesias que la cristiandad ha levantado en honor de María; desde entonces quedaron unidas la fecha del 15 de agosto y el misterio de la Asunción. Solo muchos siglos más tarde, en el año 1954, Pío XII definió como dogma lo que ya desde antiguo el pueblo cristiano había creído y querido.

Por la mañana había procesión con el pan bendito. En esta procesión iban las mayoralesas y las que eran invitadas por ellas, no como hoy en día, en que puede participar todo el que quiere. Después había misa y refresco, hecho por las mayoralesas para las amigas.

Durante el mes de mayo se encargaban, además, de colocar la imagen en el altar mayor, y de adornarlo. Había una gran rivalidad para ver quién lo engalanaba mejor.

Actualmente la fiesta comienza en casa de una de las mayoralesas; después van a casa de la otra con el acompañamiento de la Banda de Música. A continuación la procesión, en la cual las amigas y demás personas que quieren hacerlo, llevan pan bendito; es de destacar la gran cantidad de jóvenes que visten el traje regional. Tras la procesión viene la misa, con asistencia de las mayoralesas, las cuales invitan después a un aperitivo.

Las mayoralesas se encargaban del cuidado y limpieza de la imagen de la Virgen durante todo el año. La imagen la guarda medio año cada una, excepto el mes de mayo que está en la iglesia.

Fiestas de San Roque (15 y 16 de agosto).

Las fiestas de San Roque duraban dos días, aunque hay que hacer notar que el día de la víspera coincidía con el día de la Asunción.

Víspera de San Roque.

Por la tarde, los mozos y los niños iban a la carretera de Alcorisa a esperar al gaitero (el tió Rullo) y se le acompañaba hasta la plaza de la Iglesia; allí se le llenaba la bota de vino para que se refrescara, y a continuación daba la primera vuelta por el pueblo; luego a descansar para el día siguiente.

Día de San Roque.

San Roque era el abogado de los apestados y leprosos. Vivió entre los siglos XIII y XIV en Montpellier. De peregrinación a Italia curó a muchos apestados en Aguapendente con solo la señal de la cruz.

Este día los rosarieros cantaban:

        De la peste, fecunda en estragos,

        con que nuestras culpas castiga el Señor,

        es San Roque glorioso, abogado,

        pues por sus virtudes la gracia alcanzó.

        Todos suplicad,

        a las plantas de San Roque se sirva

        de tan fiero azote queremos librar.

        Entre tanto devotos

        id al Rosario;

        pues que la aurora viene

        a visitarnos.

A San Roque se le dedicó uno de los cuatro arcos que conocimos, puertas de entrada a la Andorra medieval.

Estaba situado cerrando la hoy plaza Compromiso de Caspe, que entonces se llamaba Plaza de San Roque, y era un arco que iba desde la casa del tió Colás (Nicolás Muniesa) a la del tió Joaquinito (Joaquín Balaguer) un poco antes del comercio de las Cuatro esquinas, bajando de la calle Mayor.

Era un arco alto y muy ancho, pues por él podían pasar los carros cargados de mies o paja procedentes del Piagordo con relativa facilidad.

La organización de la fiesta corría a cargo de dos mayorales que eran elegidos cada año. La trilla se paralizaba el 15 y el 16 para celebrar las dos festividades, aunque eran muchos los que para esta fecha ya la habían terminado, y solo los más retrasados llegaban hasta las fiestas de San Macario.

A las seis de la mañana se iniciaba el primer pasacalles con el gaitero; más tarde se acudía a la misa y a mediodía se asistía a la procesión en la que se paseaba la imagen que, con la de San Blas y San Macario, se contemplaban en uno de los salientes de la pared de la Iglesia. A la procesión tampoco faltaba el gaitero, y salían además los gigantes, los cabezudos y la banda del pueblo.

Ni que decir tiene que los mayorales obsequiaban después a los amigos que les acompañaban con higas secas, alguna pasta y un buen trago de anís, y por la tarde la consabida carrera de peatones desde la era del tió Bayo primero y en la carretera del Concejo después.

La “corrida de peatones” de este día era, junto a la que se celebraba en las fiestas de San Macario, la más famosa de las que se celebraban en el año. Se hacía después de comer, y acudía el Ayuntamiento en pleno y la Banda de Música. Primero había una carrera para los chicos, y después la de los mayores. El premio eran tres pollos para el ganador, dos para el segundo y uno para el tercero. El alguacil era el encargado de llevar los pollos, colgados de una tranca, hasta el lugar donde se hacía la carrera.

Los chicos se situaban para ver las carreras y contemplar aquella animación y, para mitigar el calor, se bebía gaseosa de pitón o el calenturiento y coloreado líquido que se obtenía de disolver un caramelo, un regaliz o alguna otra golosina, en una botella de agua, a base de menearlo con todas las fuerzas; si en alguna ocasión llegaba el dinero, se permitían el lujo de comprar un vaso de helado de garrapiñera.

Al final del día los mayorales hacían una merienda o cena con los amigos más allegados.

Por la noche había baile en la plaza, donde se alternaban la Banda Municipal y la gaita.

No sabemos si la fiesta era organizada por el ayuntamiento o por los mayorales de San Roque.

La celebración del día de San Roque se perdió tras la instalación en Andorra de E.N.C.A.S.O. El motivo era que como no era fiesta laboral y la gente tenía que ir a trabajar, el festejo fue decayendo poco a poco hasta su total desaparición hacia 1960; entre los últimos mayorales recordamos a Jesús Cortés, Francisco Arnas, Jesús Rico, Salvador Alquézar, Cesáreo Gargallo, Ismael García, Ramón Blasco, Manuel Obón, Arturo Alquézar, Fidel Bielsa, etc.

Modernamente se ha recuperado la celebración de San Roque gracias al trabajo de la Asociación A.C.O.T.E. (Asociación para la Cultura y el Ocio de la Tercera Edad). Como muestra lo publicado sobre el día de San Roque del año 1995 en el nº 170 de Cierzo:

“El pasado día 16 de agosto la Asociación A.C.O.T.E. celebró la festividad de San Roque, una de las fiestas tradicionales en otros tiempos en el pueblo de Andorra, y que actualmente A.C.O.T.E. quiere recuperar.

Los actos comenzaron con una procesión del santo acompañado de numerosos vecinos de Andorra, así como de los miembros de la Asociación A.C.O.T.E., los mayorales y uno de los curas párroco de la localidad.

Después de la procesión siguió la Santa Misa, al final de la cual se nombraron los mayorales del año siguiente, Juan Izquierdo y Miguel García (el Chaquetas).

Finalizada la Misa los actuales mayorales, Agustín Félez y Cristóbal Bernad, invitaron a todos los asistentes a un refresco.

Los actos del día continuaron con una comida en el Hotel Andorra, en la cual algunos de los mejores joteros de Andorra deleitaron a los asistentes con hermosas jotas alusivas al Santo y al día.

Seguidamente a la comida se celebró un baile amenizado por el grupo Anís y Menta, desarrollándose todo con gran alegría y camaradería, por parte de todos los allí presentes.

Por la tarde a las 19,30 se recogieron en la Plaza del Regallo los pollos caseros que más tarde se darían como trofeo a los campeones de las carreras, que se iban a realizar en la Plaza de la Cruz. El trayecto entre una y otra plaza se realizó a ritmo de música gracias a una megafonía móvil.

Tanto las carreras de pequeños y mayores como las cucañas que se hicieron para los más jóvenes tuvieron una gran aceptación y masiva afluencia.

A las 22 horas finalizaban las actividades del día de San Roque, con una valoración muy positiva del mismo. Esperando por parte de A.C.O.T.E. que esta festividad sea recuperada definitivamente por el pueblo de Andorra, y que ésta se desarrolle con la misma ilusión y participación del presente año”.

Fiestas de San Agustín (27, 28 29 y 30 de agosto).

Era el patrón de los arrieros, es decir, de los que hacían viajes fuera del pueblo con carros. Equivalía a San Cristóbal con los transportistas. Los arrieros de Andorra eran todos miembros de una Cofradía que se fundó en el año 1846.

En poder de Miguel Tello, el Carrasco, hay un libro de la Cofradía que lo inició, en 1884, José Tello Alquézar, el abuelo de la Basi, en cuyo preámbulo se dice que “todos los acuerdos y memorias, las cuentas y demás se encuentran en un libro viejo que es el de la fundación, que procurarán de que se conserve siempre en el arca que está en la Iglesia para regla y recuerdo de su fundación y fundadores”; pero el arca, el libro y la imagen de talla del Santo fueron quemados en 1936 en el bancal próximo al cementerio, salvándose del fuego, porque no ardió, el corazón que el santo sostenía en la mano derecha, que la tiá Pilar la Roldana recogió y entregó a la Basi.

La Cofradía la gobernaban dos mayorales, que se renovaban cada año. De entre los acuerdos tomados destacan éstos por su ingenua curiosidad: “Se acordó que de este día en adelante no pagase el escote de comida el secretario, pero que pague el escote de fiesta, eso sí”.

La junta del año 1887 acuerda que “deberían acompañar a los difuntos cofrades todos que se encuentren en el pueblo al entierro y misa. Al que faltare estando en el pueblo, no siendo por enfermedad o causa que verdaderamente se lo impida (no por “ir” de viaje, faenas del campo o cosas de interés), quedan obligados a la multa. El que se negase a pagar la multa quedará eximido de la congregación para siempre. Si la misa se celebrase en otro día, se puede dispensar, pero del entierro no, si están en el pueblo”.

En la lista de difuntos cofrades pueden leerse estos cinco primeros registrados: Manuel Alquézar Vives (1888), Mariano Galve Vivó (1890), Francisco Camín (1890), Susano Miravete (1892) y Macario Callizo (1890).

Los gastos de la fiesta vienen detallados, y así en 1884 gastaron la friolera de 115 reales, distribuidos así:

    Sermón 50 reales.

    Misa 20 “

    Procesión 24 “

    Vísperas 10 “

    Sacristán 5 “

    Órgano 4 “

    Manchador 2 “

Como había remolones a la hora de pagar el “escote de la fiesta”, el año 1897 se acordó que “el cofrade que debiera hasta tres escotes (3 pesetas) pierda todos los derechos de cofrade, y si muere no se le acompañará, no se sacarán las velas ni se le dirá misa”.

En el primer cuarto de siglo, la fiesta se celebraba por todo lo alto, partiendo del principio de que la asistencia de los cofrades era obligatoria bajo multa, habiéndose dado el caso de que alguno se dejó los “machos” en Teruel, vino andando, tomó parte de la fiesta y se volvió andando a Teruel. Otra información que nos indica la importancia de esta celebración nos decía que había personas que solían estrenar los vestidos nuevos en este día, en lugar de esperar a las muy cercanas fiestas de San Macario.

Las fiestas duraban cuatro días:

Víspera de San Agustín.

Este día se mataban dos machos cabríos y unos treinta pollos, se recibían las dos banastas de presquillas blancas que les traían de Calanda para el postre, se compraba un capazo de pimientos royos y se cortaban las judías de la manteca que, en verde, suministraba todos los años el Manuel el Susano de su huerto de la Tejería.

Por la tarde los chiquillos se desplazaban hasta la cuesta de las nogueras de la tiá Catalana para esperar y acompañar al gaitero, el famoso tió Rullo, de Alcorisa, cuya chuflaina alegró siempre nuestras fiestas. Comenzará la función con el pasacalle, y tras la cena, a bailar toda la noche en la puerta del Mayoral, pues aquella noche no se dormía.

Día de San Agustín.

Como se ha dicho antes, el día de la víspera no se dormía y se empalmaba con el canto de los despertadores, el tió Casero al frente, recorriendo de esquina en esquina todo el pueblo cantando a tres voces los gozos de San Agustín: “San Agustín iba peregrinando, y en medio de un río pasajeros vio...”. Terminado el recorrido, se iniciaba el rosario de la aurora, precedido del pendón y los faroles, terminando en la misa primera.

A las diez de la mañana del día 28 se celebraba la misa mayor: interminable bandeo de campanas, serrmonazo por todo lo alto y paternoster a carretadas por los cofrades y familiares fallecidos, a real cada uno, que la mayoría soportaba dormitando apaciblemente tras el “bureo” de la noche anterior. En la misa se anunciaba el nombre de los nuevos mayorales. Y después la procesión: pendones, hachas, mantones, latinazos...; todo ello amenizado con los gorgoritos de la gaita del Tió Rullo.

La imagen que se sacaba en la procesión estaba colocada en una columna de la iglesia parroquial, junto a la imagen de San Jorge.

A las doce, la comilona en casa de un mayoral para los cofrades; las esposas, no. En ella daban cuenta de los dos machos cabríos que habían guisado los “ayudantes”, servidos en la vajilla que la cofradía tenía en propiedad para estos acontecimientos. Por la tarde, la corrida con pollos de premio, y después a bailar por todo el pueblo, “vencejo” en mano, con las estaciones de ritual en casa de cualquier cofrade para matar la sed. Por la noche nunca faltaba una buena ronda con todos los tañedores del pueblo.

Las mujeres celebraban la comida aparte, en lo que era la Posada del tió Cuadrau; a los niños se les daba una peseta con la cual cada uno iba a comprarse su carne, para que después se la asaran las mujeres.

San Agustinico.

Salvo la parte religiosa, todo lo demás era lo mismo.

Al finalizar la comida se hacía el traspaso de poderes a los encargados de hacer la comida, los rancheros, a los cuales se les entregaba el delantal como señal del encargo.

Este día además se conmemora el martirio de San Juan Bautista; con este motivo los rosarieros cantaban:

        Hoy de Herodes el crimen recuerda

        nuestra Santa Iglesia con grande dolor

        crimen cheo al cortar la cabeza

        de San Juan Bautista, el gran Precursor.

        Injusto rigor,

        fue sin duda el de Herodes tirano

        del glorioso Santo, gran perseguidor.

        El Rosario cristianos

        no abandonemos,

        que es motivo de gozo

        para los cielos.

La Agüela.

Era el último día de la fiesta de San Agustín. La celebraban en San Macario, donde comían y cenaban a base de los treinta pollos que se habían preparado.

Fiestas del Angelico (3 y 4 de septiembre).

Era la fiesta de la calle Mayor, donde está la capilla del Ángel, más conocida como el Angelico, y tiene relación con la cofradía de “La Oración en el Huerto de los Olivos”, cuyo paso se guarda en la misma calle. Se desconoce el año de fundación de esta cofradía, los más ancianos lo recuerdan ya de cuando iban a despertadores con carracas. En 1926 ya existía, y Mosén Generoso Vázquez escribía sobre ella: “No tiene estatutos. Está formada por los vecinos de la calle de Carnicería. Celebra su fiesta con misa y procesión. Hace celebrar una misa por cada Asociado que muere. Se administra por sí misma. Me parece que debe ser representativa de “La de la Sangre de Cristo””. Mosén Generoso incluye a esta cofradía en el grupo de “Asociaciones laicas con fines espirituales” y no la considera como cofradía propiamente dicha.

En los libros de registro pasados de unos mayorales o cofrades a otros, se refleja como fecha más antigua la que corresponde al año 1929. En uno de dichos libros aparece, así mismo, un asiento en el que puede leerse año 38 y una lista oficial de 20 personas que, al parecer, figuran como fundadores. A esta cofradía pertenecían los vecinos de dicha calle, aunque, posteriormente, se han ido incorporando como cofrades vecinos de otras calles.

Actualmente se nombran dos mayorales encargados de encender velas en los días de fiesta y precepto. Antiguamente, los gastos originados en la celebración de la fiesta del Ángel y los de conservación del paso corrían a cargo de esas dos personas. Esta costumbre se modificaría más tarde, abonando cada cofrade su parte proporcional. La celebración del Ángel tenía una gran tradición y raigambre. Aparte de procesión, existían unas tonadas que acompañaban la devolución del Santo a su capilla.

Las fiestas duraban dos días:

En Semana Santa el paso del Ángel se adornaba con laurel fino y gordo recogido en el Ceparuelo; este laurel se repartía después de Semana Santa entre los cofrades, con la finalidad de quemarlo cuando el tiempo amenaza pedrisco.

Víspera del Ángel de la Guarda.

La víspera del Ángel de la Guarda ya era fiesta y había cena y baile.

Día del Ángel de la Guarda.

El día del Ángel había misa y procesión, donde se llevaba pan bendito.

Otoño

La Virgen de los Dolores (15 de septiembre).

Esta fiesta se solía pasar al tercer domingo de septiembre.

Se rezaba el Rosario en Procesión, por la tarde. Se sacaba la imagen de la Virgen de los Dolores; esta imagen era llevaba por las chicas que se iban a casar en el año. A la procesión iban las Esclavas de la Virgen de los Dolores, llevando el escapulario y vestidas de negro. A esta cofradía pertenecían todas las chicas del pueblo desde que hacían la Primera Comunión hasta que se casaban.

San Miguel (29 de septiembre).

La festividad de San Miguel era crucial en la sociedad agraria, ya que significaba el fin de los contratos fijos de trabajo que los agricultores de regular o fuerte economía suscribían, de palabra casi siempre, con aquellos hombres extraordinarios, llamados criaus y pastores. La Sanmiguelada era la época de cierre y de liquidación con cuantos, durante el año, hubiesen prestado servicios regulares a la Casa.

Día del Santísimo Rosario (7 de octubre).

En este día los rosarieros cantaban:

        Hoy devotos del Santo Rosario

        venid a rezarle, venid sin tardar;

        y a la rosa más pura María

        al punto ofrecedlo con toda humildad.

        Que ella con amor,

        las ofrendas recibe gustosa

        de cuantos merecen su gran protección.

        Pues que hoy a María

        el Cielo exalta,

        vamos con el Rosario

        a obsequiarla.

        En su fiesta que tantos devotos

        se esmeran y gustan sea sin igual,

        alabadla cuan rosa que nunca

        los siglos futuros otros no verán.

        Siempre más que el sol

        bellamente en extremos preciosa,

        por su inmensa gloria llena de esplendor.

        Pues que hoy a María...

        No cual rosa que nace en los campos

        ofrece María al devoto su olor;

        si no cual rosa que solo influye

        dulzura sin cuanto para el pecador.

        Cristianos creed,

        es María una rosa que siempre

        tan solo delicias nos puede traer.

        Pues que hoy a María...

En los nueve días siguientes se rezaba la novena de la Virgen del Rosario. Se rezaba en la capilla que hay en el cantón que une la calle Mayor con la calle Candela.

La Virgen del Pilar y su novena (12 de octubre).

En los días siguientes se rezaba la novena a la Virgen del Pilar. Se rezaba en la capilla que hay en la calle Candela.

Se subía rezando el rosario a la ermita del Pilar; era parecido al rosario de la aurora. Creo que actualmente se sigue haciendo.

Fiesta de todos los santos (1 de noviembre).

En este día los rosarieros cantaban:

        Señalado nos está la Iglesia

        de todos los Santos la festividad;

        pues devotos piadosos, oremos

        en estos momentos al Dios de bondad.

        Y de corazón,

        ensalcemos la gloria que brilla

        en los escogidos del divino sol.

        Sin duda será acepto

        para los Santos

        que de gloria gozan

        hoy el Rosario.

        Imitemos devotos cofrades

        del Santo Rosario, en candor y humildad,

        a los santos que en gloria disfrutan

        ante la alta vista del Dios inmortal.

        Y con gran fervor,

        supliquemos que con él intercedan

        para que vivamos con santo temor.

        Sin duda será acepto...

Para estas fechas era cuando se ponían en venta los corderos nacidos en el año.

Se iba al cementerio a arreglar las tumbas y a alumbrar, es decir, a poner velas y lamparillas sobre las lápidas.

No se llevaban flores (hacia 1952 se llevaban muy pocas).

Al caer la tarde se realizaba una colecta por el pueblo, y se llevaba a la torre de la Iglesia; allí durante toda la noche, monaguillos, sacristán y algún sacerdote montaban guardia tañendo las campanas periódicamente, hasta el amanecer. Cada vez que sonaban las campanas, en las casas se les metía miedo a los niños, diciéndoles que las hacían sonar las almicas que van al cielo.

Por la noche se rezaba el rosario en las casas; esta práctica pasó luego a realizarse en la Iglesia. A veces se juntaban varias familias en una casa o acudían todos juntos a casa de alguna rezadora.

- Para Todos los Santos, nieves en los altos.

Día de difuntos (2 de noviembre).

En este día los rosarieros cantaban:

        Oraciones nos pide la Iglesia,

        cristianos todos contritos orad,

        pues a nadie le faltan parientes

        por quien hoy debe a su Dios suplicar.

        Todos con fervor,

        pues de difuntos se hace memoria,

        el día empecemos en la oración.

        Del Rosario las almas

        tal vez esperan,

        calmemos con rezarle,

        sus duras penas.

Santa Cecilia (22 de noviembre).

La celebración de Santa Cecilia ha estado ligada a la existencia de la Banda de Música de Andorra, aunque posiblemente no se empezara a celebrar hasta finalizada la Guerra Civil. La celebración se pasaba siempre al fin de semana y prácticamente duraba tres días (de viernes a domingo). Había actos tales como pasacalles (la víspera), diana, procesiones, celebraciones religiosas, actos de confraternidad tales como comidas, e, incluso, partidos de fútbol de solteros contra casados. En la actualidad se sigue pasando la celebración al fin de semana.

Celebraciones de todo el año.

Cada mes. Cantar cinco aniversarios por los fundadores desconocidos.

Días de fiesta. Celebrar una misa rezada antes de salir el sol por Domingo Bielsa. Cantar un aniversario, Tercia y Vísperas y en los de 1ª y 2ª clase la misa era de terno.

Lunes 1os de cada mes. Tenía la devoción de cantar con toda solemnidad, gratis et pro Doe, todo el oficio de difuntos con misa y pasa-claustro y un responso por las almas del Purgatorio. El gasto de la cera era a expensas del Capítulo.

Cuatro témporas. Celebran todos sus días una misa en el altar de San Antón por moceen Bartolomé Castillo y sus difuntos.

Misas en San Macario, ermita. Todos los viernes del año en el altar del Santo Sepulcro y en tiempo pascual en el de la resurrección. Estas capillas y las misas eran propiedad y fundación del Dr. José Blasco, Vicario. En el altar mayor de dicha ermita 102 misas por Tomás Bielsa, fundador de las mismas. La villa pagaba un censal para las misas del dicho Tomás.

Oficios. Se cantaban 15 vísperas y 22 oficios completos por varias personas, casi todas ellas sacerdotes. Allí están sus nombres”.

ARTES Y OFICIOS

ALBARDERO.- El albardero fabricaba collarones (se le pone al burro para tirar del arado), fieltros para el yugo y albardas (asiento que se le pone al asno para montarse una persona). Los materiales necesarios para su trabajo eran las ramas de latonero, lana, pieles de caballerías, paja de centeno y lienzo. Lorenzo Galve.

YESEROS.- El oficio de yesero es uno de los que exigía más fuerza física y trabajo. El yeso es sulfato de cal hidratado, por lo común es blando y se raya con la uña. Deshidratado por calor y molido se endurece cuando se amasa con agua y se usa para la construcción y para esculturas. “La cantera se metía hacia abajo; cuanto más excavabas más tierra tenías, lo que daba bastantes problemas para sacar la piedra. como la cantera era subterránea, ibas sacando la tierra poco a poco con las caballerías y cuando llegabas a la piedra encontrábamos 4 ó 5 metros de capa de yeso. Había que arrancar la roca con pico y si ésta estaba muy dura teníamos que emplear la dinamita.

Allí mismo donde sacábamos la piedra hacíamos el horno, en la pared, siempre mirando al norte para mejorar la combustión”. El yeso se empleaba casi únicamente para la construcción, para hacer paredes y las vueltas entre madero y madera. José Mª Alquézar.

COLCHERA.- Le enseñó a coser colchas su madre. Comenzaba la labor en la casa propiedad de quien había hecho el encargo donde cortaba los tres largos e iniciaba el proceso hilvanándola allí mismo. Primero cosía la tela por el revés y entonces metía la lana bien lavada dentro de la tela; una vez hecho esto la enrollaba y la acababa en su casa para bordar los dibujos. Para ello tenía que ponerla encima de un cañizo y la cosía con hilo de perlé y una aguja gorda como si estuviera en un bastidor. Este cosido daba forma a la colcha; era dibujado primero con carboncillo para guiarse. Este dibujo consistía en hacer tres encañonados que sujetaban la lana a la tela. Después en el centro de la colcha se dibujaba una circunferencia en la cual se bordaba un dibujo o de margarita o de estrella. Y en las esquinas laterales canastillas con ramos de espigas. Pilar Bielsa Alquézar.

CAÑICERO.- Para la fabricación del cañizo se utilizaba la caña que era recogida en enero, cuando todavía estaba verde y era lo suficientemente flexible. No era necesario pelarlas porque se quitaban los restos al finalizar el proceso. Las dos únicas herramientas que se requerían era la navaja o tijeras de podar y el abridor.

Se cortaban las cañas con tijeras de podar o con navaja para después abrirlas con el abridor, que separaba las cañas en tres secciones. Una vez abiertas se trabajaban sobre las costillas (tres o cuatro cañas sin abrir) apoyadas a la pared. Las cañas abiertas se pasaban entre las costillas una vez por encima y otra por debajo. Se empezaba por abajo hasta que ya resultaba difícil acceder a la parte alta; entonces se inclinaba el cañizo hacia delante apoyado en una tranca hasta terminarlo.

Los cañizos se utilizaban en la construcción de casas. Otro uso muy extendido era emplear el cañizo como base para salar y secar los productos que las familias elaboran en la matanza del cerdo. Felipe García Pascual.

COLCHONEROS.- Para la fabricación del colchón los materiales necesarios son la lana, tela e hilo de dalia o corcel y las herramientas que se utilizaban agujas y vara.

Primero se vareaba la lana, después se extendía en el suelo la tela del colchón, seguidamente se colocaba la lana, cuando ya estaba bien distribuida había que cubrir la lana con la parte de tela no utilizada en la base, de tal forma que las puntas de arriba y abajo quedaban al mismo nivel. en este momento comenzaba la tarea de unir las dos partes. Para evitar que la lana se saliera se sujetaba las esquinas con imperdibles, después se unían la cara superior e inferior doblando hacia el interior el pliegue, para, a continuación, comenzar alrededor a coser el colchón puntada a puntada y acabar en las esquinas. Por último se procedía a pasar las vetas por los ojetes cuya función era la de obtener una mejor distribución y presión de la lana y por lo tanto mejor forma y cuerpo para el colchón. Rosa Tello Gracia.

ESPORTONERO.- Su labor se caracteriza por utilizar el esparto como materia prima para diversas aplicaciones relacionadas con las labores del campo. Los pasos que se siguen son los siguientes: en un primer momento hay que dejar el esparto en remojo en una balsa con agua la noche anterior, después con el esparto ya maleable se realizaba una trenza ancha llamada yata. Para ello se usaban quince camales (haz de hilos de esparto) trenzadas entre sí. Para coser la yata y darles forma a los aperos se utilizaba el hilo hecho con trenzado de tres camales de esparto. con 24 hilos se formaba una madeja. También se hacía la jareta, que era una trenza gruesa de tres camales que se utilizaba para terminar los aperos.

Para la elaboración de capazos, esteras, persianas, sogas, comederos para los machos…. los materiales que se necesitaban era la plaita (la planta ya preparada), jareta e hilo de esparto y los instrumentos agujas de 30 cm. o más. Francisco Alquézar Ginés.

TEJERO.- Su trabajo era hacer tejas, baldosas y ladrillos. Se trabajaba todo a mano, a pico y pala. Se picaba un trozo de terreno, se dejaba que se esponjara la arcilla y con un volquete se transportaba a la tejería. Una vez allí la machacaban porque la arcilla era granosa, no fina, y se echaba a una pila, de allí pasaba a un colador. No se amasaba porque ella sola se ameraba en la pila. Una vez amerada se iba sacando y se levaba a la caseta cubierta donde se hacían las tejas, baldosas y ladrillos. Se trabajaba sobre una mesa de madera pero con una chapa de zinc encima para que no se pegara la arcilla. Los moldes utilizados eran muy simples y estaban confeccionados normalmente de madera. Por la mañana llenaban el molde y después de comer ponían las tejas derechas para que se secaran, una vez sacadas del molde. después se metían al horno. Una vez lleno el horno con las tejas, ladrillos y baldosas se cerraba con una loseta y se dejaba encendido dos días con sus dos noches, relevándose dos hombres para vigilar que el horno no se apagara y para evitar que el fuego fuera demasiado fuerte porque entonces las piezas salían negras y si el horno alcanzaba una temperatura demasiado alta el material se rajaba. David Pariente Capapé.

SOGUERO.- El proceso de fabricación de una soga requería mucha paciencia, consistía en trenzar el cáñamo para transformarlo en cuerdas de varios tamaños. Lo primero que había que hacer era espabilar, que consistía en separar la paja de las fibras del cáñamo y para ello se golpeaba el esparto. Cuando ya estaba separado se pasaba al segundo paso. rastrillar. Se rastrillaba para separar las malas fibras de las buenas, las enganchadas son las malas y se llaman “levada” y las buenas, que se llaman “canal” son las que se quedan en la mano. con las buenas se hacían las llamadas piñas, que era como una madeja de cáñamo que utilizaba el soguero para empezar a fabricar las sogas.

A continuación el soguero se ceñía esas piñas alrededor de su cintura para empezar a trenzar la soga, para ello usaba un trapo de paño para que las manos no se le cortaran ni se le pelaran con el cáñamo.

Para empezar a trabajar tenía que enganchar las fibras del cáñamo a unas poleas que giraban por medio de una rueda a la que se le daba vueltas continuamente y sin perder el ritmo porque si no los hilos se rompían. al mismo tiempo que las poleas giraban, el soguero iba andando de espaldas e iba soltando fibra, que se iba hilando. Recorría más o menos cien metros para hacer cada hilo. hacía cuatro hilos y los ponía otra vez en las poleas para volver a empezar y hacer un cordón, y con cuatro cordones hacía la soga.

Para hacer las sogas hacían falta tres personas, la primera daba vueltas a la rueda, la segunda mantenía la tensión y la tercera iba juntando los cordeles con un utensilio de madera con cuatro ranuras en los extremos por donde pasaba los cordones.

Al acabar se pasaba un trapo húmedo para limpiar la soga y después se pasaba un puñado de cordeles para secarla. Ramón Bielsa Gómez.

TELARES.- Los materiales necesarios para hacer las mantas eran, por un lado, ovillos hechos con tiras de la ropa vieja cortadas a un tamaño más o menos de un dedo y cosidas unas a otras, que les llevaban ya hechas al hacer el encargo. Aunque, según lo que se tejía, el material era diferente y variado y más o menos fino: lino, cáñamo, algodón, etc. Y por otro lado, como base del telar, un ovillo de algodón con el que se hacía la urdimbre (conjunto de hilos que se colocan en el telar, paralelos unos a otros, para pasar por ellos la tramo y formar el tejido). Ésta solía venir en madeja y a través de una devanadora (aparato donde se ordenan los hilos de la urdimbre) se sacaba en forma de trenza.

El montaje y preparación del telar era lo más laborioso y requería la ayuda de dos o más personas para el embobinado del material de urdimbre. Rosario Galve Lisbona.

GUARNICIONERO.- Este oficio abarca desde el trabajo de la piel hasta el almohadillado de alguno de los aparejos pasando por el enriquecimiento de las piezas con aplicaciones de tachuelas, adornos de cuero recortado, bordados, flequillos..Además de estas piezas, nuestro guarnicionero también hacía albarcas de cuero con suela de goma.

La materia prima empleada para la confección de toda clase de arreos ha sido la piel, que podía ser de cualquier animal, pero él utilizaba la de toro y vaca.

El proceso de fabricación era el siguiente:

Curtido de la piel: para ello se introducía en grandes tinajas con agua de cal para quitarles el pelo, a continuación se raspaba la superficie de la piel para hacer desaparecer los pequeños restos de carne que pudieran quedar. Una vez limpia se introducía en tinajas grandes de agua mezclada con cortezas de encina y luego se ponían a secar al sol.

Patronaje y corte: se procedía a cortar la misma en función de la pieza que se deseara, por último se realizaba el cosido de las piezas, se usaban agujas de gran tamaño e hilo de cáñamo.

Herramientas para este proceso: agujas, cuchillas, tenazas, dedal, punzón, martillos y un instrumento característico del oficio: la machota, tabla del guarnicionero que consistía en tres tablas de madera, rectangulares y estrechas, unidas en forma de Y que el guarnicionero utiliza para sujetar el cuero mientras realiza el cosido de la pieza. Eladio Aznar Piquer.

LECHEROS.- Se solía empezar comprando pocas vacas, lo habitual era tener unas doce. Este era el proceso, simple y rutinario: la jornada empezaba a las 5´45 de la mañana, ordeñando unos 400 litros de leche diarios. Había vacas que daban 20 litros al día e incluso las buenas hasta 40 litros. El reparto se llevaba a cabo a diario. La leche recién ordeñada en calderos de zinc se introducía en cántaros con os que se repartía la leche de casa en casa. Los cántaros más grandes tenían capacidad para 50 litros de leche, de los que se extraía la leche solicitada por el comprador con unas lecheras de cuarto, medio litro, un litro y litro y medio, que eran las medidas más comunes. Recuerda la dureza de aquel trabajo que nunca terminaba: alimentar, extraer la leche, ayudar a parir a las vacas, ir a comprarlas, buscar el pienso… Macario Quilez Lisbona.

HERRERO.- Se encargaba de la elaboración de los útiles de labranza y del herraje de las caballerías. Pero no sólo proporcionaba los útiles y medios de trabajo en el campo, también los de la casa, es decir, todo el utillaje de la cocina tradicional, de la cerrajería, etc. Antiguamente el herrero se encargaba de todos los trabajos que comporta la forma (caldeo, soldadura, modelado).

El proceso de trabajo solía seguir estos pasos:

Encendido de la fragua, lo primero que hacía el herrero por la mañana, con carbón.

Trazado del objeto: para ello se ayudan de unos patrones que usan para la elaboración del objeto.

Amolado: es el proceso que consiste en sacar filo a los objetos de corte.

Temple del objeto.- los herreros dominan tres tipos de temple y éstos dependen del tipo de hierro y de la naturaleza de la pieza. El temple suave se consigue cuando la pieza adquiere un tono azul; el temple intermedio es cobrizo y el temple fuerte es blanquecino. El temple se puede hacer usando agua o bien escoria de carbón fria.

Las herramientas para su trabajo son múltiples, se pueden clasificar en grupos según sea su función. Las herramientas infraestructurales son llamadas así por sus grandes dimensiones, como es el caso de la fragua o las campanas, pero también se puede distinguir otro tipo de utensilios, de menor tamaño, y que realizan funciones muy específicas como las herramientas de percusión, de sujeción, de herraje, de corte y de retocado, entre otras. además de la fragua, en todas las herrerías había un yunque, donde se forjaba, un fuelle grandísimo para avivar el fuego y un taladro. Efrén Gracia Galve.

MEDICINA POPULAR

Algunos de estos procedimientos mantienen una base científica, pero muchos otros están basados en el conocido “efecto placebo” o creencia en el poder curativo del remedio. Resulta interesante constatar que aunque algunos con el paso del tiempo han dejado de utilizarse, otros continúan practicándose en la actualidad debido a una transmisión oral generacional.

También es cierto que las largas estancias en los mases obligaban al conocimiento y utilización de algunos de ellos.

DERMATOLOGIA

Las personas que gustan de observar la naturaleza conocen su fuerza y energía y, por tanto, saben apreciar sus secretos para conseguir una vida sana y equilibrada, haciendo buen uso de sus productos para remediar las diferentes enfermedades.

ACNÉ JUVENIL.- baños con manzanilla, con hierba banzera (plantago cynops), romero o espliego.

VERRUGAS.- se cuentan las verrugas, pero sin que se entere la persona que las tiene, a continuación se cogen tantas bolas de sabina como verrugas se hayan contado y se procede a colocarlas debajo de una piedra en el campo. Para acabar y conseguir plena efectividad debemos añadir un conjuro “verrugas tengo…, las dejo aquí y me voy corriendo”. Se supone que desaparecerán cuando alguien pase por el lugar donde se han escondido y “las recoja”, es decir, le salgan a ella.

TIÑA.- aplicar aceite batido con un huevo.

SARNA.- lavar la piel con jabón de casa y aplicar una cataplasma hecha mediante manteca y azufre bien mezclados con un tenedor, tras aplicarse sobre la zona afectada debía taparse con un trozo de tela, pero ésta tenía que ser de saco para que el efecto fuese el deseado.

PANADIZOS (uñeros).-se curan lavándolos con hierba banzera.

ECZEMA.- se aplican friegas con el agua resultante de cocer bolas de ciprés.

PETINES (cicatrices en la cara).- se tratan con el pelarzo de las habas, leche de higuera o incluso jabón de casa.

ALOPECIA (caída prematura del cabello).- suaves friegas en la cabeza con aceite de ricino al que previamente se le ha añadido un poco de ron.

CASPA.- hacer aclarados con agua en la que previamente se habían hervido cáscaras de naranja.

GRIETAS DE LA PIEL.- manteca de cerdo e incluso el uso de la propia orina.

PIOJOS.- se aplicaba en el cabello cabezas de cerillas disueltas en agua y una vez que desaparecían se utilizaban aquellos cigarros conocidos como “caliqueños” para erradicar los huevos de piojos que quedaban.

CALLOS.- aplicar tomate verde para ablandar la zona y poder cortar los callos con una tijera.

SABAÑONES.-frotarlos con ajo, remojarlos con agua con vinagre y sal muy caliente, escaldarlos con agua caliente, pasarlos de agua caliente a fria….

SUDORACIÓN EXCESIVA.- aplicar lavados de tomillo cocido.

PEDIATRIA

PRIMERA DENTICIÓN.- para aliviar las molestias que esto les suponía, se utilizaba un hueso de jamón seco, la pata trasera de un conejo… para que el niño lo mordiera.

ESCOCEDURAS.- se empleaba tierra húmeda de batán, esta tierra se encontraba en las minas y su color es blanco o morado. También se utilizaba aceite de oliva.

DIARREAS.- dieta consistente en beber agua y comer solo arroz y huevo duro.

ESTREÑIMIENTO.- infusiones calientes de tomillo o de hojas de impelte, tanto azucaradas como con miel.

EMPACHOS.- hacer dieta y no comer nada. Poner paños calientes en el abdomen y dar friegas con aceite.

LOMBRICES.- aplicar una lavativa con el líquido resultante de cocer hollín recogido de la chimenea.

OTITIS.- colocar aceite de oliva en los oídos.

LACTANCIA

A la parturienta se procuraba mantenerla despierta durante las primeras 24 horas, para evitar que en el estado de relajación o somnolencia apareciera una posible hemorragia. también en estas primeras horas era costumbre que no comieran nada, terminándose el ayuno cuando se producía la subida de la leche. Los primeros alimentos solían ser muy livianos, destacando el famoso caldo de gallina.

En cuanto a la alimentación de la madre durante la lactancia se desaconsejaban algunos alimentos, por ejemplo las naranjas por creer que agriaban la leche provocando dolores de tripa al bebé o las alcachofas por cortar la leche. en el caso de que el niño tuviera estreñimiento se consideraba excelente que la madre tomara un vaso de agua antes de darle el pecho o que si el niño estaba constipado tomara un vaso de leche muy caliente.

Durante toda la lactancia y a modo de chupete se utilizaba un trapo untado en azúcar y a veces con unas gotas de anís.

PROBLEMAS EN EL PECHO.- aplicar cataplasmas a base de jabón de casa hervido al que se le añadían migas de pan, manteca o aceite.

OJOS Y VISTA

CONJUNTIVITIS.- lavados con infusión de manzanilla.

OJOS HINCHADOS.- compresas de manzanilla o colocar sobre la zona inflamada patata rallada o rodajas de pepino entre dos gasas.

ORZUELOS.- pasar tres veces por el ojo, durante nueve días, una llave de cañón (llave construida a partir de un tubo hueco).

CUERPO EXTRAÑO EN EL OJO.- escupir tres veces enérgicamente.

NARIZ Y GARGANTA

HEMORRAGIAS NASALES.- levantar la mano izquierda y echar la cabeza hacia atrás.

ANGINAS.- consumir agua de avena. Calentar grasa de gallina y colocarla en el cuello a modo de cataplasma.

AFONÍA.- hacer gárgaras con el agua empleada de cocer cebollas, a la que se añadía miel.

SANTOS SANADORES

La medicina popular y las creencias religiosas han mantenido desde siempre una clara y profunda relación. Todos los pueblos y culturas han aprovechado la religión y han buscado su apoyo en momentos esenciales, implorando remedios para las enfermedades, ya se haya tratado de santos, vírgenes u otras figuras religiosas, relacionados con estos acontecimientos milagrosos.

Los creyentes acuden a los santos sanadores para implorar y rogar por su salud. Según su especialidad son los siguientes:

SAN JORGE.- sanador de los enfermos hepáticos.

SAN BLAS.- sanador de los males de garganta.

SAN ERASMO.- abogado contra las enfermedades del vientre y el estómago.

SAN PANTALEÓN.- especialista en curar la tuberculosis, apatía, fatiga y la delgadez.

SAN VITO.- invocado para curar la enfermedad conocida popularmente como “baile de San Vito”, también las mordeduras.

SAN CRITOBAL.- Patrón protector de los viajeros y peregrinos, se le invoca contra la peste y contra la muerte repentina.

SAN DIONISIO.- contra la posesión diabólica y la sífilis.

SAN CIRIACO.- para curar la epilepsia.

SAN ACACIO.- protege contra el dolor de cabeza.

SAN EUSTAQUIO.- protector contra el fuego.

SAN GIL.- contra las enfermedades relacionadas con el pánico, la locura, los ensueños y los terrores nocturnos.

SANTA MARGARITA.- antes de morir rogó a dios que facilitase el parto a todas las mujeres embarazadas que en el momento de dar a luz invocasen su nombre. También protege los males de visión.

SANTA BARBARA.- se la invoca contra el trueno y el rayo y también protege de la muerte repentina.

OTRAS FIESTAS

SAN JUAN

Hace años, sin acostarse y antes de amanecer, se iba a las fuentes cercanas al pueblo o al río para lavarse y beber agua antes de que el sol la tocase, con el fin de protegerse de enfermedades cutáneas. también se iba porque era la única noche que mozos y mozas salían del pueblo de noche, solos y sin ser mal vistos.

Las abuelas y las nietas pequeñas, también al amanecer, iban a recoger flores y plantas, que se dejaban secar en los graneros para luego utilizarse como infusiones, cataplasmas, para curar o prevenir enfermedades de personas y animales o para alejar malos espíritus.

LA JOTA

La jota se canta en diversidad de ambientes: realizando las faenas del campo, en fiestas familiares, con o sin acompañamiento de rondalla, como acompañamiento de baile…

La estrofa que sirve para soporte literario recibe diferentes denominaciones: copla, canción, cantar, canta, cantica… La seguidilla se usa en la jota como estribillo, siguiendo a la copla.

La jota es interpretada la mayor parte de las veces por un cantador; existen tonadas específicas para ser cantadas a dúo, lo que exige perfecto entendimiento entre los cantadores. La interpretación sucesiva y alternante por dos cantadores (hombre y mujer) constituye la “jota de picadillo”.

Los tres cantadores de mayor significación en la historia reciente aragonesa son José Iranzo “El pastor de Andorra, José Oto y Jesús Gracia.

Bibliografía

“Datos históricos sobre Andorra y Capítulo. 1926” de Mosén Generoso Vázquez Lacasa, manuscrito a partir del cual se publicó el libro “Datos históricos sobre la muy noble villa de Andorra”.

“Un siglo en la historia de la Villa de Andorra” de Juan César Montañés y Montañés. Inédito.

“Aragón, reyno de Christo y de María Santísima” de Fr. Roque Alberto Faci (1739).

“Bajo Aragón. Fiestas y tradiciones” de José Alberto Pellicer (1997).

“1922. Dance en honor a Santa Bárbara”. Texto del dance realizado en dicho año.

“Las fiestas antes eran así...” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 9 (septiembre de 1980).

“Santa Bárbara, 1922” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 10 (octubre de 1980), nº 12 (diciembre de 1980), nº 13 (enero de 1981), nº 14 (febrero de 1981), nº 15 (marzo de 1981), nº 16 (abril de 1981) y nº 17 (mayo de 1981).

“San Jorge, Aragón y los mozos de mi pueblo” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 16 (abril de 1981).

“El día de Santa Cruz dije mil veces: Jesús” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 18 (junio de 1981).

“Las Fiestas de nuestros abuelos”. Publicado en Cierzo nº 21 (septiembre de 1981).

“San Agustín, Patrono de los arrieros” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 23 (noviembre de 1981).

“Cosas de nuestra infancia” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 24 (diciembre de 1981).

“La Hermandad de Nuestro Padre San Francisco y la Corona” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 28 (marzo de 1982).

“La Fiesta de Santa Águeda” de Rosa Pérez y Peña Martínez. Publicado en Cierzo nº 38 (febrero de 1983).

“El viñedo en la economía andorrana (III)” de Ángel Cañada. Publicada en Cierzo nº 39 (marzo de 1983).

“Que ¡PA ISO SON LAS FIESTAS!” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 45 (septiembre de 1983).

“Las Navidades de Antaño” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 48 (diciembre de 1983).

“Pregón carnavalesco” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº 63 (marzo de 1985).

“La epidemia de cólera en 1885 (IV)” de Ángel Cañada. Publicado en Cierzo nº67 (julio de 1985).

“Cabodaño, que es buen año” de Cahiruleras. Publicado en Cierzo nº 82 (diciembre de 1987).

“Santa Águeda” de la Asociación de Amas de Casa. Publicado en Cierzo nº 84 (febrero de 1988).

“Las fiestas de San Macario. Año 1941” de Ramona Alquézar. Publicado en Cierzo nº 120 (febrero de 1991).

“San Roque” de la Asociación A.C.O.T.E. Publicado en Cierzo nº 170 (octubre de 1995)..

Departamento de investigación local y etnográfica de la UPA.

“La contornada” de CELAN. Cuaderno didáctico para el conocimiento de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos.

“Boletines de Cultura e Información” de CELAN.

“La Comarca Andorra-Sierra de Arcos” de CELAN. Cuadernos comarcanos nº 1.

Blog de Pascual Lecina.

“El Monasterio del Olivar y pueblos aledaños” de José Altaba Escorihuela.

"El pedestrismo en Aragón", editado por la Diputación General de Aragón. Zaragoza, 1987.

El Agua, Vida y Paisaje en las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y del Bajo Martín”, CELAN, CEBM y ADIBAMA. 2007.



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